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La lampara encendida

La columna dominical

Al norte de los sueños

Al norte de los sueños

Foto Jesús Alba Enatarriaga

España es variopinta: maneras de pensar, tradiciones, comidas, contrastes paisajísticos. Según subíamos, Zaragoza, Tudela, Pamplona, la tierra sedienta y de cereal se iba transfigurando. Matorrales, cultivos de maíz, las primeras montañas. Nuestro destino era Amaiur, junto a Elizondo, en el Valle de Baztan. Primero, una paradita en la costa navarro francesa, Dantxrinea, Urdax, donde comimos rodeados de grandes cristaleras y los montes de fondo.

Ya casi anochecido, Malkornea, casa rural a las afueras de Amaiur, donde Juanjo nos esperaba con los brazos abiertos, el silencio que invitaba al reposo y su gusto exquisito en la decoración: utensilios y muebles de nuestros abuelos junto a un ambiente oriental: cuadros, figuras, libros, discos selectos. Nos despertaban los pájaros y la música relajante en el salón.

El desayuno en Elizondo y carretera y manta al bosque de Kintoa (Quinto Real, por el diezmo de un quinto de ganado que debía pagarse a la Corona castellana). Hayas, robles, castaños, fresnos, pinos, abetos… donde el ciervo y el corzo conviven con el jabalí, y el águila con el ruiseñor o el martín pescador. Visitamos los restos de la Real Fábrica de Municiones de Eugi (siglo XVIII), en la que aparte de armas se dio forma a las puertas del Canal Imperial de Aragón.

A unos pocos kilómetros, en Orbaizeta, tomamos unas sabrosas albóndigas de potro, antes de dirigirnos al bellísimo paraíso de Irati, con todas las especies arbóreas del entorno. Terminamos el periplo diario en Saint Jean de Pied du Port, rinconcito francés, acompañados siempre de ganado vacuno, lanar y caballar.

San Juan de Luz y su mar sosegado al siguiente día. No seríamos los únicos turistas, en Biarritz ni un solo aparcamiento. Como contrapartida, Ziburu y su puerto, tan conectado a las cuevas de Zugarramurdi –tras la inspiradora visita al Senorio de Bertiz–: “Las leyendas de la localidad sitúan en este espacio natural la celebración de los aquelarres, las fiestas las fiestas rituales ligadas a las fuerzas de la naturaleza que la Inquisición española juzgó como culto demoniaco”. Espeluznante.

Urdax, Amaiur, Elizondo, Pamplona, Puente la Reina, Urtasun, Ujué, Castillo de Javier, Sos del Rey Católico… España es singular.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragon, "Tribuna", domingo 30 de julio de 2023).

Rompamos una lanza

Rompamos una lanza

Jorge Guillen y Aleixandre (dcha).Foto www.elmundo.es

Los últimos días de campaña se puso al rojo vivo, y me temo que la cosa continuará hasta el último voto por correo. Al rifirrafe entre Sánchez y Feijóo, los lapsus de Yolanda Díaz y el radicalismo híper extremista de Abascal, se abrieron nuevas posibilidades. Caídas y levantamientos contra reloj y remontadas; voto práctico mayoritario para no pactar, pactos y alianzas para situar al enemigo en la extrema derecha de la oposición; voto para evitar acuerdos y bipartidismos in aeternum PSOE-PP.

En cualquier caso, se abrían diversos escenarios. Ganar a uno y otro lado del fiel de la balanza. Buscar gobernabilidad en solitario o con entendimientos. Sacar investidura a la una, a las dos o a las tres.

Unos votarían para que nadie les quite lo logrado: eutanasia, aborto, la ley del sí es sí o la ley trans; vivienda económica para todos. Otros, para tirar por tierra al adversario; haciendo hincapié en la privacidad de los colegios, la atención sanitaria, la misma asistencia personal.

Cuando escribo estas líneas no se conocen aún los resultados. Lo que sí sabemos por experiencia es que nuestros políticos, algunos de ellos, no están sobre la tierra, con los ojos abiertos para ver. Hace poco saltaba a los medios el progresivo deterioro de la casa de Vicente Aleixandre, en la que se dieron cita de autores latinoamericanos, a los poetas del 27, la posguerra o los novísimos.

“Querido amigo Manolo: yo creo que hace meses que no tenía tus noticias. Y al punto, las mejores: dos libros. Tú en tu Zaragoza natal trabajas sin tregua y sin desfallecimiento”, escribía Vicente a Manuel Pinillos el 17 de marzo de 1960. Esos dos libros eran Débil tronco querido y Debajo del cielo.

Fue Carlos Bousoño, uno de los habituales contertulios, quien recibió cierta responsabilidad sobre el cuidado de la casa. Pero entre los herederos y la administración… ha salido a subasta pública. Pocos jóvenes, de esos que hoy reciben del Estado unos cuantos millones de euros por su mayoría de edad, saben que la casa de la calle Velingtonia se convirtió en un reducto de libertad en el túnel franquista. Su precio en el portal Idealista está en poco más de 4 millones.

La cultura es también memoria histórica. “Porque siento que este es el momento de olvidar lo que nos separó y pensar en lo que nos une”, canta Eva Amaral.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Opinión", martes 25 de julio de 2025).

Vacaciones de verano

Vacaciones de verano

Foto Cartel de la película

Veía el otro día la última película de Santiago Segura, coprotagonizada por Leo Harlem, a quien seguimos viendo en “Como Dios manda”, un ejecutivo depurado que se va humanizando en el departamento de Derechos Sociales e Igualdad.

En la línea de “Padre no hay más que uno” y “A todo tren”, esta comedia de Segura retrata a dos amigos, Óscar y Félix, avocados al paro y separados, que deciden llevarse a los niños a su empleo temporal como animadores infantiles en un hotel de lujo. Más hilarante y menos cruel, en según qué escenas, que “¡Vaya vacaciones!” de Víctor García León, tienen sin embargo un denominador común: la infancia y pre adolescencia vividas felizmente en familia.

En apariencia al menos. Porque ahí está la trampa y el cartón. Familias desestructuradas, mentiras más o menos piadosas, abrazos de grupo, relaciones múltiples. El teatro, la parodia, la picaresca de la vida.

El verano y la época de más luz van unidos también a los accidentes en piscinas, de tráfico o montaña; el calor nos exacerba, y en muchas parejas la crisis se acentúa precisamente en vacaciones. El sol no siempre pinta nuestra mejor sonrisa.

Quien piense que en período estival va a obtener más votos, éxito profesional y caída del desempleo, creo que se equivoca de cabo a rabo. ¿Dónde quedaron las corruptelas, el olvido de las víctimas, las leyes sacadas con sacacorchos, la subida de la luz, la falta de recursos y atención a la dependencia?

Podemos evadirnos jugando con los niños, yéndonos a la playa, el pueblo, el monte. Pero la realidad sigue siendo tozuda, la España vaciada quedará de nuevo más vacía a nuestra vuelta. ¿Quién devolverá la paz y la alegría a una madre que ha perdido al pequeño que esperaba?

Los peques lo comprenden todo. Un ere, las desavenencias entre papá y mamá, la nueva oportunidad que nos da la vida. “Vacaciones de verano para mí. / Caminando por la arena junto a ti. / Vacaciones de verano para mí. / Hoy mi vida comienza a despertar. / Hoy te he abierto la puerta sin llamar. / Hoy te tengo a mi lado y soy feliz”, decía la canción de Fórmula V. quizá la clave esté en hacernos un poco niños, y el “día de la bestia” no nos dominará. Tampoco en vacaciones.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 16 de julio de 2023).

Peregrinos

Peregrinos

Foto Jesús Alba Enarriaga

El pasado noviembre salíamos de Barajas al aeropuerto de Ben Gurión, en Tel-Aviv: Nazaret, Jerusalén, Ein Karem, Belén… Hace una semana partíamos de la cuna de María del Pilar, donde esta se hizo presente el año 40 a Santiago y sus condiscípulos, al santuario de Nuestra Señora de Lourdes, en el Pirineo francés. Enfermos, ancianos, dis-capacitados, voluntarios, peregrinos, responsables. Unas 400 personas cogíamos los autobuses rumbo a la Gruta de Massabielle, no precisamente tras un milagro físico. ¿Qué buscamos en masa en este tiempo de apatía y descreimiento?

Según la tradición católica, por tantos hoy ignorada, en mantillas o vuelta intencionadamente del revés, la madre de Jesús se nos muestra, generalmente a través de personas muy sencillas, en momentos puntuales de la historia, especialmente conflictivos. El Pilar, Lourdes, Fátima, Medjugorje… Hay siempre unos mensajes que los videntes deben transmitir. Aparte, miles de santuarios marianos por todo el mundo, y las sencillas ermitas de los pueblos, como la de la Virgen de la Dehesa en Velamazán, donde aún recuerdo los exvotos de las ofrendas y curaciones.

¿Piedad popular? ¿Opio del pueblo? ¿Agarrarse a un clavo ardiendo? ¿Fe sincera y evidencia de hechos contrastados? ¿Negocio en mezcolanza con intereses oscuros? Me lo he preguntado muchas veces, hasta noviembre pasado.

María era una mujer del pueblo, y a la vez culta, preparada desde niña para una misión. Lo descubrí en su tierra. Una tierra a la que unos cuantos jóvenes fueron para hacernos más fácil el camino a peregrinos con capacidades especiales y movilidad reducida. Nos sentimos felices, muy felices, unos ayudando a otros. ¿El paraíso recobrado? Lo he vuelto a ver en Lourdes.

Los médicos haciéndose peregrinos; los peregrinos, sabiéndose limitados; los enfermos sanando afectivamente; los más mayores sintiéndose revitalizados por el contacto con los jóvenes. Me encontré con un viejo amigo sacerdote, Ignacio Cendoya, que me diera la Primera Comunión en la parroquia de Begoña. Volví por un momento a mi niñez.

Cerrar círculos, para abrir otros nuevos. Seguir amándonos y entregándonos hasta la montaña, el río, el horizonte. En entornos católicos sinodales se habla hoy mucho del kerigma, el primer anuncio de la fe. ¿Y si el auténtico milagro está en compartir los panes de la vida, como Pablo Serrano? Quizá nos debamos reciclar.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 9 de julio de 2023).

Verano arco iris

Verano arco iris

Foto www.youtube.com

Chanquete, Julia, Pancho, Javi, Quique, Bea, Desi, Tito, Piraña. A nadie de nuestra generación, más jóvenes o más mayores, dejaron indiferentes aquellos entrañables personajes creados por Antonio Mercero padre, serie emitida por primera vez en televisión a principio de los 80. Por no hablar de colores, he recordado el grupo infantil Arco Iris –nada que ver con el grupo de rock argentino de finales de los 60–, que en el programa “Hola chicos” de María Luisa Seco (1985) interpretaba esta canción: “Ya no tendré miedo, / ya no tendré miedo, / si un día me pierdo / de mis papás. / Porque sé nombre / y mis apellidos, / y además la calle / donde yo vivo”.

¿Tenían color “Ábrete Sésamo” o “El libro gordo de Petete”? ¿Identificar a Carmen Sevilla con la dictadura y a la refunfuñona doña Rogelia con la etapa de la transición? Y quienes tenemos una edad de Matusalén, ¿cómo colorear a personajes en blanco y negro, como la familia Telerín o los Chiripitifláuticos? Valentina, Locomotoro, el capitán Tan Tan…

“Yo tenía un barquito chiquitito. / Yo tenía un barquito chiquitito. / Y aquel barquito, / aquel barquito, / aquel barquito / naufragó”. ¿Y los programas de iniciación a la música de los sábados por la mañana? Para los que no íbamos a la escuela, era todo un mundo.

Vale, a la Milá siempre se le vio un poquito el plumero. Pero no me imagino a Uri Geller doblando la cuchara a derecha ni a izquierda, en el programa de José María Íñigo; ni al propio presentador, con las entrevistas que realizaba. “Crónicas de un pueblo” reflejaba los problemas, nada nimios, de una España todavía no vaciada. Es cierto que don Cicuta fue el origen de los Tacañones, pero no pertenecía a ningún otro grupúsculo. Y Eurovisión nunca estuvo politizada en aquellos años, o que éramos demasiado niños.

Hoy veo a los malpensados, a muchos peques despiertos, a las niñas que juegan a ser o no mamás nada más dejar las muñecas, a quienes temen tirados sus derechos en el contenedor… Del azul al arco iris identifican toda una gama ideológica, de choques, intereses e intenciones. Y, sin embargo, son solo colores, impresiones la luz en nuestros órganos visuales. “Y es que en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira” (Ramón de Campoamor).

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 4 de julio de 2023).

Doña Rogelia

Doña Rogelia

Foto www.lavanguardia.com

Daisy, Nicol, Rodolfo, Doña Rogelia, por orden de aparición en la escena de nuestras vidas. Podrían formar parejas antagónicas: la niña pizpireta frente a la vieja cascarrabias, el pato macho conquistador frente al león afeminado. Desde antes de la transición, han cumplido los 50 sobre las tablas. Y es que cobraron vida nada más nacer.

Mari Carmen y sus muñecos tenían personalidades y caracteres diferentes, o así los percibimos. Ahora, eternos ya en la memoria y el corazón de cada uno de nosotros, ¿nos atrevemos a ponerles voz?

No he visto las últimas actuaciones de Mari Carmen tras la pandemia. Pero me imagino a Daisy denunciando, con su típico humor y aparente inocencia, su falta de libertad como mujer, frente a esos novietes de pasada que quieren controlarte hasta el móvil. Se cuidaría mucho de volver tarde a casa y contar cuentecillos infantiles, por si le salía una manada de esas o tenía un pinchazo que la evadiese a las nubes. Y ante el rabioso debate de mi cuerpo es mío, creo que defendería la vida a todas luces.

Quizá el pato Nicol debiera reprimir sus manifestaciones de macho orgulloso de sus atributos e impertérrito don Juan, si quería evitar el asedio de las feministas más acérrimas. Y puede que sus piropos a la mujer se hiciesen más poéticos, de caballero andante y cancionero, menos directos y soeces.

¿Saldrá Rodolfo del armario y se unirá al orgullo LGTB? ¿O, tímido como siempre ha sido, prefiere el refugio de Carmela, su idolatrada amiga y protectora? En cualquier caso, seguirá despertándonos ternura.

Nuestra diva fue Doña Rogelia. Nos apiñábamos toda la familia junto a la televisión cuando hacía acto de presencia. ¡Qué recuerdos! Natural de Orejilla del Sordete, nariguda y mala leche, como ella misma se definía. ¿Seguirá recordando su viaje de bodas y a su Ildefonso, que nunca la cató? ¿O se comprometerá con la España vaciada, los cachivaches y las redes que hay que implementar en pueblos como el suyo para no quedarse atrás? Doña Rogelia siempre fue recalcitrante y testaruda hasta dejarse oír.

Pero hay algo más. Nos recuerda a nuestras abuelas más mayores, en un país cada vez más envejecido, más sordas y desmemoriadas. No era su caso. ¿Asistirá a las convocatorias por la subida de pensiones?

Escuchémoslos. La niña y la anciana, el pato y el león, tienen hoy mucho que decirnos. Siguen teniendo voz.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 25 de junio de 2’023).

Contra viento y marea

Contra viento y marea

Foto Jesús Alba Enatarriaga

Muchos nos precedieron en la palabra. “En el aire del sano instante, / a contradesamor, con inocencia, / con primitiva luz, / floreciendo en el lado más antiguo / del hombre que le escucha, / estalla una palabra prisionera” (Manuel Pinillos, Viento y marea).

Versos escritos entre la primera y la segunda generación de posguerra (1968), lo existencialista y la denuncia social; sin atisbar siquiera la transición, la revolución digital del 2000 ni una inteligencia artificial que podría devolver la voz y el canto al poeta. Tan universales como son. Divulgar la república de las letras contra viento y marea no sabe de generaciones ni partidos.

Ignoro el futuro de Echenique tras los resultados del 23-J. Aun con todo, no le será costoso regresar a sus despachos y su vivienda en Zaragoza, ni en materia de transporte o asistencia. Lo suyo le ha costado ese estatus. Y eso que vamos ganando puntos por momentos. Reconozco que los viajes en coche a Soria, y en AVE a la 82 Feria del Libro de Madrid, han sido confortables. Amén de del descuento por tarjeta dorada, servicio de Atendo o asiento H para silla. Aunque Teresa Perales prefiera Iryo, mucho más económico.

Para viajar, siempre opto por la silla manual, más versátil si hay algún escalón en el restaurante, cualquier centro comercial o la propia caseta. En Madrid ningún problema, en mis firmas y encuentro con amigos y escritores. Mucho hemos avanzado desde la creación del Movimiento y la Oficina de Vida Independiente, subvencionada por la Comunidad.

También pude observar, en mi presentación en el Club Braillle de ONCE Aragón, que los ciegos no tienen barreras, ya sea leyendo con las yemas de los dedos, su lector epud o en audiolibro. Leen bastante más que cualquier vidente.

Lo sorprendente e impresionante fueron las casetas de libros del parque José Antonio Labordeta, recicladas a su vez de la venta y exposición de flores la semana anterior. Puerta estrecha, escalón, mostrador alto. “Échese un poco más atrás con su mesita para no molestar”, me dijo uno de los responsables. Que sea el último año. “Cantemos, sí -entre todos los que somos / seres de impulso caminante-, / al hecho de querer estar marchando” (Manuel Pinillos).

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 18 de junio de 2023).

El libro y sus ferias

El libro y sus ferias

Foto Bernardina Sobrino

Dicen que la Feria del Libro es una fiesta, un encuentro de los lectores con su autor, un volver a ver a los amigos, un descubrir. Hasta este año no lo había vivido tan de cerca.

Comenzaba el domingo en Madrid, la segunda vez que editorial Verbum me invita a su caseta –la 271, allí hay más de 500, un pequeño gran monstruo literario entre la realidad y la ficción–, con Pájaros de silencio y El ramito de azahar. Un lujo compartir con otros escritores: Rosa Montero y La desconocida, novela negra escrita a cuatro manos que intenta desvelar la identidad de una joven en un contenedor; Pedro Mozas Rello, periodista descendiente de Velamazán, su pueblo y el mío, con Cybercrucis, su segunda novela; o el majorero –natural de Fuerteventura– Carlos David Gutiérrez Robayna, que narra en Tres tes las intrigas en el recién abandonado Sáhara de 1975.

Amigos de la infancia, paisanos del pueblo de mis padres, coperegrinos del viaje a Tierra Santa, compañeros del alma, admiradores a los que tanto admiro, lectores anónimos. Fueron veladas y un fin de semana intenso. Hasta que el pasado martes tuve otra alegría en el Club Braille de ONCE Aragón: Ana Alcolea presentaba la transcripción de mi novela, mientras Carmen Santaliestra interpretaba el poema de Tránsito dedicado a mi abuela y a Federica, por ella musicado. ¿Ven más allá los ciegos?

Jueves, firma en Libros del Innombrable, con Raúl Herrero, de los volúmenes de nuestra colección Joseph Merrick de diversidad funcional, y el poemario místico erótico, en definición de Antón Castro, La manzana o el vértigo. Y ayer sábado, junto a mis compañeros de la Asociación Aragonesa de Escritores, mi trilogía de la España vaciada o la memoria plena: Pájaros de silencio, Tránsito, El ramito de azahar.

Ana Cristina García, Javier Lahoz, Manuel Martínez Forega, David de Pregunta, amigos, la vecina del quinto… y María José, psicopedagoga que trabaja con niños y personas con capacidades especiales. Como broche de oro, la reedición de Concierto al atardecer, última novela de Ildefonso-Manuel Gil, preparada por mi compañero de fatigas Manuel Hernández Martínez. Volvimos a encontrarnos la promoción.

Todo está en los libros.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 11 de junio de 2023).

¿De dónde viene el viento?

¿De dónde viene el viento?

Foto Heraldo de Aragón

“Lo importante es saber por dónde viene el viento”, afirma Mitaro, uno de los tres estrambóticos hombres del paraguas, en la obra teatral Fando y Lis, de Fernando Arrabal. Y acaso no ande tan descaminado.

¿Por dónde vinieron los vientos que han dado un vuelco a la situación? Del bipartidismo se pasó a los partidos populistas de uno u otro bando, normalmente extremos. Y ahora una vuelta de tuerca y otra vez a empezar. ¿O quizá no?

De todos es sabido que en Zaragoza sopla mucho el cierzo, como en muchos pueblos de la Soria vaciada el redondillo, y que las aguas no siempre vuelven a su cauce, ahora menos que nunca. ¿De dónde sopla el viento que hace virar de golpe el deseo de las gentes?

 Veleta: “Pieza de metal, ordinariamente en forma de saeta, que se coloca en lo alto de un edificio, de modo que pueda girar alrededor de un eje vertical impulsada por el viento, y que sirve para señalar la dirección de este” (Diccionario de la lengua española). Pero también: “Persona inconstante y mudable”. Cambiar de dirección obedece a un por qué, no viene del capricho. Aunque nos encontremos con un cuerpo socialmente escorado, disforme.

Algunas se despiden, confesando haberse dejado lo mejor de sus años en bien de la ciudadanía. Otros culpan a los socios de turno, echan balones fuera; o buscan alianzas falsamente altruistas para sobrevivir. Y hay quienes dan largas a pactar, por eso de arrimar cada cual el ascua a su sardina.

Pero a estas alturas de la película, dirigir el timón a derecha o a izquierda nos puede despertar fantasmas trasnochados. ¿De dónde sopla el viento que apuesta por la vida, la familia, una vivienda digna? ¿Cultura enlatada en una u otra marca? ¿Mejor sanidad pública, o que estudien los niños en colegios concertados?

Es cierto que cambiar “disminuidos” por “personas con discapacidad” va a retrasarse, como en cuestiones de dependencia y derechos. Todo lleva su tiempo, y más en una debacle o un cambio de sentido de la brújula. ¿Dónde se van tantas energías, tanto trabajo de años? “Eso es, saber por dónde viene el viento. (…) Y por dónde se va después de haber venido”, concluye Namur, otro de los hombres del paraguas.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 4 de junio de 2023).

Pentecostés electoral

Pentecostés electoral

Foto www.significados.com

Significa “quincuagésimo”. Para los judíos, cincuenta días de la entrega a Moisés de las Tablas de la Ley en el monte Sinai. Para los cristianos, pasados cincuenta días tras la resurrección de Cristo, con la venida del Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia. Pascuas y fechas para celebrar, en un mundo no demasiado religioso, o por contra integrista.

Suman 140 palestinos asesinados en Tierra Santa en este año, y más que rifirrafe entre unos y otros es la eterna pesadilla de nunca acabar. Tampoco los seguidores de Jesús de Nazaret corren mejor suerte en países y entornos islamistas; millones de niñas iranís corren el riesgo de ser envenenadas; y en Afganistán, los condenados son flagelados en público por delito de robo, huida del hogar, alcohol, droga, homosexualidad o relaciones extra matrimoniales. Ucrania sigue en pie de guerra, familias y ciudades desoladoramente destruidas. Y el mundo conocido se nos hunde, literalmente, como la barca en el mar de Galilea.

Las aguas están revueltas, más que nunca, o eso parece. Grecia vuelve a ir a las urnas; y en tal contexto europeo y mundial volvemos a elegir a nuestros representantes municipales y autonómicos. Secuestro de concejales, compra de votos, trapicheos… Al pueblo le interesa la cesta de la compra, la bajada de la luz, el acceso a la vivienda, una buena sanidad o la gestión del agua en tiempos de sequía, esas “peccatas minutas” que son el devenir nuestro de cada día.

Y algo hemos ganado en visibilidad las personas con diversidad funcional. Raquel, aquejada de ela, y esta misma servidora, fuimos llamadas a la suplencia de una mesa electoral; y cierto partido, cuyo nombre no viene a cuento acordarme, me propuso incluirme en su lista por eso de la paridad. Médicamente hablando, es otro gran avance que un interfaz cerebro-ordenador devuelva el deambular a un gran dependiente medular. Queda esperanza.

Falta mucho fuego que encender. “Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: ¡La paz con vosotros!” (Jn. 20, 19). Hoy tenemos una nueva oportunidad de abrir una ventana y escuchar un zureo de palomas.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 28 de mayo de 2023).

¿La pandemia es historia?

¿La pandemia es historia?

Foto www.cnnespanol.cnn.com

“La OMS ha anunciado este viernes, más de tres años y siete millones de muertos después, el fin de la emergencia sanitaria de importancia global por SARS-CoV-2”. Muchos pudimos tomarnos la noticia alegremente, en todos los sentidos de la palabra. Sin embargo, su propio director insiste en que lo peor puede ser bajar la guardia, desmantelar el sistema sanitario de un país o transmitir a la población que la covid-19 ya no debe preocuparnos.

Pandemia: Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región (Diccionario de la lengua española). La situación se ha optimizado enormemente, pero son 630.000 nuevos casos, 3500 fallecidos en la última semana de abril. En España cumplimos el protocolo: mascarillas en centros sanitarios y residencias, aislamiento al mínimo síntoma, vacunación estacional de los grupos de riesgo… Todos sabemos de casos en nuestro entorno. Seguimos enfermando y muriéndonos, aunque no esté tan de moda.

Impacto económico, turístico, de relaciones internacionales, psicológico, educativo… en todas las edades y más en los países, familias y personas más pobres. La covid permanente quizá no tenga cura. ¿Y los que despidieron a sus seres queridos en la más absoluta soledad? “Visualicé lo peor, el tratamiento aséptico de mi pobre cadáver, la incapacidad de reunión para celebrar la vida y la muerte… pero, sobre todo, sufrí por el sufrimiento de los demás” (José Carlos Bermejo, La esperanza en tiempo de coronavirus).

La violencia doméstica aumentó en esos meses, como los trastornos depresivos y el suicidio. Hogares y residencias de mayores se volvieron lugares más seguros, pero tétricos y solitarios, pese a las videollamadas de los nietos. Y aunque no sea políticamente correcto, personas con diversidad funcional y ancianos institucionalizados la pagaron.

Los niños con retraso de lenguaje por la pandemia arrastran problemas de comprensión lectora. Mi madre no volvió a salir sola de casa, comenzó su camino de retorno. ¿Pandemia o situación endémica? La línea es demasiado frágil.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 21 de mayo de 2023).

Agua y vida

Agua y vida

Foto Oliver Duch/Heraldo

Siempre creímos que el agua sale de los grifos, podíamos bañarnos cuando nos apetecía y darnos un chapuzón en la piscina. Se nos olvida que cuando nuestras abuelas, en muchos pueblos, se iba por agua a la fuente, y a lavar a la charca o al arroyo más próximo. Y aunque la hubiera en casa, se la traía en el botijo, mucho más fresca. Que también al abuelo le gustaba más el vino en bota y en porrón.

Y hay países, hoy mucho más cercanos por la globalización y los movimientos migratorios, sin agua en las casas. En los que niñas y mujeres tienen que ir a buscarla a kilómetros. Eso si no hay guerra o inundaciones. “Llueve inmisericorde, gota a gota, / sobre el cráneo hendido de los ángeles; / y palomas manchadas / llevan ramitas rotas en el pico de sierra afiladísima” (Pájaros de silencio).

La historia de la vida es la historia de las aguas, los  ríos, afluentes y embalses, de una  comunidad. Nada que ver la crecida catastrófica del Ebro, y sus zonas urbanas y rurales y de cosecha de 2018, con la sequía extrema de estos dos últimos años. Habrá que tomar ducha en vez de baño, cerrar mientras nos lavamos los dientes, caminar un poco más hasta encontrar una piscina abierta. A ver si los gobiernos ponen también su grano para que esto no siga calentándose y esté que arda. Cuarenta grados a finales de abril es de locura colectiva.

Girasol, cereales, leguminosas, maíz, alimentos para animales de granja y domésticos, productos lácteos… ¿Tendremos leche y pan? Primero la pandemia, luego la guerra, hoy la sequía. ¿Los siete años de las vacas flacas? ¿Las diez plagas de Egipto? Ahora nadie sueña en metáforas bíblicas, pero los temores y tanto sufrimiento permanecen.

“Conversión del agua en sangre; plaga de ranas; plaga de mosquitos (piojos o pulgas); plaga de tábanos (moscas); peste del ganado; úlceras; granizo ígneo; plaga de langostas; tinieblas y muerte de los primogénitos”. Contaminación de las aguas, picaduras de insectos, enfermedades e infecciones, erupción de volcanes, noche oscura. Son relatos del Éxodo, no titulares periodísticos de esta primavera.

Lo cierto es que somos agua: “Fueron muriendo estrellas, reproduciéndose / los seres sublunares por esporas. / Y un día, a años luz del primer fogonazo, / me supe sumergida y eternamente amada: / mi madre estaba a punto de alúmbrame” (Tránsito). No es una cuestión de mínimos.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 14 de mayo de 2023).

Mi madre

Mi madre

Foto archivo familiar

Fue una de esas mujeres que migraron del campo a la ciudad, como las protagonistas de mi última novela, El ramito de azahar. Mi padre se quedaría aquí terminada la mili, y fueron escribiéndose, relacionándose, en un tiempo todavía sin teléfonos ni apenas libertad. Los Reyes nunca le llevaron aquel abrigo que tanto deseaba en un invierno de témpanos y churlitos. Sí hay fotografías de una boda en blanco y negro, entre adobes y hierbas de corral, pero con mucho amor. Sus padres asistirían desde el cielo.

Y se vinieron a Zaragoza, a un piso sin ascensor y con solo una estufa, en las Delicias. Con una mesa, dos sillas supongo al principio, un colchón y mi cunita, junto a la cocina de carbón. Dicen que era bonita, que nadie preveía un retraso motórico, pese a que los médicos cometieron con nosotras un error imperdonable, que ya no cometerían cuando nacieron mis hermanos. Comía mal y cogía muchas anginas, pero no paraba, ni de hablar ni con la cabecica –me inventaba poemas y jeroglíficos–, ni de ir por la casa de un lado a otro, de rodillas.

“No te levantarás de ese sillón si no te lees otra hoja de la cartilla”, me decía mi madre, siempre exigente y cálida. Ella solo pudo aprender las primeras letras, hasta los 14 o menos. Pero estaba ahí, con su sabiduría innata: “Tu madre, aquellos párpados de azucena y escarcha, / siempre estaba contigo: / compañera en la noche del desvelo / y a la sombra apacible de los días felices” (Epifanía de la luz).

Ella, puerto seguro de mis primeros pasos, que truncó el sarampión. La gimnasia, cuando íbamos a ver al tío a los Viveros o a Correos a papá, y vuelta a subir a un cuarto piso. Se ponía a la altura de cada hijo, su edad y circunstancia; y cuando traíamos a casa a los amigos era madre de todos.

Nos hicimos mayores. Ayudó a envejecer a sus hermanos, calmosa e intuitiva, dejando discurrir la arena del reloj. Y empezó a atardecer, los nietos le encendieron la luna y las estrellas, a cambio de una poca merienda y algunas chuches. La pandemia hizo su labor. “Ahora, tres décadas después, / cuando miro los ojos de mi madre, / es la abuela quien vuelve del olvido” (Tránsito).

Hoy compartimos la memoria, regresamos al pueblo de la mano, nos damos un beso cada noche. Sigue siendo mi madre, la de siempre, y lo seguirá siendo cuando yo esté a punto de cumplir sus 90. Es ley de vida.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Triiibuna", domingo 7 de mayo de 2023).

¿Vida más allá?

¿Vida más allá?

Foto www.eldiario.es

Siria, Afganistán, Venezuela, conflicto israelí palestino, Ucrania frente a Rusia, ahora Sudán. La clave siempre está en las alianzas y los enfrentamientos de poder. Quienes lo enarbolan, nuevos Hítleres del tercer milenio, ignoran y masacran a los más inocentes sufridores: civiles, ancianos y niños, mujeres y madres de familia, que lo único que desean en preservar su íntimo paraíso cotidiano. Nada nuevo bajo este sol calenturiento de abril del 23 que nos va desecando planeta y corazón.

Lo mismo da que sus gerifaltes sean Omar al-Bashir, Abdel Fattah al-Burhan o Mohamed Hamdan Dagalo. Una dictadura sucederá a otra, en un país seccionado por los conflictos intestinos desde su independencia en 1956, habitado por el desierto y la sabana, preeminentemente agrícola y musulmán, y en el que la escolarización llega solo a un 40% de sus niños  y jóvenes. La investigación, la riqueza y diversidad de etnias y la belleza de la música tradicional quedan oscurecidas por la barbarie.

Estados Unidos y Arabia Saudí dieron el primer aviso, un alto el fuego, la posibilidad de evacuar a víctimas de guerra y lesa humanidad a horas vista, y salir del infierno. Francia, Alemania, Italia, Bélgica o Países Bajos; Grecia, India, Corea del Sur. Por su parte, aviones de nuestras bases fletaron a 200 militares voluntarios españoles, latinos y europeos, y pusieron su granito de arena para paliar la pesadilla, réplica de la sufrida hace más de 20 años en Daftur y otras ciudades sudanesas.

Ahora el encarnizamiento es más fuerte en Jartum, la capital. A los hospitales no llegan medicinas ni material quirúrgico; sin agua, luz ni suministro eléctrico. Son momentos de huir sin mirar atrás y salir con lo puesto, como en tantas guerras: “Una bomba cayó en la sacristía y recogimos nuestras cosas para largarnos”, relataba el misionero Parladé, de 81 años y 50 en el país. Diplomáticos y extranjeros de diferentes profesiones abandonan Sudán, mientras los sudaneses de a pie escapan o perviven como pueden.

Egipto, Sudán del Sur o Chad son los países más cercanos. A oscuras y de noche, como los místicos, contaba el capitán zaragozano Carlos Miraz que accedieron al aeropuerto de Jartum. Países conflictivos, situaciones límites, ante los que una siempre se pregunta: ¿Cómo sobrevivir con una discapacidad? ¿Se retorna al paraíso en la diáspora? Me queda el beneficio de la duda.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 30 de abril de 2023).

¿Una nueva vida?

¿Una nueva vida?

Foto Instagram

“Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó. Y los bendijo Dios con estas palabras: ’Sed fecundos y multiplicaos”” (Génesis 1, 27-28). Al margen del hermoso relato bíblico que se lee en la Vigilia pascual, yo siempre me pregunté cómo se reproducirían los primeros homínidos hacen millones de años. ¿De forma endogámica? Como mucho, si una hembra no pudiera amamantar, otra le prestaría la leche materna a su cría. Y desde luego la selección natural nos hizo sobrevivir.

A estas alturas de la historia humana, los papeles tribales quedaron más que superados. El esquema familiar que venía repitiéndose de los romanos a nuestras abuelas ha quedado obsoleto. Y traer a la vida a un nuevo ser no siempre está íntimamente relacionado con realizar el coito, follar o hacer el amor.

Tema harto complejo. Hay gustos para todos los colores y hoy familias de todos los estilos. Sin embargo, tradicional en ese aspecto como soy, me gusta preservar el bienestar y la felicidad del niño –quizá porque conmigo así lo hicieron–. Que crezca con papá y mamá, sus hermanos, sus abuelos, sus tíos…

Estas últimas semanas, ha estado en boga el tema de los vientres de alquiler, traído por una famosa actriz que, como acostumbra, ha ido un poquito más allá. Una madre donante de las células, una madre gestante biológica y la madre legal, que resulta ser la abuela. Un padre con el semen congelado, fallecido hace dos años, y la imposibilidad de inseminar a su pareja, a la que nadie conoció.

¿Qué hay tras de todo ello, aparte de los tiras y aflojas y las contradicciones de unas y otras facciones ideológicas? ¿Una nueva cortina de humo enmascarada de humanidad y respeto al hijo muerto? Se obvia la adopción de niñas de la guerra. Innecesaria. La selección de células y embriones pasa a ser algo lógica y psicológicamente natural. Nadie habla de compra-venta, sino de buena voluntad de cumplir los deseos del fallecido.

Hubo un tiempo remoto en el que elegir esclavos era prebenda de señores con posibles. Hoy es un derecho, y no un lastre humano, el poder abortar la vida humana de un cigoto, un embrión o un feto ya formado. Pienso que la paternidad y la abuelidad no pueden adquirirse con solo unos genes. Hay cosas que no son de natura, pese a la libertad humana y a la técnica.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 23 de abril de 2023).

La tía Milagros

La tía Milagros

Foto Jesús Alba Enatarriaga

Hoy domingo concluye la octava de Pascua, con sabrosas lecturas en torno al encuentro del Resucitado con sus discípulas y discípulos más queridos; con sabor todavía a cocina y a dulces típicos de Semana Santa, entreverados con huevos y chocolates pascuales, delicia de niños y mayores. Torrijas, buñuelos, pestiños de azúcar, leche frita; sangría, o limonada en la zona de Soria; pantxineta, canutillos con chocolate y crema, tejas con helado en Euskadi… La gastronomía tiene también sus mapas y su orografía peculiar.

Entre el monte Igueldo y el Urgull se divisa la isla de Santa Clara. Siguiendo hacia el Peine de los Vientos, en la montaña, encontramos la casa de Chillida. Y hacia el otro lado, junto al Funicular, el que fue restaurante Villa San Martín, desde cuya mesa central del mirador los célebres comensales podían contemplar las playas de Ondarreta y de La Concha, atisbar sin demasiado esfuerzo el barrio del Antiguo y el mercado de La Bretxa, o el puerto un poco más allá.

Parece una vida de película la de tía Milagros, de esas escritas e interpretadas por tantos guionistas, directores y actores, que en un momento u otro pasaron por su casa durante el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Woody Allen, Robert De Niro, Richard Gere, Julian Schnabel o Federico Luppi son algunos de ellos. Pero también cantantes, escritores, políticos, gentes de la farándula y del buen yantar.

El aita y la ama, sus padres, trabajaban en una modesta caseta del ferrocarril entre Ikazteguieta y Tolosa; y ahí nacieron los hijos, un varón y seis hembras. La vida no era fácil. Milagros comienza a servir con 13 años en Villa Consuelo (Donosti), a cambio de manutención. Voluntad y trabajo, compaginó la familia y los sueños. Junto al esposo creó su primer bar de pinchos, el Azelain, en Tolosa, luego el Aldaba en la capital –sierra de Aralar y monte Txindoki de referencia– y el San Martín.

Alubias con sacramentos, marmitako, txangurro a la donostiarra, txuleta a la parrilla, las mejores carnes y pescados, ensaladas… Este pasado verano me invitó a su villa: recuerdos familiares y fotografías de los nietos, junto a las instantáneas con lo mejor de Hollywood; imágenes de santos, gnomos en el jardín. Se quedó despidiéndonos y sonriendo tras el mirador iluminado. Sus cenizas reposan en su edén. Ella nos sigue preparando, como Jesús, el mejor pescado. Nuestro pequeño txoco.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 16 de abril de 2023).

Las tres pascuas

Las tres pascuas

Foto Jesús Alba Enatarriaga

Los judíos siguen celebrando el “Pésaj”, el triunfo en el Mar Rojo. “Extendió Moisés su mano sobre el mar, y al rayar el alba volvió el mar a su lecho; de modo que los egipcios, al querer huir, se vieron frente a las aguas” (Ex. 14, 22). Continúan sentándose a la gran mesa familiar, invitando a huéspedes sin familia, tomando el cordero con las hierbas amargas y el “Matzá” o pan ácimo, leyendo la “Hagadá” (relato de la liberación), y esperando al Mesías. Lo prescribe la Torá. Este año del día 5 al 13 de abril.

Los primeros discípulos, armenios, se aposentaron hacia el 300 d. C. Hoy perduran en sus cantos, su seminario y sus objetos artesanales. Y es que los cristianos ortodoxos orientales, que celebran su Pascua una semana después, precedieron a los católicos latinos. Pero en Jerusalén todo es remembranza del dolor, sabor a Vía Dolorosa, retorno a Getsemaní, la casa  de Caifás, la Fortaleza Antonia o el Gólgota. Aloe de la Piedra sagrada de la Unción y esa íntima luz de la rueda corrida en el jardín bajo el Santo Sepulcro, contra toda mentira: “… advirtiéndoles: Decid que sus discípulos vinieron de noche y lo robaron, mientras nosotros dormíamos” (Mt. 28, 13).

En el siglo VII, los hijos del Profeta tomaran Tierra Santa, y el Ramadán y el ayuno diurno, con sus otros pilares, convivieron con las pascuas cristiana y judía; si bien con miseria y persecución. Carne, vegetales y pocos dátiles y dulces, al albor y al poniente, cuando los varones salen y vuelven a hurtadillas de ganarse el pan, de terreno palestino a israelí. El mes de la revelación a Mahoma, del perdón, la apertura y la primavera. De la última luna del octavo mes según el calendario islámico a la primera del noveno (23 me marzo a 29 de abril). Y un gozo pleno: “¡Oh, pueblo nuestro! Si obedecéis al Mensajero de Al-lah y creéis en él, vuestro Señor os Perdonará las faltas y os Salvará de un castigo doloroso” (Corán 31:46).

Mis compañeros de peregrinación han vuelto a Tierra Santa, en este tiempo de pasión, bajo la misma luna llena. Me imagino a Mahoma ascendiendo al cielo en un caballo alado. Visualizo a Jesús que vuelve al Lago con sus amigos, pescando, conversando, celebrando. Contemplo los huesos de los muertos, cara  a la Puerta Dorada, esperando ser resucitados. Maestros en paciencia y esperanza.

Ojalá en la mezquita de Al-Aqsa y en la parte occidental del Muro pueda orarse en paz. ¿Viviremos?

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 9 de abril de 2023).

Almendros de pasión

Almendros de pasión

Foto: "Y el almendro floreció", óleo de Isabel Guerra.

Se anticipó el calor y hemos tenido los primeros incendios forestales en marzo. La cesta de la compra sigue subiendo y las guerras no paran; continúan llegando inmigrantes indiscriminados, y menores, a costas italianas y españolas, con peligro de muerte. Mientras los jóvenes y no tan jóvenes siguen manifestándose por cambiar de sexo, el derecho a abortar la vida o jubilarse a los 62. ¿Por cuidar de los nietos, quienes tengan, o viajar a nuevos exoplanetas sin cortapisas?

La humanidad no hemos cambiado tanto, desde la masacre de los inocentes en Bethlehem, la decapitación de Juan Bautista o la crucifixión de Cristo Jesús. La práctica está vigente en países islámicos extremistas, contra reductos de cristianos o la gran mayoría de mujeres que no acatan las órdenes. Pero sí avanzamos tecnológicamente.

Mientras mis amigas ucranianas siguen sobreviviendo como pueden en un país lejano, cientos de heridos son acogidos en Europa y los niños se han quedado sin papás, escuelas ni sonrisa, el “magnánimo” Putin firma un concienzudo acuerdo con Bielorrusia para desplegar “inofensivas” armas nucleares tácticas. La espada de Damocles pende sobre nuestras cabezas, lleva pendiendo mucho tiempo.

¿Qué pasaría si se escapa una pequeña explosión? Aunque fuese a una central nuclear, un emporio industrial o un núcleo urbano. Seguramente afectaría a uno cuantos miles de personas. ¿Cuánto pesa la vida en la balanza del poder?

El otro foco de pasión, y de agonía, es Netanyahu, enfrentado tanto al enemigo palestino como al propio ejército israelí. Las manifestaciones populares in crescendo y la negativa de soldados no ultras pueden poner en jaque al presidente. Y a una le da tristeza y cierto pavor que este año, cuando coinciden la luna llena de Nisam, la Pascua cristiana y el Ramadán, no puedan celebrarse en una paz relativa.

Desde que Atenea transformara a Fílide, hija del rey Midas, en almendro y acariciado el cadáver por su enamorado Acamonte floreciese, pasó a simbolizar amor eterno. Según el cristianismo y la tradición teresiana, este árbol simboliza asimismo inmortalidad, como vemos en el óleo de sor Isabel Guerra “Y el almendro floreció. Muerte de santa Teresa de Jesús”. Bellísimo y efímero al mismo tiempo, como la mariposa o la flor de los cerezos japoneses en Nueva York.

¿Trasunto de la vida, la muerte y la resurrección? Así también a nivel social.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 2 de abril de 2023).

Mi querida facultad

Mi querida facultad

Foto www.heraldo.es

Fue el año del mundial de fútbol, que Simón ya no pudo ver por su distrofia muscular. El verano que me dio por leer a nuestros poetas de siempre –Bécquer, Juan Ramón, Machado–. Un otoño ilusionante, con ganas ya de conocer el pasillo y las aulas donde iba a dar mis primeras clases presenciales en un centro educativo.

Cristina fue la primera en ofrecerse a subirme las escaleras del Aula Magna II. Manuel, Elena, María José, Carlos, Carmen, Teresa… todos me ayudaron a partir de ese momento –temo dejarme a alguien–. María Antonia Martín Zorraquino nos recibió efusivamente. D. Félix Monge –señoritas, caballeros–; José-Carlos Mainer, que acabaría siendo mi director de tesis; Aurora Egido, cuyos exámenes con la máquina eléctrica me duraban hasta 8 horas…

Nuestro periplo iba de Filosofía y Letras o Filología al Interfacultades y Geológicas. Y el tío Fermín, ya jubilado, se convirtió en un compañero más, todos lo conocían de llevarme a clase –la risa que nos dábamos cundo los aspersores del campus nos mojaban–. Los felices 80.

Mi silla, como la mayoría de las sillas de ruedas de esos años, era manual. No se había adaptado apenas ninguna facultad –salvo la rampa “asesina” que unía el pabellón de Filología–, ni se había creado el Servicio de Atención a la Discapacidad. ¿Dónde los ordenadores? ¿Y los móviles?

El otro día se presentaba la nueva facultad de Filosofía, con espacios más amplios, sus grandes ventanales acristalados, sus pasillos, con más luz aún si cabe si cabe y sus bancos corridos, sus aulas adaptadas a las necesidades y la nueva Aula Magna, los enchufes para cada portátil y el mural de Ángel Grávalos, que se mantiene.

La verdad es que hacía falta, que fue en 1941 cuando se trajo de la Magdalena. Se nos caía encima. Y volverá a llenarse de las y los jóvenes, de profesores, de ilusiones y nervios. Acaso con menos exigencias académicas, con más opciones, ahora que la Universidad de Zaragoza se complementa con la de San Jorge. Con nuevas expectativas.

Pero esos días azules de la juventud universitaria, en los que coincidí, lo he sabido después, con Ana Alcolea, Trinidad Ruiz Marcellán, Reyes Guillén, César Ibáñez París o Alfredo Saldaña. O antes los de Ángel Guinda, Manuel Vilas, Ignacio Martínez de Pisón. Esos, no volverán. Pasemos el relevo.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 26 de marzo de 2023).

Mi padre

Mi padre

Foto archivo familiar

Tenemos una fotografía de las que hacen historia, yo con cinco añitos, él dándome un beso de película. Un contraluz de cortinas en blanco y negro nos agracian todavía más. Debía ser el año en el que me enseñaron a leer, él y mi madre. Recuerdo cuando me llevaban a Correos, junto a la plaza Santa Engracia, mi padre al otro lado de la reja. La noche era más dulce con un beso.

  Fue una época dura. Desde el 57 en que haría la mili no volvería al pueblo. Un sencillo taller, unas oposiciones por las que se haría ejecutivo de Correos y Telégrafos, un aspirar siempre a más que le llevaría a cursar tres años de Derecho en la UNED. “Os fuisteis un buen día a otras tierras / donde plantar la tienda y los amores. / La fábrica, el correo, la oficina. / Y allá, del otro lado de esas lomas, / llegaba la noticia de algún nuevo diablillo / que en verano vendría a alegrarnos la casa” (Tránsito).

Mis padres y sus hermanos migraron a la ciudad en un tiempo harto difícil, cuanto más si uno de los hijos nacía con una minusvalía o deficiencia. ¿Cómo sobrevivir al sobresalto? Me recuerdo en un piso sin ascensor, donde mi padre y mi tío me subían a una cuarta planta, sin seguro médico y con continuas anginas y necesidad de rehabilitación.

Vuelvo a verme leyendo y estudiando, sobre la máquina de coser, en los libros de Reválida de mi padre. Hasta que una prima maestra nos asesoró de los libros de EGB que me correspondían y, un año después, la asociación Auxilia, en cuya Junta de Padres él fue parte activa y fundadora, reguló mis primeros títulos.

Me abriría al mundo e hizo crecer mis alas. Y, sin embargo, ahí seguía mi padre, ausentándose en el tren más de lo que hubiese deseado, con su humilde maleta de madera, viviendo fuera tantas navidades y sorteando amenazas de atentados en sus viajes a Irún. Todo por su familia. “Luminoso tu padre, presentía / lejanos universos para ti, / mientras la luz doraba los rincones más íntimos” (Epifanía de la luz).

A mi padre le dolió jubilarse, fue un auténtico duelo por la vida que irremisiblemente iba pasando. Y se entregó a nosotros: la esposa, los cuñados, cada uno de sus tres hijos, y los nietos, que sin querer transfiguraban su rostro bonachón de siempre. Fue inaugurando etapas nuevas. “Los niños adoran a sus padres, loa adultos los juzgan y muy pocos los perdonan”, me dijo alguien. Yo te sigo adorando, achaque y refunfuños incluidos, a tus 89 primaveras. ¡Muchas felicidades, papá!

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 19 de marzo de 2023).