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Miguel Herández

Foto www.eldiario.es
El lunes 28 conmemorábamos 80 años de la muerta de Miguel Hernández en la cárcel reformatorio de Alicante, enfermo de tuberculosis. “Tristes guerras / si no es amor la empresa. / Tristes, tristes”. Comencé leyendo su gongorino Perito en lunas, en uno de aquellos libros de Editorial Losada, no sé si prestado de la biblioteca del Aula Colectiva de Auxilia. ¡Qué años! “Este paisaje sin mantel de casa / gris, ¡ay, casi ninguno en accidentes!: / los pastos pobres… la colina escasa / de trigo… los cristales no corrientes…”.
Miguel tuvo su educación humilde y exquisita, su adolescencia, sus ovejas y sueños de alto vuelo. En su segundo viaje a Madrid (1934) se codea con Neruda, Aleixandre, Cossío, Alberti, Lorca, Cernuda, Dámaso Alonso… Carmen Sender me enseñó a asombrarme con su Elegía a Ramón Sijé: “Quiero minar la tierra hasta encontrarte / y besarte la noble calavera / y desamordazarte y regresarte”. Con los años, la dediqué en su partida al tío Fermín, que se me murió como del rayo entre Zaragoza y Velamazán, su pueblo y el mío.
Al estallar la Guerra Civil, el poeta es invitado, como Comisario de Cultura, por el Ministerio de Instrucción Pública de Moscú al V Festival de Teatro Soviético. Al año siguiente, Viento del Pueblo. En la cárcel escribe a su segundo hijo, Manuel Miguel –el primero fallece de bebé–, “Nanas de la cebolla”. Mil recuerdos.
Estos días, la “Canción del esposo soldado”, único documento de voz grabado en París, se ha hecho viral: “Para el hijo será la paz que estoy forjando. / Y al fin en un océano de irremediables huesos / tu corazón y el mío naufragarán, quedando / una mujer y un hombre gastados por los besos”. Y una carta de su sobrina nieta a la hermana, Elvira Hernández Gilabert: “Hace más de 25 años que te fuiste y hoy se cumplen 80 de la última vez que viste a tu hermano Miguel con vida, pero no he olvidado las anécdotas que me contaste una y otra vez”.
Lástima no traspasar la casa museo de Miguel Hernández, en Orihuela, fuimos lunes. ¿Pero cómo olvidar a un poeta hermano que te ha sembrado el alma?
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 3 de abril de 2022).
Ramos para todos

Foto www.elmundo.es
Este domingo, Domingo de Ramos, se llenarán los templos, igual que el Miércoles de Ceniza, o estos días llenaremos las calles con las esperadas procesiones. Y es que la tradición cristiana sigue conformando nuestra esencia.
También de los que se confiesan alejados, defienden contra marea y viento un anticlericalismo trasnochado, y llevan a sus hijos a escuelas religiosas. Cuando Jorge Mario Bergoglio subió al pontificado sabíamos que algo cambiaría, pero no tanto. Porque el papa Francisco, el mismo que puso patas arriba las cuentas vaticanas, metió el dedo en la llaga de la pederastia o consagra a María a Ucrania y Rusia –que el Padre hace salir el sol sobre todos--, es quien convoca el Sínodo de la Sinodalidad 2022-2023. ¡Menuda palabreja!
“La identidad de la Iglesia es evangelizar. Sueño con opción aún más misionera, que salga al encuentro del otro sin proselitismo”. Ahí es nada. Sínodo, del griego ‘sýnodos’ y del latín tardío ‘synödus’, “concilio de obispos”, “junta de eclesiásticos para examinar a ordenados y confesores”, “conjunción de dos planetas”, según Aristóteles y Plutarco. Algo muy grande en definitiva. Sinodalidad, empero, connota e implica caminar juntos, obispos, personas religiosas, creyentes de a pie o sobre ruedas, que también.
En nuestra diócesis, 4000 personas trabajando, unos 400 grupos. Y Francisco, nuestro hermano, consciente de lo que hace, al nombrar como segunda del Vaticano a una mujer, Raffaella Petrini –hermana franciscana de la Eucaristía--, modificar el párrafo I del Código del Derecho Canónico para contar con acólitas y lectoras –reservado varones--, o elegir a la teóloga aragonesa Cristina Inogés, alma viva del Sínodo.
Caminar, celebrar la fe, laicos, mujeres, descartados. Un gesto sencillo vale más que mil enciclopedias. ¿Cómo llegar al corazón del joven? ¿Accesibilidad para las personas, creyentes o no, con diversidad funcional?
Entregábamos el jueves los premios del Certamen “Luz de interior” de Poesía, convocado por la Asociación para el Diálogo Interreligioso en Aragón. La gente tiene sed de Dios, de su don que es Espíritu, de su Hijo encarnado en cada uno de nosotros. ¿Portaremos las palmas por amor?
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", martes 12 de abril de 2022).
Luz de Pascua

Foto Jesús Alba
De pequeña me ponía nerviosa. El relato de la Pasión no es un cuento para niños –después he descubierto que tampoco Caperucita roja, Hansel y Gretel y otros–. Relacionaba la flor de la pasionaria con las espinas, y me ponía triste. Una niña harto fantasiosa y solitaria.
Después, al integrarme en la parroquia, al proceso no se le llamaba todavía inclusión, me fui haciendo adicta a las pascuas juveniles. Pasé por varias, del Monasterio de La Oliva al Santuario de Misericordia. Mis compañeros de camino lo recordarán. Y de aquellas plácidas experiencias saldría posteriormente mi libro En luna llena: “Se prendiera / el corazón hirsuto de unos leños / y el aire, de repente, se hizo llama, / silencio en las miradas, brisa lenta, / reposo allá en el centro de los árboles”.
Iríamos creciendo, no queda otra. A mi padre y luego a mi pareja de siempre le han gustado las procesiones, tan arraigadas a esta tierra de cierzo y de contrastes. Más allá del ruido estruendoso de los tambores, que emocionan y conmueven, el Señor Atado a la Columna, la Oración en el Huerto, la Verónica, Nuestro Padre Jesús de la Agonía, las Lágrimas de Nuestra Señora, parecen mirarme a los ojos y transmitirme un mensaje bellísimo.
Este año, al contemplar al Nazareno, a María, en su camino de vida y muerte, o viceversa, lo que siento es ternura, conmiseración, misericordia. Y una tristeza incontenible. En su escultura humana veo reflejados a tantos pequeños y mujeres que sufren violencia, a miles de inmigrantes sin destino, familias sin empleo, al enfermo, al anciano, al moribundo. Y mucho más, a los niños soldados, a todos los civiles masacrados, a esposas y madres que huyen a un refugio que puede ser un túnel o una trampa, sus matrices vaciadas para siempre.
La escuché y casi me hace llorar: “Mamá, esta carta es mi regalo para ti por el día de la mujer. Gracias por los mejores 9 años de mi vida. (…) Te deseo buena suerte en el cielo, espero que vayas al paraíso. Intentaré portarme bien para ir al paraíso también. Muchos besos”.
Lu Luz traspasa rocas, ruinas, fosas comunes. Esta mañana, Cristo Resucitado se encuentra con Nuestra Señora de la Esperanza. Es nuestro destino.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 17 de abril de 2022).
Libros, calles, vidas

Foto Raquel Labodía / Heraldo
Ayer celebrábamos el Día del Libro, en honor de Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega –el autor mexicano tocayo de nuestro poeta de Toledo–. De nuevo en el Paseo Independencia, en plena calle abierta, sin mascarillas, sin pasillos embudo ni vallas que separen al autor de sus lectores. Mari Paz y Ana María hubiesen disfrutado. Teresa pudo hacerlo junto a Olena, su amiga ucraniana paralímpica.
Más de 90 mesas, 200 autores. Comuniter, Librería París, Antígona, Prames, Cálamo, Libros del Innombrable, Central, Prensas Universidad de Zaragoza, Olifante, Pregunta… Nos firmaron sus obras Juan Domínguez Lasierra, José Luis y Alejandro Corral, Luis Zueco, Ana Alcolea, José Luis Melero, Sergio del Molino, Magdalena Lasala… Cuando escribo estas líneas dan previsión de lluvia, confiemos.
El pasado agosto fueron el parque y la calle dedicados a Teresa Perales, nuestra excelente nadadora y Premio Princesa de Asturias, y Ana María Suárez, fallecida en el atentado yihadista en Cambrils. Ahora les ha tocado, en la prolongación de Tenor Fleta con Ronda Hispanidad, a sendas calles con los nombres de Damiana Gramontel y Cabal, maestra escolapia y discípula de sor Paula Montal –pioneras en la educación femenina allá por el siglo XIX–, y María Paz Monserrat Blasco.
Cuando tienes una capacidad diferente desde niño te sale ayudar a los otros, por defecto. Así era Paz. La recuerdo de Frater, Disminuidos Físicos de Aragón, Cai Deporte, Adaptado, la micro amarilla, Aragua, el Rosario de Cristal – Dama de Honor de la Virgen del Pilar–, las procesiones de Semana Santa o en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes. Su artrogriposis múltiple no le impidió los 140 títulos nacionales, o las decenas de medallas conquistadas, siete de ellas entre Suecia 83, Barcelona 92 y Malta 93.
Las cosas de palacio… Lo solicitamos en 2016, y el 30 de junio del 17 se decidió “… incluir en la Relación de denominaciones (…) la denominación de M.ª Paz Monserrat Blasco, (1956-2015), nadadora paralímpica, reconocida mejor deportista aragonesa con discapacidad del 2009”. Ojalá el próximo San Jorge también lo celebremos, con libros y claveles, en su calle.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 23 de abril de 2022).