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La lampara encendida

Situaciones kafkianas

Situaciones kafkianas

Foto www.elmendo.es

Esta semana celebrábamos el centenario del óbito de Franz Kafka (Praga, 3 de julio de 1883 – Austria, 3 de junio de 1924), en el entorno de las ferias del libro y a unos días de las elecciones de la Unión Europea. Autor pionero en fundir elementos realistas y fantásticos, su obra estaría marcada por los conflictos paterno filiales, la ansiedad, el existencialismo, la brutalidad, la culpa, el absurdo

Si en La condena o Carta al padre Kafka retrata las dificultades con la figura paterna, la presencia de la Primera Guerra, la inestabilidad en sus relaciones amorosas o la tuberculosis, nos lo presentan como el escritor atormentado del siglo XX.

“Cuando Gregorio Sansa despertó una mañana de una noche de sueños intranquilos, se encontró en su cama transformado en un monstruoso insecto”. ¿Quién no nos sentimos hoy un poco bicho raro, o incluso monstruo, como el protagonista de La metamorfosis ante la que nos está cayendo? Se puede ser presidente gracias a los separatistas de un país, jugarnos la UE por unos u otros pactos, hacer carambolas sobre nuestro futuro.

“Sólo ante esa sonrisa me había dado cuenta de que el hombre era un embaucador, y nada más” (Contemplación). Kafka publicaba esta selección de sus mejores relatos en 1913. ¿No nos suena a actual? ¿Qué ocultas las sonrisas? ¿Y el lenguaje? Las máscaras siguen haciendo su servicio desde la representación de los actores y los ditirambos clásicos.

El proceso, arresto injustificado y pesadilla tormentosa; El castillo, deseo inaccesible de justicia y felicidad de cualquiera de nosotros; El desaparecido, el ir y venir de un muchacho inmigrante, que termina embaucado sexualmente y obligado a responsabilizarse de un hijo cuya existencia ignora. Todas obras inéditas en vida del autor. Lo que sí se editó fue parte de Cartas a Milena, aunque obviando a la interlocutora epistolar.

Anhelo inalcanzable de belleza, derechos humanos postergados, la guerra que sigue pendiendo sobre nosotros. Kafkiana: “Dicho de una situación: Absurda, angustiosa” (Diccionario de la lengua española). Franz no pudo viajar a Israel junto a  Dora Diamant, su amor definitivo. Nosotros sí conocerlo gracias a Max Brod, que incumplió el mandato del amigo. “Destruid la obra a mi muerte”. Llevamos cien años disfrutándola.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 9 de junio de 2024).

A vueltas por las ferias

A vueltas por las ferias

Foto Mar de Miguel

Me recuerdo con la ilusión recién vestida y mis primeros poemarios. ¿Epifanía de la luz en el 88? ¿Historia de amor en Florencia en el 89? Por primera vez me invitaba la librería Cálamo. No vendimos mucho, pero para mí fue todo un éxito estar firmando en la Feria del paseo Independencia mi obra iniciática.

¿Fue con Se está muy bien aquí. Diario de una amistad, de Huerga y Fierro, en el 2002, y con El corazón en vilo, de adamaRamada ediciones, en 2005, cuando firmé con librería París? La memoria se me confunde a veces con los sueños y una esperanza nunca defraudada.

A partir del 9, mi sello sería Libros del Innombrable. Ese año con La manzana o el vértigo, poesía intimista y erótico mística según Antón Castro. Después, a través de la colección Joseph Merrick, con diversos volúmenes sobre literatura y discapacidad (12, 13, 15 y 19), una nueva aventura que nos entusiasmó. En la caseta de la Asociación Aragonesa de Escritores (AAE) firmé varias de mis obras en verso y prosa. Fipmad 17 –Festival Internacional de Poesía de Madrid–, Feria del Libro de Madrid, Expoesía en Soria y algunas otras singladuras.

Desde mis primeras firmas, siempre he preguntado antes por la altura del expositor. Algo baladí para la mayoría, para nosotros, los sentaditos, es algo esencial. Dadas mis dificultades para escribir a mano, según las características de la mesa, puedo firmar o no. Siempre con bolígrafo suave, nunca con pluma.

Al principio llevaba una mesa de camping, demasiado baja, en las que me las veía para estampar mi firma y las que intentaba fuesen entrañables dedicatorias, algo borrosas a veces. Fue cuando me encargué un sello con mi autógrafo. Poco a poco, los puestos y casetas se han ido adaptando. Esperemos que este año, como otros, el escalón de entrada no sea demasiado para la silla automática.

El XXXV Premio Internacional de Poesía Juan Alcaide de Verbum Editorial, con Pájaros de silencio, marcaría un antes y un después. La misma editorial que me animó a publicar las dos primeras novelas de mi inminente trilogía, El ramito de azahar y Cada otoño migran las golondrinas. Los tendréis hoy domingo por la tarde en la AAE.

Y el viernes día 7, El penúltimo ocre, en Imperium Ediciones. “Estoy en la mitad de la mitad, / justo a media distancia de los acantilados / y las cimas rosáceas de la luna”

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 2 de junio de 2024).

Aragonesa ilustre

Aragonesa ilustre

Foto Heraldo

La hemos visto, o la han visto, por algún bar del Campus, en alguna fiesta nocturna y en tiendas del Actur. El pasado octubre juraba la bandera, tras hacer su ofrenda a la Virgen del Pilar con otros compañeros cadetes de la Academia. Los diarios nos han mostrado fotos de sus maniobras militares. Pero lo de esta semana ha sido diferente.

Comenzaría el homenaje en la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón, única construcción hispanoárabe del reino de taifas, palacio con los siglos de las diversas dinastías aragonesas y que tantos secretos guarda para mí desde niña. Ante el presidente del Gobierno, la ministra de Defensa, el delegado del Gobierno, entre otras autoridades, y los diputados, firmaba en el Libro de Oro Leonor: “Muchas gracias por concederme la Medalla de las Cortes de Aragón en este Palacio de la Aljafería, que fue casa de los Reyes de Aragón”.

El siguiente paso, la distinción de Leonor de Borbón Ortiz como Hija Adoptiva de Zaragoza –Laura Gómez-Lacueva, Cristian Álvarez, Joaquín Carbonell o José María Lacarra lo fueron anteriormente–, ante la presencia de Natalia Chueca y el resto de la corporación municipal. Nueva firma en el Libro de Oro del Consistorio y lectura del acuerdo.

Por último, la imposición de la Medalla de Oro en la catedral de La Seo, monumento histórico religioso cuya belleza tampoco termino de escudriñar. Entre el Ayuntamiento y La Seo, la emoción incontenida de tantos ciudadanos por ver y saludar a la princesa. Y ya en el templo, los vicepresidentes y consejeros del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón y nuestro arzobispo, Carlos Escribano, bajo la marcha de Juan II, que escuchamos solo el Día de San Jorge. Y las palabras de nuestra sucesora: “En Zaragoza, en Aragón, me he sentido en casa, acogida y acompañada, en una tierra que siempre formará parte de mi vida”.

Salvando muchísimo las distancias, alguien que ha recibido la Medalla a los Valores Humanos del Gobierno de Aragón, el reconocimiento del Ayuntamiento en el Día del Libro o el premio Moisés Calvo del Centro Soriano de Zaragoza, intuye cómo pudo sentirse el pasado martes Leonor. Una joven cadete, una muchacha, un mujer comprometida con la ardua labor que le viene encima, suya y de sus sucesores. Te admiramos, princesa.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El Foco", domingo 25 de mayo de 2024).

Mis eurovisiones

Mis eurovisiones

Foto www.pincarest.es

Se celebró por primera vez en 1956, con el ánimo de ser un eslabón de unión cultural en la Europa de la Guerra Fría y el Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Solo siete países participantes, con dos canciones cada uno. Mucho ha llovido desde entonces.

Entre el festival de bandas militares francesas Les Nuits de l’Armée y el Festival de la Canción de San Remo (Italia), mi primer recuerdo es de 1968. Estábamos en el salón de la calle Delicias mis papás, mis tíos y una niñita de corta edad. Lo visualizo como si fuera anoche. “¡Que les pasa! ¡Que pasa!” –gritaba el tío Fermín–. “Y mira esta chica, tiene los ojos como platos. Nunca se duerme”. Ganó Massiel; al año siguiente le tocó a Salomé. Debíamos de estar en buena onda.

El programa televisivo más antiguo, potencialmente con miles de millones de espectadores. Para participar, ser miembro activo de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), tanto del Consejo de Europa como del Área de Radiodifusión Europea (incluidos países no europeos: Arabia Saudita, Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Iraq, Jordania, República Árabe Siria, Turquía, Ucrania…). Y si bien tradicionalmente el rey era el pop, hoy se da mezcolanza de géneros, como árabe, dance, tango, reguetón, heavy metal, pop-rap, punk, rock, electrónica o rumba.

Y aquí es donde muchas personas de mi generación empezamos a ver con gafas de abuelo cebolletas. Ganadores o no, Nana Mouskouri, Raphael, Massimo Ranieri, Mocedades, Olivia Newton-John, Betty Misiego, Albano y Romina Power, Baccara, Franco Battiato, Paloma San Basilio, Umberto Tozzi, Sergio Dalma, Pastora Soler o el triunfador Abba, marcaron estilos inolvidables.

De cuando no había televisión por satélite a la revolución digital, o los últimos efectos especiales, la vida nos ha dado un vuelco. Ya no cuenta tanto la actuación del solista, grupo o coro, como el escenario. Se puede ser de género bi-, homo- o no binario. Y la política, que no me digan, sí que suma o resta puntos (véase Ucrania, Países Bajos o Israel).

Y una ve que el grupo Nebulosa defiende su mensaje con la palabra ‘zorra’: “Mamífero cánido de menos de un metro de longitud, incluida la cola, de hocico alargado y orejas empinadas”. O que Nemo destruye su trofeo tras triunfar. Y no comprende nada. “Yo canto a la mañana / que ve mi juventud, / y al sol de cada día / que trae nueva inquietud”.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 19 de mayo demingo 19 de mayo de 2024).

Sexualidad y discapacidad

Sexualidad y discapacidad

Foto José Manuel Zabalza

Sexualidad y discapacidad

Un largo camino en el disfrute del placer

Hay una primera fase de negación, el “yo no puedo”. El entorno no apoya demasiado. Para contrarrestar, últimamente discapacidad y sexualidad parece un tándem obligatorio. Todos somos iguales, todos podemos todo, todo está permitido. A los niños y niñas hay que enseñarles desde bien pequeños. Aunque el pleno disfrute solo llega con la naturalidad a flor de piel, un mutuo proceso nada fácil de aceptación y madurez.

María Pilar Martínez Barca

Del tabú a la negación

“La sexualidad es un aspecto central en nuestras vidas. Es un hecho que nos iguala porque todos somos seres sexuados por naturaleza. (…) Sin embargo, tendemos a pensar que hay personas con determinadas características que no tienen ese deseo. Hablamos, sobre todo, de las personas con discapacidad”. Según Anabel Chacón,  Educadora Social especializada en Tratamiento Educativo de la Diversidad, “La sexualidad se vive con menos información, menos desarrollo social, menos intimidad, más sobreprotección y más mitos”.

Recuerdo décadas atrás, cuando los sentaditos éramos inválidos, minusválidos, subnormales. ¿Quién me dijo que iba a tener la regla? Nadie me informó sobre la preparación del útero y la ovulación, la relación chico chica, la posibilidad de concebir. “Tú no puedes”. “No digas a nadie que estás enamorada, se te van a reír”. Solo después, en el aula colectiva de la asociación Auxilia, con siete alumnos en silla de ruedas, nos lo explicaron todo como lo más natural del mundo.

Íbamos de colonias, luego vacaciones, y siempre había una parejita espontánea. El resto del grupo la observábamos, espiábamos casi cada uno de sus gestos. ¿Curiosidad, admiración, envidia? Mucho ha llovido desde entonces.

Aun con todo, “continúa habiendo una mirada prejuiciosa desde una parte de la sociedad que no conoce de cerca la realidad de estas personas”. Considerar a las personas con diversidad funcional como asexuadas, la idea de que una educación afectivo-sexual se va a despertar su lado inocente y salvaje, el temor a conductas desajustadas o limitar la sexualidad al coito, en lugar de incluir el conjunto del cuerpo y de la persona, son algunos de los mitos.

Porque todos follamos

Traigo a colación a Telmo Irureta, Premio Goya al Mejor Actor Revelación 2022 por “La consagración de la primavera” –homenaje a la obra musical de Igor Stravinski?--, que desataba la polémica en torno a la sexualidad de los grandes dependientes: “Nosotros también existimos y nosotros también follamos. Brindemos hoy por un cine más inclusivo y con cuerpos de todo tipo”. El film narra la relación entre Laura, estudiante de Químicas que acaba de llegar a Madrid, y David, joven con parálisis cerebral.

Antonio Centeno, de la Oficina de Vida Independiente de Barcelona, insiste en la dignidad del cuerpo: “Tiene mucho que ver con la percepción social. No somos niños o ángeles. Ahí es donde surgió la idea de que la sexualidad es un buen campo para intentar romper el círculo. (…) Cuando se te reconoce como ser sexual, ya no se te piensa en términos de supervivencia, sino en términos de vida, de ciudadanía, de participación, de relación con los demás; eso es la sexualidad”.

Películas como “Las sesiones”, basada en la historia real de Mark O’Brian, escritor y periodista, o “Nacional 7”, y algunos documentales, han aportado mucho en este sentido. Ahí entraría el concepto de asistencia sexual, para personas con diversidad funcional o grandes dependientes. “Asistente sexual es aquella persona que te permite acceder al derecho a tu propio cuerpo, o un apoyo antes o después de la relación de pareja. Cuando tú no puedes por ti mismo, alguien debe ayudarte” (Antonio Centeno). Queda mucho que debatir.

Hacia la normalidad

He pasado por todas las etapas. De la apertura y espontaneidad infantil a la timidez adolescente; de la casi prohibición de los más íntimos a la negación, o la auto inculpación incluso. ¿Bicho raro? ¿Cómo aceptar un cuerpo diferente? ¿Es pecado enamorarte?

Enamorada del amor. Cuando padeces hambre, simples manchas de tinta semejan chuletas exquisitas; ante la soledad los sentimientos se confunden. Solo cuando te aceptas, los demás te ven bella y se fijan en ti. Y ya van más de dos décadas de relación estable, normal, satisfactoria. ¡Quién nos lo hubiera dicho! Hay tiempo para todo: amor, sexualidad, cine, paseos, compartir en familia, lágrimas y alegrías, despedidas y recibimientos. “Te deseo, amor mío, igual que se desea / la luz en la mañana, / el aire para el pájaro, o el descanso en la noche. / Te deseo, indefensa, como desea el niño / la piel cálida y tersa de la madre, / la leche de su luna, una caricia” (La manzana o el vértigo).

Dicho lo cual, si la pareja necesita de apoyo en su relación íntima, bienvenido. Todo sea por la vida en plenitud.

SUMARIOS

“Considerar a las personas con diversidad funcional como asexuadas, es uno de los mitos”

“Cuando se te reconoce como ser sexual, ya no se te piensa en términos de supervivencia, sino en términos de vida”

“Hay tiempo para todo: amor, sexualidad, cine, paseos, compartir en familia, lágrimas y alegrías, despedidas y recibimientos”

(Humanizar, Nº 194 -Madrid, mayo-junio 2024-)

Beethoven

Beethoven

Foto https://es.wikipedia.org El monumento a Beethoven en Bonn, Münsterplatz.

“Un 7 de mayo de 1824 se estrena, en el Kärntnertortheater de Viena, la novena sinfonía, considerada una de las obras más importantes de Ludwig van Beethoven y la última sinfonía completa del compositor alemán”, leemos en la web de Cultura del gobierno argentino. El pasado martes hicieron doscientos años. Trompas, triángulo, platillos, coro y solistas. Desde muy joven había querido musicalizar el poema “Oda a la alegría” o “Himno a la alegría” de Schiller. Una obra maestra que Ludwig ya no pudo escuchar.

Ludwig van Beethoven​ (Bonn 1770 ​– Viena 1827), de familia humilde, de origen campesino y formación musical. Cuentan cómo su padre, admirador de Mozart, empezó a enseñarle piano, órgano y clarinete, soñando hacer de él otro niño prodigio. Una infancia consagrada a la música, sin apenas relación con otros niños y cansado en la escuela. A los siete años dio su primer concierto.

La enfermedad se cebó en la familia, un tiempo oscuro. Segundo hijo de Johann y Maria Magdalena, tras Ludwig Maria van Beethoven, que murió a los seis días de su bautismo. El matrimonio tendría otros cinco hijos, de los que sobrevivieron dos.

Los editores se disputaban sus obras y la aristocracia austriaca le asignó una pensión anual. Pese a lo cual no pudo librarse aún bastante joven del aguijón de la sordera ni de los desencuentros amorosos. Debido a la merma de sus capacidades auditivas, se entregó febrilmente a la creación.

Sonatas, música de cámara, conciertos, música sacra, lieder, incidental, ballet… Beethoven entabló relación con el inventor Johann Mäzel, que le fabricó instrumentos para paliar sus dificultades: cornetas acústicas, un sistema para escuchar el piano; su obra orquestal La victoria de Wellington fue compuesta para ser interpretada con panarmónico, otro de los inventos.

De Miguel Ríos a himno oficial de la Unión Europea, creo que todos admiramos la novena sinfonía. Compartió discapacidad con Francisco de Goya y Luis Buñuel, nuestros dos grandes aragoneses, tan del pueblo. “La música se desliza por la sala de conciertos como una mano enguantada en seda por la piel de una mujer hermosa” (Ana Alcolea, Beethoven y el silencio atronador).

A veces, las capacidades diferentes suelen ser magistrales.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", dmingo 12 de mayo de 2024).

Madres

Madres

Foto https://bebegadis.es

Se es madre desde que la célula femenina es fecundada por la masculina, hasta más allá del proceso de morir. Se es madre para siempre, sin remedio.

Diversas antropologías, terapias psicológicas o métodos seudocientíficos y biológicos, clásicos o de ahora mismo –constelaciones familiares, bioneuroemoción, etc.--, tratan a la familia en su conjunto, desde generaciones precedentes, incluidos los hijos y los abortos, espontáneos o no, que ha tenido la mujer. Oriana Fallaci lo expresa en Un sombrero lleno de cerezas: “… me sorprendía con frecuencia pensando en el pasado de mi existencia: buscando allí las respuestas con las que sería justo morir”.

Solo una madre sabe lo que es perder a un hijo en el seno de su vientre, aunque haya parido a otros seis: “Fue un momento de dolor sobrecogedor y que nunca había vivido. Era desconcertante todo aquello, no entendía” (Ana Palacios). Al margen de concepciones religiosas, el embrión tiene forma, corazón y sistema nervioso humanos al segundo mes de gestación.

Concebir, engendrar, dar a luz, alumbrar, parir, dar vida. Y criar, y cuidarlos, y enseñarles a amar, a crecer sin ser madre helicóptero –todo el día encima–, a hacerse fuertes. Y verlos abandonar el nido y desearles toda la plenitud.

Y ver llegar los nietos, y aceptar agradecida la vejez. Y ser cada vez más pequeñita, con arrugas y canas y heridas silenciosas. Mientras vas olvidándote del ahora reciente, y te vas refugiando en el pasado, como si el tiempo no hubiera transcurrido.

Y es entonces cuando tú, hayas parido o no, te conviertes en la madre de tu madre; reemplazáis los papeles para que la vida continúe. “Tengo miedo. Qué larga esta noche”. Y no sabes si darle un beso; o rezar como ella el padrenuestro; o acostarte a su lado, como hacía contigo de pequeña; o escuchar por enésima vez que se quiere ir al pueblo con su hermana y su madre.

“Yo me voy a morir. Te vas a quedar solita”. Y puede ser peor, cuando se pierda en su propia casa, cuando no te reconozca o haya que cambiarle los pañales. Pero ella no sabe, quizá nadie sepamos a esa edad del retorno, que nunca morirá mientras tú vivas; mientras los nietos de sus nietos sigan reproduciéndose. Será siempre la madre que nos  dio vida.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El foco", domingo 5 de mayo de 2024).

Luis Larrodera

Luis Larrodera

Foto Toni Galán / Heraldo

Lo recordaba de “Saber y ganar”, “El ministerio del tiempo”, “La báscula” o el nuevo “Un dos, tres”. Pero no conoces a un personaje público hasta que no convives siquiera un ratico con él. Presentador de radio y televisión, director, humorista… El Centro Soriano de Zaragoza le entregaba la pasada semana el XIII premio Moisés Calvo, fundador del Centro y alma gestora de Ágreda Automóviles.

La gala de entrega en el Gran Hotel es un lujo entrañable para los soriamaños. El cóctel de entrada te sirve para saludar a los amigos. Y luego en el comedor, donde compartimos mesa con la pintora Iris Lázaro y el empresario Elidio Rodrigo, galardonados en años anteriores. La trayectoria de los 14 años del premio, se va intercalando con el menú –marmita gratinada de pescados, codillo braseado con crema de zanahoria, tiramisú y vino Viña del Vero– y con la presentación de Luis Carlos Larrodera Sanz.

Nacido un 16 de septiembre en Zaragoza, después de que su cigüeña pasara por Valosandero y San Saturio, de muy pequeño se aficionó al cine con su padre y su hermano David. Guionista y actor de largo y cortometrajes, se estrenó en Radio Fuentes con 15 años. Pequeños espacios en televisiones locales, acompañado de David, traspasaron la frontera nacional. Hasta el espaldarazo con Chicho Ibáñez Serrador.

De las sanjuaneras a la Bajada de Jesús de Almazán o los pilares, siempre solidario con los sin voz. “Soria para mí es dormir en agosto / tapado con una manta, / mientras se escucha a lo lejos / marcar las horas las campanas”. La presencia de sus cuatro mujeres, Isidora, la madre –de Quintana Redonda–, Laura, la esposa, y Marina y Jimena, fruto del matrimonio, daría a la entrega de Epona, diosa celta de los caballos y símbolo de Soria y del Moisés Calvo, un brillo especial.

“Desde hace años observamos el tremendo cariño que Luis Larrodera siente por Soria”, afirmaba Luis Carramiñana, presidente del Centro Soriano. Honor inmerecido compartirlo con Larrodera, Gustavo García, César Moreno o Vicente Jiménez Zamora, nuestro arzobispo emérito. Me queda solo agradecer y disfrutar. “Mí, no comprender”.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuma", domingo 28 de abril de 2024).

Guerra en Gaza: Hijos de la noche

Guerra en Gaza: Hijos de la noche

Foto Heraldo / ABIR SULTAN

En la primera contienda mundial (1914-18), el imperio alemán y austro-húngaro frente a la Triple Entente –Reino Unido, Francia, Rusia y añadidos–. Revoluciones como la rusa, germen de la Unión Soviética, los nacionalismos y el fascismo, llevarían irresolublemente a la segunda (1939-45): las potencias del Eje, con la devastadora Alemania, frente a los Aliados finalmente vencedores.

El aparente oasis de paz no lograría mitigar la guerra fría entre la URSS y EE.UU. Ni la ONU podría evitar que el Estado de Israel y las palestinas Gaza y Cisjordania fuesen enemigos hasta nuestros días. Y eso que el pueblo judío, el “elegido”, sufrió en carne propia la diáspora y la destrucción, desde los romanos, turcos y otomanos, al genocidio nazi. No se termina de entender.

“A partir de 1933, el barrio de Rehavia, en Jerusalén, establecido como ciudad jardín a principios de la década de 1920, se convirtió en epicentro de la comunidad judeoalemana de Israel” (Thomas Sparr). Escritores como Else Lasker-Schüler, Gershom Scholem o Martin Buber huirían de la persecución. Después, y con el progresivo desarrollo, vendría la revancha: los asentamientos se comieron literalmente a la población árabe.

El bestial atentado del pasado octubre, la violencia que no cesa contras Hamás –hasta sumir a miles de niños palestinos en la muerte o la hambruna–, y el ataque de drones iranís con armas nunca antes utilizadas, es más de lo mismo. Estados Unidos y Europa, incluida España, más Australia, pro israelís; una gran mayoría árabe, Venezuela o Chile, pro palestinos.

La historia se repite una y otra vez. Cafarnaún, Betsaida, el Templo de Jerusalén, el propio Santo Sepulcro… No quedó piedra sobre piedras. Santa Helena de Constantinopla, San Francisco de Asís, reconstruyeron y dieron vida nueva. Los hijos de la luz. Y quizá esa noche oscura de la humanidad, de la que ya escrib San Juan de la Cruz, sea fruto de nuestra historia. “Pero vosotros, hermanos, no vivís en la oscuridad, para que ese Día os sorprenda como ladrón, pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas” (Primera carta de San Pablo a los tesalonicenses, 5-6).

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 21 de abril de 2024).

la sierpe entre las flores

la sierpe entre las flores

Foto https://gstatic.com

“La dulce boca que a gustar convida / un humor entre perlas destilado / (…) amantes, no toquéis si queréis vida, / porque entre un labio y otro colorado / Amor está, de su veneno armado, / cual entre flor y flor sierpe escondida” (Luis de Góngora). El tópico “serpens inter floribus” hunde sus raíces, amén de la Biblia, en los clásicos Virgilio y Ovidio, el renacentista Bernardo Tasso, o artistas barrocos como Calderón, Cervantes, el propio Góngora o Velázquez. Y el Barroco puede parecernos un tiempo oscuro, pero no tan lejano.

Me impresionaba el otro día esta noticia: “’Lavanda’: la Inteligencia Artificial que usa Israel para decidir quién vive y quién muere en Gaza”. Más de 33.000 palestinos muertos en la Franja de Gaza –los otros, también una barbaridad–. El moderno sistema algorítmico determinó la muerte de casi 40.000 milicianos de Hamás, todo inteligentemente programado. La extinción de las células malignas y terroristas era casi segura.

Se contemplaban unos 20 segundos antes de autorizar el bombardeo. Solo había un mínimo margen de error, el diez por ciento de los casos podrían ser personas que tuvieran una vaga conexión con grupos militares islamistas o inclusos ninguna relación. Ahí entrarían civiles, mujeres, ancianos, niños. ¿Cuántos miles? ¿Qué proporción por cada miliciano?

Sin contar los hospitales y refugios masacrados, las ambulancias y convoyes de comida salteados, el sistema de agua y saneamiento colapsado, las infecciones sin cuento, la hambruna atroz. ¿Mejor morir de hambre o de un misil? Ni siquiera Rafah ni el mismo Egipto son lugares seguros, como en tiempos bíblicos y mesiánicos. Si a Tántalo se le retiraban las manzanas, lo pequeños de Tierra Santa tienen prohibido todo tipo de alimento.

Lavanda, símbolo de buena fortuna y de salud; Bálsamo de Fierabrás para afecciones nerviosas, estomacales, rehumáticas, respiratorias… Una de las plantas más hermosas que florecen en verano. La serpiente o el áspid entre las flores, emblema de falsedad e hipocresía, sigue siendo un motivo terriblemente actual: “Asesinado por el cielo, / entre las formas que van hacia la sierpe / (…) / Con el árbol de muñones que no canta / y el niño con el blanco rostro de huevo” (Federico García Lorca, Poeta en Nueva York).

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 14 de abril de 2024).

Javi Sánchez

Javi Sánchez

Foto Heraldo

Comenzó muy joven en esto de la música. Franciscano, sacerdote diocesano, capellán de Hospital, Magíster en Bioética, responsable de Pastoral Familiar en la parroquia de San Pío X, comunicador en diversos medios. Sería una falta de respeto tratarlo de usted.

Lo entrevistaba hace un tiempo para la revista Humanizar, sus respuestas fueron contundentes. “Comencé a componer en la adolescencia, aunque no me decidí a actuar en público hasta años después. Música y vocación han ido siempre de la mano, sosteniéndose, complementándose y alimentándose”. Estudió en Teresianas, en el barrio de Las Delicias. De ahí al Seminario, y de cura a Andalucía, para volver después a la zaragozana parroquia de San Pío. Mi amiga Elena, de mi grupo de vida de Hora 3 casi desde la adolescencia, y ahora madre de dos preciosos niños, me hablaba fenomenal de él.

Cantar era sinónimo de predicar, pese a su timidez deseaba editar un CD desde muy joven. Tendría que esperar. Y si San Francisco alababa a Dios en las criaturas, Javi afirmaba: “Hemos perdido la capacidad de alabanza, porque hemos perdido nuestra capacidad de agradecer. Si cada día hay mil razones para la desesperanza, el creyente encuentra una sola razón para la esperanza: el Señor ama y cuida a todas sus criaturas”.

No consideraba al sacerdote como un gurú o chamán, sino como un instrumento del Señor. “Hace ya tiempo que la Iglesia perdió a los jóvenes, como a los trabajadores. Decimos muchas cosas, pero no comunicamos. Mi mayor preocupación es no perder a las familias, especialmente a los niños. La catequesis y la misa familiar son aspectos fundamentales que debemos cuidar, porque lo que se vive de pequeño y en familia es lo que queda en la vida de adulto”. Para él era esencial la Primera Comunión, y el tiempo de después.

Capellán de hospital, sabía del sufrimiento muy de cerca. La alegría en el rostro, lo conocí en persona en uno de los múltiples conciertos de Arte y Oración. El “cura rockero” no se consideraba un buen cura, nos sonreímos. Comprender vida y muerte, desde la luz pascual, es volver del revés el calcetín. Sigue velando por nosotros, amigo Javi.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 7 de abril de 2024).

¡Resucitó!

¡Resucitó!

Escultura jardines de la iglesia del Primado de Pedro, junto al mar de Galilea (Tabgha, Israel. Foto www.alamy.es

De pequeña, acompañaba a mi madre y a mi tía a visitar los siete monumentos reglamentarios, la tarde del Jueves Santo y la mañana del Viernes. Las mujeres bisbiseaban oraciones inentendibles, que a mí se me hacían eternas. Venían de una cultura de luto y tenebrario, de obligación y miedo.

Tras de mi adolescencia y primera juventud en la parroquia de Begoña, pasé a vivir y compartir la hoguera pascual en el monasterio de La Oliva, Uncastillo, Navarrete, el santuario de La Misericordia o Mosqueruela. “Hacía niebla, y frío, y honda noche / ribera del Moncayo. (…) Se prendiera / el corazón hirsuto de unos leños / y el aire, de repente, se hizo llama…” (En luna llena).

Fue mi educación sentimental. Mi ensayo progresivo para ir maridando alegría y dolor; mi formación universitaria, al albor de unos hermosos versos: “… La mesa, el pan de oro y un rayo azul de luna / en las miradas” (Rosendo Tello). Camino de Emús, acompañada siempre por otros peregrinos: familia, amigos, compañeros, profesores, maestros.

Y, junto con la luna de Nisán, se me dio comprender que la gente sufría; que la tierra gemía con dolores de parto prolongado, o interrumpido; y que yo misma a veces me partía por dentro. Sobre todo en la hora de la muerte de los seres queridos, transfigurada en aceite que embalsama. “Se rompieron los diques de todos los océanos, / se estremeció la tierra hasta su abismo último. / Y el útero sangrante de la luna se cerró para siempre” (Pájaros de silencio).

Y tenía que llegar. A finales del 22, en nuestra peregrinación a Tierra Santa: la entrada al amanecer, el Cenáculo, Getsemaní, San Pedro en Gallicantu, el Pretorio, la subida en sillas al Calvario, el Santo Sepulcro. Y retorné al origen. “Una extraña figura turbó la soledad: / en las manos llevaba una azada y su rostro / parecía sereno. / Se me quedó mirando fijamente a los ojos, / como alguien que me amara desde una luz antigua” (Flor de agua). La roca circular termina abriéndose, y es posible la paz.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 31 de marzo de 2024).

Eccehomos

Eccehomos

Fotos Basílica de Getsemaní o de las Naciones (Jerusalén)

Hasta en el Martín Martín y en el Rincón había semana palmitas de colores, para que los pequeños de la casa cuelguen sus caramelos y sus chuches. Sigue mandando la tradición. Y es que hoy, Domingo de Ramos, es fiesta grande. Jesús el Nazareno entra por la Puerta Dorada –siglos después tapiada por los musulmanes–, justo detrás la salida del sol, a Jerusalén, para unirse a los suyos y celebrar la Pascua.

Sin embargo, la lectura de este domingo es atroz, cruenta, escalofriante. De pequeña no la soportaba. Me cercioré en la Basílica de Getsemaní, contemplando el hermoso mosaico, de la oración en el Huerto y el prendimiento, que sirve de girola al altar. Se me clavaba cada espina de la corona en el alma. ¿Una niña hipersensible, solitaria y soñadora?

Se le venía todo encima. Hasta nuestra visita a la cisterna subterránea no conocía el tipo de martirio, por inmersión, ahogo, asfixia o desgarro muscular y pulmonar. Y luego los azotes con látigos de hierro que se incrustaban en las carnes, la subida al Calvario con un madero enorme, la Crucifixión. Su cuerpo y su rostro, fortísimo y tan bello, quedaron totalmente destrozados.

¿Cómo transmitir el primer anuncio de un Dios aparentemente fracasado? Pienso en tantos inmigrantes que no llegan a la costa, en los masacrados de las guerras y las mujeres y niñas violadas, en los hijos matados por violencia vicaria, en el anciano solo que se siente morir, en los discapacitados tirados en un rincón. Ellos, mientras les quede un hálito, no pierden la esperanza ni la sonrisa.

La piedra del sepulcro sabía a hierbas y preparados aromáticos, los ojos que lo vieron morir no se cerraron en la noche, su madre y otras mujeres velaban en silencio, la vida no podía parar. Siguieron amándose y procreando todas las criaturas.

No lo reconocieron. Solo al compartir los panes ácimos y el pescado de San Pedro del mar de Tiberiades. Su rostro volvió a transfigurarse ¡Era Él! Y cada uno de nosotros.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 24 de marza de 2024).

Los trenes de mi vida

Los trenes de mi vida

Foto Jesús Alba Enatarriaga

Falta mucho por hacer. Compañeros del Foro de Vida Independiente comentaban: “Estos servicios llegan a ser humillantes, con un trato vertical, autoritario e infantilizante. ¿Por qué tenemos que ir media hora antes que el resto a las zonas de embarque de aeropuertos y demás para hacer el checking?”. Mis recuerdos de infancia son felices: “Cogíamos el tren en plena noche. ¿O era a la tarde acaso? No sé. Pero cenábamos, conversaba mi madre, y la tía –siempre, o casi siempre, subíamos las tres–, con nuestros convecinos de vagón, pasábamos largos ratos en silencio, corridas las cortinas” (“Trenes en sepia y luz”).

Íbamos de Delicias a la Malvarrosa, naranjos, mucho sol, aroma a mar. Años después, el autobús de Auxilia, el viaje de estudios a Innsbruck, Taizé, Viena… Hasta no hace demasiado con Disminuidos Físicos de Aragón –hoy Discapacitados–, los buses no disponían de plataforma elevadora.

En avión, Mallorca, Roma, Tierra Santa… Te suben y desplazan hasta tu asiento en una sillita y, aunque como dice un amigo y denunciaba Pablo Echenique, “¿por qué la silla de ruedas viaja en la bodega del avión, con el habitual riesgo de que se dañe o vaya a la Cochinchina?”, yo me sentía flotando en cada vuelo.

Estos últimos años, con el AVE, el acompañamiento de Atendo desde antes del embarque a la llegada, la rampita con ruedas con la que te suben y te bajan, me venía la imagen de mis trenes de infancia, y del coche correo en el que viajaba mi padre, repartiendo las cartas, con su maleta de madera. “Por fin, esclarecía tras la lonilla leve, en la ventana. Y comenzaban a dibujarse los contornos: los asientos de escay, separados por altos cabezales; los viajeros, severos, cabeceando a veces en la penumbra; y arriba, el equipaje. Pasaba una vez más el revisor”. Algo hemos avanzado.

Y aun así, en muchos trenes solo hay un asiento H para sillas de ruedas; en otros ninguna. No puedes viajar con un amigo ni con un familiar también en silla. Que me lo expliquen.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 17 de marza de 2024).

Aborto versus feminismo

Aborto versus feminismo

Foto Ayuntamiento de Zaragoza / Heraldo de Aragón

Celebrábamos este viernes el Día Internacional de Mujer. Universidad y Ayuntamiento parecieron obviar las diferencias, abusos y el trato todavía humillante, y resaltar a la mujer en positivo. Y es que todos y todas hemos tenido madres, tías, abuelas, hermanas, amigas, compañeras, profesoras… que nos han marcado.

Sin embargo, está esa otra realidad. No hay duda de que las niñas son más vulnerables que los niños a una violación, aun en el entorno familiar. Cada vez más las jóvenes tienen menos autonomía en la pareja y más control. Tras una excelente formación sigue existiendo el techo de cristal. En cualquier guerra, las vejaciones femeninas son mucho mayores. La violencia de sexo y doméstica sigue a la orden del día.

En cuanto a las niñas y mujeres con diversidad funcional, ya no hay esterilización ni prohibición de voto en las adultas con discapacidad intelectual. Pero la violencia verbal, la falta de asistencia adecuada, abusos subrepticios y embarazos no deseados, mayor exposición al maltrato y dificultades añadidas para desarrollarse como mujer, madre y persona, son temas vigentes. La elección en la supervivencia de varoncito o hembra en según qué países se ha superado, pero ya apenas nacen niños con síndrome de Down.

Y en este contexto, se aprueba en la Constitución francesa el derecho al aborto. Mujeres de alma y cuerpo, que nos pertenecen por completo. No cabrían relaciones forzadas, prostitución a la fuerza y por engaño, ni si me apuran vientres de alquiler. ¿Parir un hijo para dárselo a otra?

La presidenta de la Asamblea de Versalles, una mujer. Y a la misma llegó el hijo de Simone Vell, superviviente de Auschwitz, ex ministra de Sanidad, que aprobara la primera ley de interrupción voluntaria del embarazo, y presidenta del Parlamento Europeo. Todo humanamente correcto. Si no olvidásemos un nimio detalle: la selección humana. El sacrificio de los niños con tara en el monte Tageitos, de los primogénitos en el torrente Cedrón, el nazismo anti semita o la superioridad del pueblo israelí sobre el palestino, tienen que ver con esto.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 10 de marzo de 2024).

Guerrera en paz

Guerrera en paz

Foto Europa Press / Contacto / Omar Ashtawy

Hace dos años, no nos creíamos que la guerra estallase en Europa, entre Ucrania y Rusia, poco antes hermanas. Nos conmocionaba cada cuidad, pueblo y edificio derruido, tan cerca de nuestras seguridades. Muchos lograron escapar, a los primeros fuegos, y tuvimos de vecinos a personas refugiadas como Natalia y Eugenia, mientras sus hermanos, maridos, padres, se quedaban obligatoriamente a pie de lucha. Y nos horrorizaba los hospitales y refugios bombardeados, y tantos niños masacrados, muchos de ellos bebés.

Seis meses ya que Hamás atacó una celebración festiva israelí, y mató indiscriminadamente a jóvenes y adultos tras la barra del bar, o en el camino de huida. Fue la gota que colmó el vaso, o la espoleta que disparó el odio de los dirigentes israelís contra el pueblo palestino, la franja de Gaza, el paso fronterizo de Rafah. Maternidades y hospitales como blancos preferidos, bajo la excusa de encontrar los túneles del grupo terrorista. Miles de civiles y niños masacrados. Se cerraron los lugares santos, Nazaret, Belén, Jerusalén. Yo apagaba la televisión. Allí, donde meses atrás, había descubierto el edén, me veía a mí misma muerta.

Guardo una simpática anécdota con Rosa Montero. Cuando la conocí en una de sus presentaciones en Zaragoza, en una de sus dedicatorias –le llevé varios libros– pondría lo siguiente: “A mi querida guerrera…”. ¿Habíamos coincidido en una vida anterior? Porque no se refería a la segunda y tercera acepción del diccionario: “Que guerrea. Que tiene genio marcial y es inclinado a la guerra”. Ni siquiera a sus sinónimos: traviesa, revoltosa, alborotadora, lianta, enredadora. Sino a mujer fuerte, valiente, aguerrida.

Y me sentí emocionada y desnuda, e identificada con Agua Fría de Temblor, Airelai de Bella y oscura, o Bruna Husky, la replicante de su trilogía. Y ahora, esta guerrera no comprende que queden cicatrices en las calles, los cuerpos y las almas; que aun en guerra se mate a quienes piden un poco de comida; que penda sobre nosotros y el planeta la espada de Damocles nuclear. Sería necesario para entenderlo una inteligencia demoniaca.

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 3 de marzo de 2024).

Mi tractor amarillo

Mi tractor amarillo

Foto www.letras.com

“Tengo un tractor amarillo, / que es lo que se lleva ahora”. Cuando el grupo Zapato veloz estrenó esta canción en el 92 el campo estaba ya mecanizado. Hacía por lo menos décadas que el tubo sinfín subía automáticamente el grano del remolque al granero; y alguna más que las primeras segadoras habían sustituido a la hoz y la zoqueta. Los agricultores tenían sus seguros, por si no daba la cosecha.

Pero el campo seguía siendo duro y pobre. De sol a sol, y algunas noches a guardar la era. Siete días a la semana, sin descanso; como mucho, la misa del domingo y la brisca. Y aun así, algunos aldeanos, como mi abuelo, tenían hasta una vaca que les daba rica leche. “Tengo una vaca lechera, / no es una vaca cualquiera. / Me da leche merengada, / ¡ay!, qué vaca tan salada” (canción infantil).

Ordeñar, esquilar, cuidar los animales, las gallinas, los conejos, los cerdos, nunca fue fácil. Y menos si no llegan los ahorrillos. Escribía en mi primera novela, El ramito de azahar: “Y recoger la leña en el invierno, y acarrear las cinas, de chiquillos, llevar el almuerzo a Padre, hasta los montes, ir por agua a la fuente o echar a las gallinas”.

Lo heredé, me lo contaron, fui testigo. Siempre fue duro, por más que cantores y poetas idealizasen el cuido del campo y el ganado: “Tengo yo una ovejita Lucera / que de campanilla le he puesto un collar” (Pepe Mairena, pasodoble).

Hoy un tractor, por mucho GPS, no da para un descapotable; ni la vaca da leche condensada. Los productos del mercado suben, pero ni al agricultor ni al ganadero les llega una materia prima de calidad; y menos unas ganancias que le permitan mucho más que sobrevivir, autónomo como es.

Y con todo, siempre resurgen creadores que cantan la riqueza del fruto, en la noche de la luna y la miseria: “¡Al polo norte de tu limón amargo / desde tu altura azul, cociente higuera! / Al polo norte del limón subiera, / que no a tu sur, y subo sin embargo” (Miguel Hernández, Perito en lunas).

María Pilar Martínez Barca es doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 25 de febrero de 2024).

De El tronco familiar

De El tronco familiar

Foto imagen diseño de Immmperium Ediciones, basada en una  fotografía Jesús Alba Enatarriaga

Detrás, los surcos áridos, las lluvias, cada espera
que iría germinando crepúsculo a crepúsculo.
Por delante, el futuro más hermoso
transformado en ailanto,
el árbol de los cielos y del amor.
La eternidad sigue perteneciéndonos
redondamente plena, rebosante,
grávida de simientes y hojas frescas. No tendríamos
de temer jamás a los incendios.
Nos hicimos perennes, como el canto
del cisne y del pelícano.
Los ocres ya no duelen si se comparten.

(El penúltimo ocre)

Valentín y el matrimonio

Valentín y el matrimonio

Foto cartel de la película Priscilla

El pasado miércoles celebrábamos san Valentín de Roma, sacerdote y mártir, decapitado por Claudio II (siglo III d. C.) por casar en las mazmorras a los soldados y sus prometidas. ¿Seguiría enfrentándose hoy a las cabezas del poder?

La fiesta de San Valentín cobró gran relevancia en los primeros siglos de la Iglesia, dotando de valor religioso las paganas lupercales; y desde el amor cortés medieval al amor-consumo y sexo de nuestros días, ha pasado por múltiples variantes. Si Pablo VI la suprimió del calendario litúrgico, Francisco ha revalorizado el don sagrado de la entrega. El mismo que ha aprobado la Declaración “Fiducia supplicans” sobre la bendición de parejas en situación irregular: personas separadas, del mismo sexo, etc.

No es rito matrimonial. Siempre me cautivó la relación entre el poeta Manuel Pinillos y su musa eterna Margarita, casados primero por la Iglesia y años después por lo civil. Eso sería impensable en España desde el Acuerdo entre el Estado y la Santa Sede, de 3 de enero de 1979. “Los efectos civiles del matrimonio canónico se producen desde su celebración” (art. VI).

Y aquí entra la trampa y el cartón. Jóvenes viudos y viudas con hijos, o ancianos que vuelven a enamorarse, no tienen derecho a rehacer sus vidas. Les quitarían una de las pensiones.

Gran invalidez, pensiones no contributivas o dis-capacidades de más del 65%, son otros baremos. Para un matrimonio, su PNC común –dependientes y que no han podido contribuir a Hacienda–, es de unos 1122,20 euros mensuales. El SMI de una asistenta y sin Seguridad Social.

La prestación por Hijo a Cargo sí es compatible con el matrimonio, si eres mayor de 18 no incapacitado, con más del 65%, unos recursos básicos y convives con papá (según RD del 11 de noviembre de  2005).

Al final bendición, mucho más rentable, aunque permanezcamos en situación irregular, víctimas y pecadores del sistema. San Valentín y Jesús de Nazaret, el amigo del novio, no tenían prejuicios.

María Pilar Martínez Barca esdoctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna"., domingo 18 de febrero de 2024).

De Águeda a Valentín

De Águeda a Valentín

Foto Guillermo Mestre / Heraldo

Nos pasamos el año en un pienso y este ha venido bisiesto y redondito y. De los turrones de noviembre a las comidas navideñas; del mazapán, los champanes y el panetone, al roscón de Reyes; del ventolero y rosconero San Valero, a los dulces bendecidos por San Blas; de Santa Águeda al restaurante, a falta de bolsillo para joyas, en San Valentín.

Y da igual si las navidades nos pintan la sonrisa algo triste y nostálgica; nos inclinemos más a la “res” pública que a los Magos de Oriente; y obviamos la historia de Valero, de Blas o las lágrimas del Etna por la mujer casta y ultrajada. Jamás olvidaremos la nata, el chocolate ni al conde de Salchichón.

Porque además, esta próxima semana San Valentín, el médico y obispo que casaba a los novios a contra orden en época romana, coincide con Miércoles de Ceniza. Y mientras enterramos la sardina, y vamos despidiendo a don Carnal para recibir a doña Cuaresma, los chicos y no tan chicos podemos seguir disfrutando del Carnaval.

Desde el pasado jueves, música, disfraces y el popular dicho aragonés: “Jueves Lardero, longaniza en el puchero”. Asada o frita, en bocadillo o ensalada; con calamares, gambones, arroz, costilla o quesos. En Soria, con huevos, torrezno y choricillo; en La Rioja, bollo preñado de chorizo; en Guadalajara, más típica la tortilla; la butifarra catalana; el hornazo andaluz…

Ya no se lleva comer pescado los viernes de Cuaresma. A no ser por tradición y dieta alimenticia sana. La Iglesia y sus líderes, incluido el papa Francisco, y todo el Pueblo de Dios, cambiamos con los tiempos. Desfacedor de abusos, artífice del Sínodo de la Sinodalidad, amante del cine aragonés –ahí está “Teresa”, de Paula Ortiz–, acogedor de todo tipo de parejas que lo sean por amor. Hace mucho que el pulvis –eris latino se cambió por conversión.

Sigamos disfrutando, cada cual a nuestro modo, de San Valentín; de esta nueva Cuaresma que nos a un renovado camino de esperanza, hacia la Pascua; de los gusto culinarios y recetas de cada época. ¿Desde cuándo es pecado ser feliz?

María Pilar Martínez Barca
doctora en Filología Hispánica y escritora

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 11 de febrero de 2024).