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Se muestran los artículos pertenecientes a Febrero de 2022.

Juguetes rotos

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Foto EFE/Heraldo

Siempre existe un motivo, de Troya a Siria, los enfrentamientos civiles o las crisis mundiales. El magnicidio del archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa Sofía desencadenaría la Primera Guerra Mundial; y la firma de Chambelain, primer ministro británico, por la que entregaba a Hitler los Sudetes, influiría en la Segunda –como se muestra en “Múnich en vísperas de una guerra”–. George W. Bush justificaría durante años la ocupación de Irak; y hasta los talibanes encuentran sus coartadas psicológicas.

“Las causas de una guerra pueden parecer absurdas o incoherentes, pero detrás de ellas suele haber disputas y tensiones mucho más profundas” (Margaret MacMillan, La guerra. Cómo nos han marcado los conflictos). Las manifestaciones de Euromaidán, la adhesión de Crimea y la guerra del Donbás, en 2014, serían el antecedente de la actual crisis ucraniana, nostálgico intento de reconquista de la antigua URSS. Por un lado, el Kremlin y Putin. Por otro, gran parte de Ucrania aspiran a la OTAN, como en su día Estonia, Letonia o Lituania, ya entre los invitados, como Bosnia Herzegovina y Georgia.

Y EE. UU. y la Unión Europea juegan a tres bandas: benefactores de un nuevo Estado libre, ostentadores de poder y víctimas. ¿Y si cortan el gas? ¿Cómo sabernos libres de un ciberataque, un grupo terrorista o una guerrilla? Las armas y las mentes actúan hoy mucho más subrepticiamente.

Seguirán muriendo niños, mujeres y discapacitados. ¿Quedarán ancianos? Y los supervivientes, más miseria, más hambre, más pandemia. ¿Quién gana realmente una guerra? Palabra que suele sustituirse por enfrentamiento, crisis, apoyo humanitario…

“Lo que pasó ya sucedió, no podemos cambiarlo, pero no puede suceder de nuevo”, afirmaba en la Eurocámara Margot Friedländer, superviviente del Holocausto nazi. A sus 100 inviernos sigue llevando en el cuello el collar ámbar que le regaló su madre, deportada a Auschwitz, y en su corazón el recuerdo de Adolf, el esposo, con quien fue feliz en Nueva York 64 años.

Cuando estos días veía las armas y explosivos que muestran a los niños y jóvenes en la escuela ucraniana, pensaba que no solo les han roto los juguetes. ¿Para siempre?

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 6 de enero de 2022).

06/02/2022 22:46 pilmarbarca Enlace permanente. La columna dominical No hay comentarios. Comentar.

El Ángel del amor

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Foto Aránzazu Navarro / Heraldo

Mi primer acercamiento a Ángel Guinda se produjo a través de Manuel Pinillos: “Nos conocimos, Manolo, a la salida del Ateneo zaragozano, al que tuviste la generosidad de acudir para escucharme un día de 1973. En la cafetería Savoy tomamos esa misma tarde la primera copa juntos”. En el 76 Manuel edita Sitiado en la orilla, Publicaciones Porvivir Independiente, col. Puyal, de Ángel Guinda y Trinidad Ruiz Marcellán, su editora y musa eterna.

“De niño yo veía en Zaragoza rinocerontes con cabeza de hombre, hombres con cabeza de pistola, hombres con cabeza de falo, hombres con cabeza de copón…” (Espectral). Me nutrió de anécdotas y datos, generoso, prolífico. A finales de los ochenta me sacó un poemita en su revista Malvis.

Reseñé su traducción de Inútil poesía, de Álex Susanna, o su espléndido Toda la luz del mundo: “Toda la luz del mundo pasa por tu mirada”. Y él, en una magnanimidad sin parangón, presentó Se está muy bien aquí. Diario de una amistad, vis a vis con Antón Castro, la reedición Poesía completa de Manuel Pinillos y La manzana o el vértigo, “tu mejor poemario”, según decía.

El año del Premio de las Letras Aragonesas, nos brindaría, junto a Olifante y Nacho Escuín, un hermoso homenaje: “Yin: Poetas aragonesas, 1960-2010, se ofrece como un ejercicio de obligado reconocimiento y justo desagravio igualitario a la poesía en lengua castellana escrita por mujeres”. Y la anécdota simpática: “¡Pero Pilar, que me estás atropellando!” –se apoyaba en el mando de mi silla de motor–.

Rebeldía, búsqueda, transgresión, compromiso, crítica social… y poesía existencial o metafísica. En 2012 presentó, en la librería Dodó de Madrid, Del Verbo y la Belleza, con José Luis Gracia Mosteo. “Morir es no volver a estar / a la misma hora, / en los mismos lugares, / con las mismas personas” (Biografía de la muerte).

Te equivocas, Ángel. Volvemos a abrazarte en Los deslumbramientos, Recapitulaciones, Revelación y rebelión y en El arrojo de vivir, antología amorosa que presentamos mañana. A los internos de la cárcel de Daroca recitaste: “Mi vida recibe instrucciones de otras vidas / anteriores a mí, a las que sirvo / como fiel sucesor y en mí reviven”.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 13 de febrero de 2022).

13/02/2022 21:40 pilmarbarca Enlace permanente. La columna dominical No hay comentarios. Comentar.

Sonrisas

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Foto www.msn.com

A poco más de un mes de Semana Santa, y tras dos largos años desde el San Valentín del 2020, volvemos de nuevo a sonreír. Se han quitado las restricciones en hostelería, sin pasaporte covid en el teatro, parece que esta vez sí hay Cincomarzada. ¡Y qué alivio sentir la luz y el aire a pulmón pleno! Ya no llevamos trampantojo que nos dificulte la visión y nos oculte el rostro de los otros viandantes.

Los pediatras y otros especialistas todavía discuten sin suprimir la mascarilla solo en el recreo o también en las aulas. ¿Un proceso gradual? Sin embargo, no podemos olvidar que se ha robado a los chavales dos años de su infancia y juventud. En los más pequeñines apenas dejará huella; pero todos sabemos que lo vivido de siete para abajo queda ya para siempre. ¿Qué recuerdo guardarán nuestros hijos de adultos de cuando les cerraban los coles, y no salían a la calle a jugar?

Los residuos no reciclables que trajo la pandemia –mascarillas, test de antígenos, jeringuillas y agujas, gasas…– son toneladas. Aun con todo, pese a los nuevos virales que saldrán a partir de este mes, mejor utilizar las medidas higiénicas que no hacerlo. Según Margarita del Val, prestigiosa viróloga e inmunóloga del CSIC, porque no estamos seguros de la gravedad de ómicron, ni de otras posibles variantes, a no ser por las vacunas.

Para el doctor Melchor Álvarez de Mon, Catedrático de Medicina de la Universidad de Alcalá, la covid es más que una gripe, con secuelas permanentes, propensión a otras infecciones, malestar inflamatorio crónico, dolores articulares… Y el actor Antonio Resines: “Los sanitarios me han salvado literalmente la vida”…

No olvidemos el retorno a la vida y la salud integral. Afirma la psicóloga  Marian Rojas Entapé en su último libro, Encuentra tu persona vitamina: “… no poder relacionarnos con personas, no poder tocarnos ni abrazarnos, no poder ver las caras, las expresiones faciales ni las expresiones de los demás por las mascarillas, (…) nos ha perjudicado de manera notable”.

La primavera traerá el buen tiempo, se supone. Con la desescalada de ómicron y los espacios abiertos, confiemos, mientras llegan las vacunas esterilizantes, respirara unos meses en paz.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 20 de febrero de 2022).

20/02/2022 20:55 pilmarbarca Enlace permanente. La columna dominical No hay comentarios. Comentar.

Techos de cristal

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Foto https://elpais.com

Todas y todos podemos equivocarnos, cometer un error, meter la gamba. Pero el maremoto que levantado por el PP no tiene sentido para los ciudadanos de a pie. ¿Fraude o corrupción en la compra de mascarillas? No se sabe todavía. ¿Pero meterse con el padre ya fallecido poco antes de su investidura como presidenta de Madrid? Suena a que no es problema de izquierdas o de derechas.

Declaraciones como “...amo la vida nocturna aquí, la he vivido con intensidad”; o considerar la ley LGTB del propio partido “progresía tirana”… ¿Políticamente incorrecta? Isabel Díaz Ayuso, tocaya de la Zendal, que dio nombre al Hospital de Emergencias y Enfermedades Epidemiológicas creado en tiempo récord durante la pandemia, no se muerde la lengua: “La situación del PP es insostenible, nos desangramos y el perjuicio no puede salir gratis”.

Vamos ganando escaños. España se sitúa en el quinto país del mundo con más alto porcentaje de diputadas, tras Ruanda, Bolivia, Cuba y México; después, Suecia, Finlandia, Francia y Dinamarca. Quizá si Liudmila Pútina sugiriese a su esposo, Vladimir Putin, la barbarie a punto de cometer, como hiciera la mujer de Poncio Pilato ante la crucifixión de Cristo, otra paz nos cantaría: “El orden de los siglos se vería / por siempre perturbado: / el huerto más pequeño germinaría en luz” (Flor de agua).

El papa Francisco inauguraba el pasado octubre el Sínodo de la Sinodalidad. Iglesia somos todos, también laicas y laicos. Como botón de muestra, la proclamación del ministerio de acólitas, lectoras y catequistas –modificado el artículo 230, párrafo 1 del Código de Derecho Canónico–. ¿Para cuándo mujeres sacerdotes? El Sínodo de la Amazonía lo planteó, para zonas rurales a las que no llegan curas varones. Pero doctoras y doctores tendrá la Iglesia que diriman.

Vamos rompiendo techos de cristal, siempre lo hicimos. Desde los siglos I a VII de nuestra era, según Juan José Tamayo, cuando hombres y mujeres compartían jerarquías católicas; a las beguinas, laicas y escritoras del siglo XII. O entre los talibanes, que han nombrado a la doctora Malalai Faizi directora de un hospital en Kabul. ¿Será cuestión de tiempo y de memoria?

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 27 de febrero de 2022).

27/02/2022 19:58 pilmarbarca Enlace permanente. La columna dominical No hay comentarios. Comentar.


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