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La lampara encendida

La columna dominical

¿Se jubilan los políticos?

¿Se jubilan los políticos?

Foto WILL LANZONI / CNN PHOTOS / Heraldo

El caso de Puigdemont y su contra amnistía va a sentar bases, como el intento fallido de presidir de nuevo el Parlament. El batacazo de Yolanda Díaz en las autonomías y en Europa le ha hecho bajar humos como líder. Macron colapsa en el centro izquierda; y los conservadores del Reino Unido, tras el estancamiento pos Brexit, admiten la derrota.

Son gajes del oficio. Pero lo que más ha chocado ha sido el debate hace unos días entre Joe Biden y Donald Trump. El uno, por acusaciones y juicios por asuntos sexuales y otros varios. El otro, octogenario agotado que dormita y tartamudea en un acto público televisado a millones de potenciales electores. Y en el fiel de la balanza, personificación y emblema de la diosa Justicia, inclinarse a la guerra o a la paz entre EE.UU., Europa y los otros continentes.

¿Cuándo tiene un político edad de jubilarse? Este final de curso, han entrado en el júbilo ya varios compañeros y se encuentran la mar de felices. Sin embargo, el desempeño y cese de la actual “politeia” no es lo mismo. Los pies se pegan al hemiciclo, es un decir, las posaderas al escaño y, según alguno, los cuerpos al colchón de la Moncloa. ¿Tan grato es placer?

Aun así, la vida y el disfrute y el amor, y más la cosa pública, también tienen su tiempo.  No es igual juventud que madurez que ancianidad que casi senectud. Por mucho que con la inteligencia artificial creamos engañar a la muerte. “Su tiempo el nacer, y su tiempo el morir; su tiempo el plantar, y su tiempo el arrancar lo plantado” (Eclesiastés, 3 2).

Biden apareció envejecido, con la voz ronca, tartamudez y dificultad para terminar algunas frases. Había pasado un pequeño resfriado: “la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, aseguró que Biden no estaba tomando una medicación durante el día del debate y rechazó que el mandatario sufriera alzhéimer o algún tipo de demencia”.

¿No hay solución de continuidad? Al menos en las carreras, en la antigua Grecia y en nuestros días, va pasando el relevo. ¿Cuándo en política?

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribunna", "El foco", domingo 7 de julo de 2024).

El día del Señor

El día del Señor

Foto www.verbodivino.es

Es el espacio televisivo de la 2 en el que se retransmite la misa dominical, donde colaboraba el periodista Santiago Riesco, mi jefe en la revista Humanizar. Y era lo que nos enseñaron a los niños de los años 60 y 70, cuando nuestras madres se quitaron el velo, y el nacional catolicismo se fue sustituyendo por las ideas aperturistas del Vaticano II. Adolescentes y jóvenes en los 80, habíamos crecido esa educación religioso sentimental.

Luego todo cambió. La globalización y la alianza de civilizaciones nos trajeron mezcla de colores, y confusión de ideas. Se permiten canales en los que se aconseja pegar subrepticiamente a la esposa musulmana; se limita el término “cristiano” a algunas iglesias reformadas latinas; o se estima el aborto como un derecho y logro sin igual del siglo XXI.

Y he aquí mi sorpresa, cuando el otro día aseguraban en la tele que la Biblia está de moda. Ahora que la Iglesia está en salida, ahora que a muchos jóvenes nos les ha llegado el primer anuncio ni pueden comprender una obra de arte, ahora que nos quedan dos telediarios…

Se hizo un vacío. Las personas necesitamos un agarre, un vínculo que nos religue a nuestro ser. Antiguo el Nuevo Testamento siguen siendo actuales; y la Torá y el Corán, siempre que nos hagan más humanos. Si aceptamos la divinidad, somos todos teselas de un único Dios, por mucho que las guerras fratricidas intenten enfrentarnos.

Dios es belleza y arte. Esta tarde en la iglesia de San Jorge –c/ Antón García Abril, 29–, a las 18 horas, va a celebrarse un gozoso encuentro. Cantautores cristianos –Jesús Sierra, Juan Yzuel, Cantaré, Luis Guitarra, Kikote, Voces y Guitarras…– homenajearán a Javi Sánchez, el “cura rockero” que se unia al Padre la pasada Pascua de Resurrección.

 “Yo fuera para ti, desde una luz antigua, / esa eterna mujer a quien siempre tendiste / la mano y la esperanza: / la niña entristecida, la enamorada esposa, / o esa madre ya entrada en la estación del luto”. Ahora que me reeditan Flor de agua, 30 años después, mi mirada interior es diferente. El Amor no se queda parado en un punto, o crece o decrece.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 30 de junio de 2024).

La noche de San Juan

La noche de San Juan

Foto K. U. / Heraldo

Este jueves, a las 22:51 horas, comenzaba oficialmente el verano en España. Justo un día después de que Felipe VI celebrase su décimo aniversario, sus hijas lo felicitasen por sorpresa, y se concediese el Mérito Civil a profesionales anónimos de diversas disciplinas –educación, cultura, sanidad, voluntariado, ingeniería, sostenibilidad, agricultura…–. A una anunciada DANA sigue el pronóstico de uno de los estíos más cálidos y sudorosos. ¿Un año más?

Entre el 20 y el 22 de junio llega a su culmen el solsticio de verano, aquí en el hemisferio norte, cuando el sol más se aproxima a la latitud terrestre; en el hemisferio sur es el solsticio de invierno. Siempre unos seis meses antes de la Natividad.

Sin embargo, el clímax del ofrecimiento y la petición al rey de la luz es esta noche, la mágica noche de San Juan. Aquí en Aragón, aparte de las tradicionales hogueras, baños de agua con sal, velas de colores, infusiones de hierbas aromáticas. Un culto al fin y al cabo a la fertilidad. Y quemar o sacar de nuestras vidas todo aquello que nos hace infelices.

Irlanda y Reino Unido y los seres fantásticos; Suecia, el folclore y los gustos culinarios; Grecia, México, China y la festividad de las mujeres… Cada entorno geográfico aporta su lectura y su simbolismo aplicado. Lo pagano y la adoración cristiana a Juan Bautista se aúnan. “Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se llamara. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos quedaron admirados. Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios” (Juan 57, 62-64).

De nuevo la fecundidad, pese a lo longevos de Isabel y Zacarías. La saca y las fiestas de San Juan, las brasas de San Pedro Manrique, las celebraciones en nuestro Centro Soriano de Zaragoza… Mi abuelo Manuel, a quien no conocí, falleció un día de San Juan. Juan es el mayor de mis sobrinos. Ojalá esta noche quememos tanto lastre que nos reseca, y hagamos retoñar los brotes nuevos del árbol de la vida. Es un rito ancestral que sigue reviviendo en cada uno hoy y siempre.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heralo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 23 de junio de 2023).

De niña a mujer

De niña a mujer

Foto escena de la película "Te doy mis ojos, con Luis Tosar y Laia Marull".

No es el título de una canción de Julio Iglesias, sino una cada vez más cruda realidad. Me conmovió hace unas semanas un titular: “Una niña llama a la Policía de Zaragoza y alerta de que están pegando a su madre en casa”. El hombre, de 34 años, no era su papá, pero podía haberse dado también la violencia si lo fuera. Y la pequeña tuvo la sangre fría y la calma para pedir ayuda. Ya toda una mujer. Por esos mismos días otro hombre, en este caso esposo, había agredido, con empujones y bofetadas, a su mujer, y a su hijo, también aquí en Zaragoza. Pero lo que nos erizó la carne fue el caso de Benaguasil (Valencia): un hombre mata con un arma de fuego a  su mujer y al hijo de esta, y luego se suicida, siendo hallados los tres cadáveres en el propio domicilio.

Unas 13 mujeres asesinadas en 2024; alrededor de 2157 según las estadísticas registradas a partir de 2003; 8 menores reconocidos en lo que va de año. “En la violencia vicaria el hombre hace daño a la mujer a través de sus seres queridos y, en especial, a través de sus hijos e hijas” (página de Igualdad del Gobierno de España). Pueden ser hijos de las mujeres víctimas de violencia de género, o niños tutelados o en situación de guarda y custodia. ¿Qué odio visceral mueve a ese padre o pareja?

Puede ser al contrario, agredir la mujer, amenazarte con quitarte a los hijos, ponerlos a mal con tu familia. Pero es menos frecuente. Y está la otra violencia, la sexual. Según José Carlos Bermejo –Centro de Humanización de la Salud–, el mayor porcentaje de pederastia se da en el seno familiar: “Descubrir que el marido, o el padre o el hermano o el hijo… ha abusado de menores, es un drama” (Doble drama: humanizar los rostros de la pederastia). Por no hablar de hombres y mujeres con discapacidad, un capítulo aparte.

No todas tienen la suerte de esta otra joven zaragozana: “La victima, que no precisó asistencia médica, explicó que había conseguido escapar de la vivienda en un descuido de su pareja”. Ni mucho menos de la niña mujer hija del artista, al que se le parte el alma al verla crecer: “La quería ya tanto que al partir de mi lado / ya sabía que la iba a perder. / Es que el alma le estaba cambiando / de niña a mujer”. Tomar conciencia del problema, pedir ayuda, crecer en resiliencia, optar por el camino de la felicidad. Es posible siempre.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco" domingo 16 de junio de 2024).

Situaciones kafkianas

Situaciones kafkianas

Foto www.elmendo.es

Esta semana celebrábamos el centenario del óbito de Franz Kafka (Praga, 3 de julio de 1883 – Austria, 3 de junio de 1924), en el entorno de las ferias del libro y a unos días de las elecciones de la Unión Europea. Autor pionero en fundir elementos realistas y fantásticos, su obra estaría marcada por los conflictos paterno filiales, la ansiedad, el existencialismo, la brutalidad, la culpa, el absurdo

Si en La condena o Carta al padre Kafka retrata las dificultades con la figura paterna, la presencia de la Primera Guerra, la inestabilidad en sus relaciones amorosas o la tuberculosis, nos lo presentan como el escritor atormentado del siglo XX.

“Cuando Gregorio Sansa despertó una mañana de una noche de sueños intranquilos, se encontró en su cama transformado en un monstruoso insecto”. ¿Quién no nos sentimos hoy un poco bicho raro, o incluso monstruo, como el protagonista de La metamorfosis ante la que nos está cayendo? Se puede ser presidente gracias a los separatistas de un país, jugarnos la UE por unos u otros pactos, hacer carambolas sobre nuestro futuro.

“Sólo ante esa sonrisa me había dado cuenta de que el hombre era un embaucador, y nada más” (Contemplación). Kafka publicaba esta selección de sus mejores relatos en 1913. ¿No nos suena a actual? ¿Qué ocultas las sonrisas? ¿Y el lenguaje? Las máscaras siguen haciendo su servicio desde la representación de los actores y los ditirambos clásicos.

El proceso, arresto injustificado y pesadilla tormentosa; El castillo, deseo inaccesible de justicia y felicidad de cualquiera de nosotros; El desaparecido, el ir y venir de un muchacho inmigrante, que termina embaucado sexualmente y obligado a responsabilizarse de un hijo cuya existencia ignora. Todas obras inéditas en vida del autor. Lo que sí se editó fue parte de Cartas a Milena, aunque obviando a la interlocutora epistolar.

Anhelo inalcanzable de belleza, derechos humanos postergados, la guerra que sigue pendiendo sobre nosotros. Kafkiana: “Dicho de una situación: Absurda, angustiosa” (Diccionario de la lengua española). Franz no pudo viajar a Israel junto a  Dora Diamant, su amor definitivo. Nosotros sí conocerlo gracias a Max Brod, que incumplió el mandato del amigo. “Destruid la obra a mi muerte”. Llevamos cien años disfrutándola.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 9 de junio de 2024).

A vueltas por las ferias

A vueltas por las ferias

Foto Mar de Miguel

Me recuerdo con la ilusión recién vestida y mis primeros poemarios. ¿Epifanía de la luz en el 88? ¿Historia de amor en Florencia en el 89? Por primera vez me invitaba la librería Cálamo. No vendimos mucho, pero para mí fue todo un éxito estar firmando en la Feria del paseo Independencia mi obra iniciática.

¿Fue con Se está muy bien aquí. Diario de una amistad, de Huerga y Fierro, en el 2002, y con El corazón en vilo, de adamaRamada ediciones, en 2005, cuando firmé con librería París? La memoria se me confunde a veces con los sueños y una esperanza nunca defraudada.

A partir del 9, mi sello sería Libros del Innombrable. Ese año con La manzana o el vértigo, poesía intimista y erótico mística según Antón Castro. Después, a través de la colección Joseph Merrick, con diversos volúmenes sobre literatura y discapacidad (12, 13, 15 y 19), una nueva aventura que nos entusiasmó. En la caseta de la Asociación Aragonesa de Escritores (AAE) firmé varias de mis obras en verso y prosa. Fipmad 17 –Festival Internacional de Poesía de Madrid–, Feria del Libro de Madrid, Expoesía en Soria y algunas otras singladuras.

Desde mis primeras firmas, siempre he preguntado antes por la altura del expositor. Algo baladí para la mayoría, para nosotros, los sentaditos, es algo esencial. Dadas mis dificultades para escribir a mano, según las características de la mesa, puedo firmar o no. Siempre con bolígrafo suave, nunca con pluma.

Al principio llevaba una mesa de camping, demasiado baja, en las que me las veía para estampar mi firma y las que intentaba fuesen entrañables dedicatorias, algo borrosas a veces. Fue cuando me encargué un sello con mi autógrafo. Poco a poco, los puestos y casetas se han ido adaptando. Esperemos que este año, como otros, el escalón de entrada no sea demasiado para la silla automática.

El XXXV Premio Internacional de Poesía Juan Alcaide de Verbum Editorial, con Pájaros de silencio, marcaría un antes y un después. La misma editorial que me animó a publicar las dos primeras novelas de mi inminente trilogía, El ramito de azahar y Cada otoño migran las golondrinas. Los tendréis hoy domingo por la tarde en la AAE.

Y el viernes día 7, El penúltimo ocre, en Imperium Ediciones. “Estoy en la mitad de la mitad, / justo a media distancia de los acantilados / y las cimas rosáceas de la luna”

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 2 de junio de 2024).

Aragonesa ilustre

Aragonesa ilustre

Foto Heraldo

La hemos visto, o la han visto, por algún bar del Campus, en alguna fiesta nocturna y en tiendas del Actur. El pasado octubre juraba la bandera, tras hacer su ofrenda a la Virgen del Pilar con otros compañeros cadetes de la Academia. Los diarios nos han mostrado fotos de sus maniobras militares. Pero lo de esta semana ha sido diferente.

Comenzaría el homenaje en la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón, única construcción hispanoárabe del reino de taifas, palacio con los siglos de las diversas dinastías aragonesas y que tantos secretos guarda para mí desde niña. Ante el presidente del Gobierno, la ministra de Defensa, el delegado del Gobierno, entre otras autoridades, y los diputados, firmaba en el Libro de Oro Leonor: “Muchas gracias por concederme la Medalla de las Cortes de Aragón en este Palacio de la Aljafería, que fue casa de los Reyes de Aragón”.

El siguiente paso, la distinción de Leonor de Borbón Ortiz como Hija Adoptiva de Zaragoza –Laura Gómez-Lacueva, Cristian Álvarez, Joaquín Carbonell o José María Lacarra lo fueron anteriormente–, ante la presencia de Natalia Chueca y el resto de la corporación municipal. Nueva firma en el Libro de Oro del Consistorio y lectura del acuerdo.

Por último, la imposición de la Medalla de Oro en la catedral de La Seo, monumento histórico religioso cuya belleza tampoco termino de escudriñar. Entre el Ayuntamiento y La Seo, la emoción incontenida de tantos ciudadanos por ver y saludar a la princesa. Y ya en el templo, los vicepresidentes y consejeros del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón y nuestro arzobispo, Carlos Escribano, bajo la marcha de Juan II, que escuchamos solo el Día de San Jorge. Y las palabras de nuestra sucesora: “En Zaragoza, en Aragón, me he sentido en casa, acogida y acompañada, en una tierra que siempre formará parte de mi vida”.

Salvando muchísimo las distancias, alguien que ha recibido la Medalla a los Valores Humanos del Gobierno de Aragón, el reconocimiento del Ayuntamiento en el Día del Libro o el premio Moisés Calvo del Centro Soriano de Zaragoza, intuye cómo pudo sentirse el pasado martes Leonor. Una joven cadete, una muchacha, un mujer comprometida con la ardua labor que le viene encima, suya y de sus sucesores. Te admiramos, princesa.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El Foco", domingo 25 de mayo de 2024).

Mis eurovisiones

Mis eurovisiones

Foto www.pincarest.es

Se celebró por primera vez en 1956, con el ánimo de ser un eslabón de unión cultural en la Europa de la Guerra Fría y el Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Solo siete países participantes, con dos canciones cada uno. Mucho ha llovido desde entonces.

Entre el festival de bandas militares francesas Les Nuits de l’Armée y el Festival de la Canción de San Remo (Italia), mi primer recuerdo es de 1968. Estábamos en el salón de la calle Delicias mis papás, mis tíos y una niñita de corta edad. Lo visualizo como si fuera anoche. “¡Que les pasa! ¡Que pasa!” –gritaba el tío Fermín–. “Y mira esta chica, tiene los ojos como platos. Nunca se duerme”. Ganó Massiel; al año siguiente le tocó a Salomé. Debíamos de estar en buena onda.

El programa televisivo más antiguo, potencialmente con miles de millones de espectadores. Para participar, ser miembro activo de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), tanto del Consejo de Europa como del Área de Radiodifusión Europea (incluidos países no europeos: Arabia Saudita, Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Iraq, Jordania, República Árabe Siria, Turquía, Ucrania…). Y si bien tradicionalmente el rey era el pop, hoy se da mezcolanza de géneros, como árabe, dance, tango, reguetón, heavy metal, pop-rap, punk, rock, electrónica o rumba.

Y aquí es donde muchas personas de mi generación empezamos a ver con gafas de abuelo cebolletas. Ganadores o no, Nana Mouskouri, Raphael, Massimo Ranieri, Mocedades, Olivia Newton-John, Betty Misiego, Albano y Romina Power, Baccara, Franco Battiato, Paloma San Basilio, Umberto Tozzi, Sergio Dalma, Pastora Soler o el triunfador Abba, marcaron estilos inolvidables.

De cuando no había televisión por satélite a la revolución digital, o los últimos efectos especiales, la vida nos ha dado un vuelco. Ya no cuenta tanto la actuación del solista, grupo o coro, como el escenario. Se puede ser de género bi-, homo- o no binario. Y la política, que no me digan, sí que suma o resta puntos (véase Ucrania, Países Bajos o Israel).

Y una ve que el grupo Nebulosa defiende su mensaje con la palabra ‘zorra’: “Mamífero cánido de menos de un metro de longitud, incluida la cola, de hocico alargado y orejas empinadas”. O que Nemo destruye su trofeo tras triunfar. Y no comprende nada. “Yo canto a la mañana / que ve mi juventud, / y al sol de cada día / que trae nueva inquietud”.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 19 de mayo demingo 19 de mayo de 2024).

Beethoven

Beethoven

Foto https://es.wikipedia.org El monumento a Beethoven en Bonn, Münsterplatz.

“Un 7 de mayo de 1824 se estrena, en el Kärntnertortheater de Viena, la novena sinfonía, considerada una de las obras más importantes de Ludwig van Beethoven y la última sinfonía completa del compositor alemán”, leemos en la web de Cultura del gobierno argentino. El pasado martes hicieron doscientos años. Trompas, triángulo, platillos, coro y solistas. Desde muy joven había querido musicalizar el poema “Oda a la alegría” o “Himno a la alegría” de Schiller. Una obra maestra que Ludwig ya no pudo escuchar.

Ludwig van Beethoven​ (Bonn 1770 ​– Viena 1827), de familia humilde, de origen campesino y formación musical. Cuentan cómo su padre, admirador de Mozart, empezó a enseñarle piano, órgano y clarinete, soñando hacer de él otro niño prodigio. Una infancia consagrada a la música, sin apenas relación con otros niños y cansado en la escuela. A los siete años dio su primer concierto.

La enfermedad se cebó en la familia, un tiempo oscuro. Segundo hijo de Johann y Maria Magdalena, tras Ludwig Maria van Beethoven, que murió a los seis días de su bautismo. El matrimonio tendría otros cinco hijos, de los que sobrevivieron dos.

Los editores se disputaban sus obras y la aristocracia austriaca le asignó una pensión anual. Pese a lo cual no pudo librarse aún bastante joven del aguijón de la sordera ni de los desencuentros amorosos. Debido a la merma de sus capacidades auditivas, se entregó febrilmente a la creación.

Sonatas, música de cámara, conciertos, música sacra, lieder, incidental, ballet… Beethoven entabló relación con el inventor Johann Mäzel, que le fabricó instrumentos para paliar sus dificultades: cornetas acústicas, un sistema para escuchar el piano; su obra orquestal La victoria de Wellington fue compuesta para ser interpretada con panarmónico, otro de los inventos.

De Miguel Ríos a himno oficial de la Unión Europea, creo que todos admiramos la novena sinfonía. Compartió discapacidad con Francisco de Goya y Luis Buñuel, nuestros dos grandes aragoneses, tan del pueblo. “La música se desliza por la sala de conciertos como una mano enguantada en seda por la piel de una mujer hermosa” (Ana Alcolea, Beethoven y el silencio atronador).

A veces, las capacidades diferentes suelen ser magistrales.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", dmingo 12 de mayo de 2024).

Madres

Madres

Foto https://bebegadis.es

Se es madre desde que la célula femenina es fecundada por la masculina, hasta más allá del proceso de morir. Se es madre para siempre, sin remedio.

Diversas antropologías, terapias psicológicas o métodos seudocientíficos y biológicos, clásicos o de ahora mismo –constelaciones familiares, bioneuroemoción, etc.--, tratan a la familia en su conjunto, desde generaciones precedentes, incluidos los hijos y los abortos, espontáneos o no, que ha tenido la mujer. Oriana Fallaci lo expresa en Un sombrero lleno de cerezas: “… me sorprendía con frecuencia pensando en el pasado de mi existencia: buscando allí las respuestas con las que sería justo morir”.

Solo una madre sabe lo que es perder a un hijo en el seno de su vientre, aunque haya parido a otros seis: “Fue un momento de dolor sobrecogedor y que nunca había vivido. Era desconcertante todo aquello, no entendía” (Ana Palacios). Al margen de concepciones religiosas, el embrión tiene forma, corazón y sistema nervioso humanos al segundo mes de gestación.

Concebir, engendrar, dar a luz, alumbrar, parir, dar vida. Y criar, y cuidarlos, y enseñarles a amar, a crecer sin ser madre helicóptero –todo el día encima–, a hacerse fuertes. Y verlos abandonar el nido y desearles toda la plenitud.

Y ver llegar los nietos, y aceptar agradecida la vejez. Y ser cada vez más pequeñita, con arrugas y canas y heridas silenciosas. Mientras vas olvidándote del ahora reciente, y te vas refugiando en el pasado, como si el tiempo no hubiera transcurrido.

Y es entonces cuando tú, hayas parido o no, te conviertes en la madre de tu madre; reemplazáis los papeles para que la vida continúe. “Tengo miedo. Qué larga esta noche”. Y no sabes si darle un beso; o rezar como ella el padrenuestro; o acostarte a su lado, como hacía contigo de pequeña; o escuchar por enésima vez que se quiere ir al pueblo con su hermana y su madre.

“Yo me voy a morir. Te vas a quedar solita”. Y puede ser peor, cuando se pierda en su propia casa, cuando no te reconozca o haya que cambiarle los pañales. Pero ella no sabe, quizá nadie sepamos a esa edad del retorno, que nunca morirá mientras tú vivas; mientras los nietos de sus nietos sigan reproduciéndose. Será siempre la madre que nos  dio vida.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 5 de mayo de 2024).

Luis Larrodera

Luis Larrodera

Foto Toni Galán / Heraldo

Lo recordaba de “Saber y ganar”, “El ministerio del tiempo”, “La báscula” o el nuevo “Un dos, tres”. Pero no conoces a un personaje público hasta que no convives siquiera un ratico con él. Presentador de radio y televisión, director, humorista… El Centro Soriano de Zaragoza le entregaba la pasada semana el XIII premio Moisés Calvo, fundador del Centro y alma gestora de Ágreda Automóviles.

La gala de entrega en el Gran Hotel es un lujo entrañable para los soriamaños. El cóctel de entrada te sirve para saludar a los amigos. Y luego en el comedor, donde compartimos mesa con la pintora Iris Lázaro y el empresario Elidio Rodrigo, galardonados en años anteriores. La trayectoria de los 14 años del premio, se va intercalando con el menú –marmita gratinada de pescados, codillo braseado con crema de zanahoria, tiramisú y vino Viña del Vero– y con la presentación de Luis Carlos Larrodera Sanz.

Nacido un 16 de septiembre en Zaragoza, después de que su cigüeña pasara por Valosandero y San Saturio, de muy pequeño se aficionó al cine con su padre y su hermano David. Guionista y actor de largo y cortometrajes, se estrenó en Radio Fuentes con 15 años. Pequeños espacios en televisiones locales, acompañado de David, traspasaron la frontera nacional. Hasta el espaldarazo con Chicho Ibáñez Serrador.

De las sanjuaneras a la Bajada de Jesús de Almazán o los pilares, siempre solidario con los sin voz. “Soria para mí es dormir en agosto / tapado con una manta, / mientras se escucha a lo lejos / marcar las horas las campanas”. La presencia de sus cuatro mujeres, Isidora, la madre –de Quintana Redonda–, Laura, la esposa, y Marina y Jimena, fruto del matrimonio, daría a la entrega de Epona, diosa celta de los caballos y símbolo de Soria y del Moisés Calvo, un brillo especial.

“Desde hace años observamos el tremendo cariño que Luis Larrodera siente por Soria”, afirmaba Luis Carramiñana, presidente del Centro Soriano. Honor inmerecido compartirlo con Larrodera, Gustavo García, César Moreno o Vicente Jiménez Zamora, nuestro arzobispo emérito. Me queda solo agradecer y disfrutar. “Mí, no comprender”.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuma", domingo 28 de abril de 2024).

Guerra en Gaza: Hijos de la noche

Guerra en Gaza: Hijos de la noche

Foto Heraldo / ABIR SULTAN

En la primera contienda mundial (1914-18), el imperio alemán y austro-húngaro frente a la Triple Entente –Reino Unido, Francia, Rusia y añadidos–. Revoluciones como la rusa, germen de la Unión Soviética, los nacionalismos y el fascismo, llevarían irresolublemente a la segunda (1939-45): las potencias del Eje, con la devastadora Alemania, frente a los Aliados finalmente vencedores.

El aparente oasis de paz no lograría mitigar la guerra fría entre la URSS y EE.UU. Ni la ONU podría evitar que el Estado de Israel y las palestinas Gaza y Cisjordania fuesen enemigos hasta nuestros días. Y eso que el pueblo judío, el “elegido”, sufrió en carne propia la diáspora y la destrucción, desde los romanos, turcos y otomanos, al genocidio nazi. No se termina de entender.

“A partir de 1933, el barrio de Rehavia, en Jerusalén, establecido como ciudad jardín a principios de la década de 1920, se convirtió en epicentro de la comunidad judeoalemana de Israel” (Thomas Sparr). Escritores como Else Lasker-Schüler, Gershom Scholem o Martin Buber huirían de la persecución. Después, y con el progresivo desarrollo, vendría la revancha: los asentamientos se comieron literalmente a la población árabe.

El bestial atentado del pasado octubre, la violencia que no cesa contras Hamás –hasta sumir a miles de niños palestinos en la muerte o la hambruna–, y el ataque de drones iranís con armas nunca antes utilizadas, es más de lo mismo. Estados Unidos y Europa, incluida España, más Australia, pro israelís; una gran mayoría árabe, Venezuela o Chile, pro palestinos.

La historia se repite una y otra vez. Cafarnaún, Betsaida, el Templo de Jerusalén, el propio Santo Sepulcro… No quedó piedra sobre piedras. Santa Helena de Constantinopla, San Francisco de Asís, reconstruyeron y dieron vida nueva. Los hijos de la luz. Y quizá esa noche oscura de la humanidad, de la que ya escrib San Juan de la Cruz, sea fruto de nuestra historia. “Pero vosotros, hermanos, no vivís en la oscuridad, para que ese Día os sorprenda como ladrón, pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas” (Primera carta de San Pablo a los tesalonicenses, 5-6).

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 21 de abril de 2024).

la sierpe entre las flores

la sierpe entre las flores

Foto https://gstatic.com

“La dulce boca que a gustar convida / un humor entre perlas destilado / (…) amantes, no toquéis si queréis vida, / porque entre un labio y otro colorado / Amor está, de su veneno armado, / cual entre flor y flor sierpe escondida” (Luis de Góngora). El tópico “serpens inter floribus” hunde sus raíces, amén de la Biblia, en los clásicos Virgilio y Ovidio, el renacentista Bernardo Tasso, o artistas barrocos como Calderón, Cervantes, el propio Góngora o Velázquez. Y el Barroco puede parecernos un tiempo oscuro, pero no tan lejano.

Me impresionaba el otro día esta noticia: “’Lavanda’: la Inteligencia Artificial que usa Israel para decidir quién vive y quién muere en Gaza”. Más de 33.000 palestinos muertos en la Franja de Gaza –los otros, también una barbaridad–. El moderno sistema algorítmico determinó la muerte de casi 40.000 milicianos de Hamás, todo inteligentemente programado. La extinción de las células malignas y terroristas era casi segura.

Se contemplaban unos 20 segundos antes de autorizar el bombardeo. Solo había un mínimo margen de error, el diez por ciento de los casos podrían ser personas que tuvieran una vaga conexión con grupos militares islamistas o inclusos ninguna relación. Ahí entrarían civiles, mujeres, ancianos, niños. ¿Cuántos miles? ¿Qué proporción por cada miliciano?

Sin contar los hospitales y refugios masacrados, las ambulancias y convoyes de comida salteados, el sistema de agua y saneamiento colapsado, las infecciones sin cuento, la hambruna atroz. ¿Mejor morir de hambre o de un misil? Ni siquiera Rafah ni el mismo Egipto son lugares seguros, como en tiempos bíblicos y mesiánicos. Si a Tántalo se le retiraban las manzanas, lo pequeños de Tierra Santa tienen prohibido todo tipo de alimento.

Lavanda, símbolo de buena fortuna y de salud; Bálsamo de Fierabrás para afecciones nerviosas, estomacales, rehumáticas, respiratorias… Una de las plantas más hermosas que florecen en verano. La serpiente o el áspid entre las flores, emblema de falsedad e hipocresía, sigue siendo un motivo terriblemente actual: “Asesinado por el cielo, / entre las formas que van hacia la sierpe / (…) / Con el árbol de muñones que no canta / y el niño con el blanco rostro de huevo” (Federico García Lorca, Poeta en Nueva York).

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 14 de abril de 2024).

Javi Sánchez

Javi Sánchez

Foto Heraldo

Comenzó muy joven en esto de la música. Franciscano, sacerdote diocesano, capellán de Hospital, Magíster en Bioética, responsable de Pastoral Familiar en la parroquia de San Pío X, comunicador en diversos medios. Sería una falta de respeto tratarlo de usted.

Lo entrevistaba hace un tiempo para la revista Humanizar, sus respuestas fueron contundentes. “Comencé a componer en la adolescencia, aunque no me decidí a actuar en público hasta años después. Música y vocación han ido siempre de la mano, sosteniéndose, complementándose y alimentándose”. Estudió en Teresianas, en el barrio de Las Delicias. De ahí al Seminario, y de cura a Andalucía, para volver después a la zaragozana parroquia de San Pío. Mi amiga Elena, de mi grupo de vida de Hora 3 casi desde la adolescencia, y ahora madre de dos preciosos niños, me hablaba fenomenal de él.

Cantar era sinónimo de predicar, pese a su timidez deseaba editar un CD desde muy joven. Tendría que esperar. Y si San Francisco alababa a Dios en las criaturas, Javi afirmaba: “Hemos perdido la capacidad de alabanza, porque hemos perdido nuestra capacidad de agradecer. Si cada día hay mil razones para la desesperanza, el creyente encuentra una sola razón para la esperanza: el Señor ama y cuida a todas sus criaturas”.

No consideraba al sacerdote como un gurú o chamán, sino como un instrumento del Señor. “Hace ya tiempo que la Iglesia perdió a los jóvenes, como a los trabajadores. Decimos muchas cosas, pero no comunicamos. Mi mayor preocupación es no perder a las familias, especialmente a los niños. La catequesis y la misa familiar son aspectos fundamentales que debemos cuidar, porque lo que se vive de pequeño y en familia es lo que queda en la vida de adulto”. Para él era esencial la Primera Comunión, y el tiempo de después.

Capellán de hospital, sabía del sufrimiento muy de cerca. La alegría en el rostro, lo conocí en persona en uno de los múltiples conciertos de Arte y Oración. El “cura rockero” no se consideraba un buen cura, nos sonreímos. Comprender vida y muerte, desde la luz pascual, es volver del revés el calcetín. Sigue velando por nosotros, amigo Javi.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 7 de abril de 2024).

¡Resucitó!

¡Resucitó!

Escultura jardines de la iglesia del Primado de Pedro, junto al mar de Galilea (Tabgha, Israel. Foto www.alamy.es

De pequeña, acompañaba a mi madre y a mi tía a visitar los siete monumentos reglamentarios, la tarde del Jueves Santo y la mañana del Viernes. Las mujeres bisbiseaban oraciones inentendibles, que a mí se me hacían eternas. Venían de una cultura de luto y tenebrario, de obligación y miedo.

Tras de mi adolescencia y primera juventud en la parroquia de Begoña, pasé a vivir y compartir la hoguera pascual en el monasterio de La Oliva, Uncastillo, Navarrete, el santuario de La Misericordia o Mosqueruela. “Hacía niebla, y frío, y honda noche / ribera del Moncayo. (…) Se prendiera / el corazón hirsuto de unos leños / y el aire, de repente, se hizo llama…” (En luna llena).

Fue mi educación sentimental. Mi ensayo progresivo para ir maridando alegría y dolor; mi formación universitaria, al albor de unos hermosos versos: “… La mesa, el pan de oro y un rayo azul de luna / en las miradas” (Rosendo Tello). Camino de Emús, acompañada siempre por otros peregrinos: familia, amigos, compañeros, profesores, maestros.

Y, junto con la luna de Nisán, se me dio comprender que la gente sufría; que la tierra gemía con dolores de parto prolongado, o interrumpido; y que yo misma a veces me partía por dentro. Sobre todo en la hora de la muerte de los seres queridos, transfigurada en aceite que embalsama. “Se rompieron los diques de todos los océanos, / se estremeció la tierra hasta su abismo último. / Y el útero sangrante de la luna se cerró para siempre” (Pájaros de silencio).

Y tenía que llegar. A finales del 22, en nuestra peregrinación a Tierra Santa: la entrada al amanecer, el Cenáculo, Getsemaní, San Pedro en Gallicantu, el Pretorio, la subida en sillas al Calvario, el Santo Sepulcro. Y retorné al origen. “Una extraña figura turbó la soledad: / en las manos llevaba una azada y su rostro / parecía sereno. / Se me quedó mirando fijamente a los ojos, / como alguien que me amara desde una luz antigua” (Flor de agua). La roca circular termina abriéndose, y es posible la paz.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 31 de marzo de 2024).

Eccehomos

Eccehomos

Fotos Basílica de Getsemaní o de las Naciones (Jerusalén)

Hasta en el Martín Martín y en el Rincón había semana palmitas de colores, para que los pequeños de la casa cuelguen sus caramelos y sus chuches. Sigue mandando la tradición. Y es que hoy, Domingo de Ramos, es fiesta grande. Jesús el Nazareno entra por la Puerta Dorada –siglos después tapiada por los musulmanes–, justo detrás la salida del sol, a Jerusalén, para unirse a los suyos y celebrar la Pascua.

Sin embargo, la lectura de este domingo es atroz, cruenta, escalofriante. De pequeña no la soportaba. Me cercioré en la Basílica de Getsemaní, contemplando el hermoso mosaico, de la oración en el Huerto y el prendimiento, que sirve de girola al altar. Se me clavaba cada espina de la corona en el alma. ¿Una niña hipersensible, solitaria y soñadora?

Se le venía todo encima. Hasta nuestra visita a la cisterna subterránea no conocía el tipo de martirio, por inmersión, ahogo, asfixia o desgarro muscular y pulmonar. Y luego los azotes con látigos de hierro que se incrustaban en las carnes, la subida al Calvario con un madero enorme, la Crucifixión. Su cuerpo y su rostro, fortísimo y tan bello, quedaron totalmente destrozados.

¿Cómo transmitir el primer anuncio de un Dios aparentemente fracasado? Pienso en tantos inmigrantes que no llegan a la costa, en los masacrados de las guerras y las mujeres y niñas violadas, en los hijos matados por violencia vicaria, en el anciano solo que se siente morir, en los discapacitados tirados en un rincón. Ellos, mientras les quede un hálito, no pierden la esperanza ni la sonrisa.

La piedra del sepulcro sabía a hierbas y preparados aromáticos, los ojos que lo vieron morir no se cerraron en la noche, su madre y otras mujeres velaban en silencio, la vida no podía parar. Siguieron amándose y procreando todas las criaturas.

No lo reconocieron. Solo al compartir los panes ácimos y el pescado de San Pedro del mar de Tiberiades. Su rostro volvió a transfigurarse ¡Era Él! Y cada uno de nosotros.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 24 de marza de 2024).

Los trenes de mi vida

Los trenes de mi vida

Foto Jesús Alba Enatarriaga

Falta mucho por hacer. Compañeros del Foro de Vida Independiente comentaban: “Estos servicios llegan a ser humillantes, con un trato vertical, autoritario e infantilizante. ¿Por qué tenemos que ir media hora antes que el resto a las zonas de embarque de aeropuertos y demás para hacer el checking?”. Mis recuerdos de infancia son felices: “Cogíamos el tren en plena noche. ¿O era a la tarde acaso? No sé. Pero cenábamos, conversaba mi madre, y la tía –siempre, o casi siempre, subíamos las tres–, con nuestros convecinos de vagón, pasábamos largos ratos en silencio, corridas las cortinas” (“Trenes en sepia y luz”).

Íbamos de Delicias a la Malvarrosa, naranjos, mucho sol, aroma a mar. Años después, el autobús de Auxilia, el viaje de estudios a Innsbruck, Taizé, Viena… Hasta no hace demasiado con Disminuidos Físicos de Aragón –hoy Discapacitados–, los buses no disponían de plataforma elevadora.

En avión, Mallorca, Roma, Tierra Santa… Te suben y desplazan hasta tu asiento en una sillita y, aunque como dice un amigo y denunciaba Pablo Echenique, “¿por qué la silla de ruedas viaja en la bodega del avión, con el habitual riesgo de que se dañe o vaya a la Cochinchina?”, yo me sentía flotando en cada vuelo.

Estos últimos años, con el AVE, el acompañamiento de Atendo desde antes del embarque a la llegada, la rampita con ruedas con la que te suben y te bajan, me venía la imagen de mis trenes de infancia, y del coche correo en el que viajaba mi padre, repartiendo las cartas, con su maleta de madera. “Por fin, esclarecía tras la lonilla leve, en la ventana. Y comenzaban a dibujarse los contornos: los asientos de escay, separados por altos cabezales; los viajeros, severos, cabeceando a veces en la penumbra; y arriba, el equipaje. Pasaba una vez más el revisor”. Algo hemos avanzado.

Y aun así, en muchos trenes solo hay un asiento H para sillas de ruedas; en otros ninguna. No puedes viajar con un amigo ni con un familiar también en silla. Que me lo expliquen.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 17 de marza de 2024).

Aborto versus feminismo

Aborto versus feminismo

Foto Ayuntamiento de Zaragoza / Heraldo de Aragón

Celebrábamos este viernes el Día Internacional de Mujer. Universidad y Ayuntamiento parecieron obviar las diferencias, abusos y el trato todavía humillante, y resaltar a la mujer en positivo. Y es que todos y todas hemos tenido madres, tías, abuelas, hermanas, amigas, compañeras, profesoras… que nos han marcado.

Sin embargo, está esa otra realidad. No hay duda de que las niñas son más vulnerables que los niños a una violación, aun en el entorno familiar. Cada vez más las jóvenes tienen menos autonomía en la pareja y más control. Tras una excelente formación sigue existiendo el techo de cristal. En cualquier guerra, las vejaciones femeninas son mucho mayores. La violencia de sexo y doméstica sigue a la orden del día.

En cuanto a las niñas y mujeres con diversidad funcional, ya no hay esterilización ni prohibición de voto en las adultas con discapacidad intelectual. Pero la violencia verbal, la falta de asistencia adecuada, abusos subrepticios y embarazos no deseados, mayor exposición al maltrato y dificultades añadidas para desarrollarse como mujer, madre y persona, son temas vigentes. La elección en la supervivencia de varoncito o hembra en según qué países se ha superado, pero ya apenas nacen niños con síndrome de Down.

Y en este contexto, se aprueba en la Constitución francesa el derecho al aborto. Mujeres de alma y cuerpo, que nos pertenecen por completo. No cabrían relaciones forzadas, prostitución a la fuerza y por engaño, ni si me apuran vientres de alquiler. ¿Parir un hijo para dárselo a otra?

La presidenta de la Asamblea de Versalles, una mujer. Y a la misma llegó el hijo de Simone Vell, superviviente de Auschwitz, ex ministra de Sanidad, que aprobara la primera ley de interrupción voluntaria del embarazo, y presidenta del Parlamento Europeo. Todo humanamente correcto. Si no olvidásemos un nimio detalle: la selección humana. El sacrificio de los niños con tara en el monte Tageitos, de los primogénitos en el torrente Cedrón, el nazismo anti semita o la superioridad del pueblo israelí sobre el palestino, tienen que ver con esto.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 10 de marzo de 2024).

Guerrera en paz

Guerrera en paz

Foto Europa Press / Contacto / Omar Ashtawy

Hace dos años, no nos creíamos que la guerra estallase en Europa, entre Ucrania y Rusia, poco antes hermanas. Nos conmocionaba cada cuidad, pueblo y edificio derruido, tan cerca de nuestras seguridades. Muchos lograron escapar, a los primeros fuegos, y tuvimos de vecinos a personas refugiadas como Natalia y Eugenia, mientras sus hermanos, maridos, padres, se quedaban obligatoriamente a pie de lucha. Y nos horrorizaba los hospitales y refugios bombardeados, y tantos niños masacrados, muchos de ellos bebés.

Seis meses ya que Hamás atacó una celebración festiva israelí, y mató indiscriminadamente a jóvenes y adultos tras la barra del bar, o en el camino de huida. Fue la gota que colmó el vaso, o la espoleta que disparó el odio de los dirigentes israelís contra el pueblo palestino, la franja de Gaza, el paso fronterizo de Rafah. Maternidades y hospitales como blancos preferidos, bajo la excusa de encontrar los túneles del grupo terrorista. Miles de civiles y niños masacrados. Se cerraron los lugares santos, Nazaret, Belén, Jerusalén. Yo apagaba la televisión. Allí, donde meses atrás, había descubierto el edén, me veía a mí misma muerta.

Guardo una simpática anécdota con Rosa Montero. Cuando la conocí en una de sus presentaciones en Zaragoza, en una de sus dedicatorias –le llevé varios libros– pondría lo siguiente: “A mi querida guerrera…”. ¿Habíamos coincidido en una vida anterior? Porque no se refería a la segunda y tercera acepción del diccionario: “Que guerrea. Que tiene genio marcial y es inclinado a la guerra”. Ni siquiera a sus sinónimos: traviesa, revoltosa, alborotadora, lianta, enredadora. Sino a mujer fuerte, valiente, aguerrida.

Y me sentí emocionada y desnuda, e identificada con Agua Fría de Temblor, Airelai de Bella y oscura, o Bruna Husky, la replicante de su trilogía. Y ahora, esta guerrera no comprende que queden cicatrices en las calles, los cuerpos y las almas; que aun en guerra se mate a quienes piden un poco de comida; que penda sobre nosotros y el planeta la espada de Damocles nuclear. Sería necesario para entenderlo una inteligencia demoniaca.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 3 de marzo de 2024).

Mi tractor amarillo

Mi tractor amarillo

Foto www.letras.com

“Tengo un tractor amarillo, / que es lo que se lleva ahora”. Cuando el grupo Zapato veloz estrenó esta canción en el 92 el campo estaba ya mecanizado. Hacía por lo menos décadas que el tubo sinfín subía automáticamente el grano del remolque al granero; y alguna más que las primeras segadoras habían sustituido a la hoz y la zoqueta. Los agricultores tenían sus seguros, por si no daba la cosecha.

Pero el campo seguía siendo duro y pobre. De sol a sol, y algunas noches a guardar la era. Siete días a la semana, sin descanso; como mucho, la misa del domingo y la brisca. Y aun así, algunos aldeanos, como mi abuelo, tenían hasta una vaca que les daba rica leche. “Tengo una vaca lechera, / no es una vaca cualquiera. / Me da leche merengada, / ¡ay!, qué vaca tan salada” (canción infantil).

Ordeñar, esquilar, cuidar los animales, las gallinas, los conejos, los cerdos, nunca fue fácil. Y menos si no llegan los ahorrillos. Escribía en mi primera novela, El ramito de azahar: “Y recoger la leña en el invierno, y acarrear las cinas, de chiquillos, llevar el almuerzo a Padre, hasta los montes, ir por agua a la fuente o echar a las gallinas”.

Lo heredé, me lo contaron, fui testigo. Siempre fue duro, por más que cantores y poetas idealizasen el cuido del campo y el ganado: “Tengo yo una ovejita Lucera / que de campanilla le he puesto un collar” (Pepe Mairena, pasodoble).

Hoy un tractor, por mucho GPS, no da para un descapotable; ni la vaca da leche condensada. Los productos del mercado suben, pero ni al agricultor ni al ganadero les llega una materia prima de calidad; y menos unas ganancias que le permitan mucho más que sobrevivir, autónomo como es.

Y con todo, siempre resurgen creadores que cantan la riqueza del fruto, en la noche de la luna y la miseria: “¡Al polo norte de tu limón amargo / desde tu altura azul, cociente higuera! / Al polo norte del limón subiera, / que no a tu sur, y subo sin embargo” (Miguel Hernández, Perito en lunas).

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 25 de febrero de 2024).