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Se muestran los artículos pertenecientes a Noviembre de 2022.

Réquiem por la cultura

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La estatua del poeta Grigory Skovoroda fue lo único que quedó en pie de su casa museo. Foto www.bbc.com

El teatro de Mariúpol, el de la Ópera y el Ballet en Odesa, la catedral, el Monumento al Holocausto o la Academia de Cultura de Jérkov, el Museo Nacional de Leóolis o el de Antigüedades de Chernígov; el museo de Historia Local de Ivankiv, la casa museo del poeta Grigory Skovoroda. Misiles indiscriminados y expolios en edificios civiles y religiosos, escuelas bibliotecas… El esqueleto de tanta cultura destruida muestra imágenes atroces,

Debajo, entre los costillares y los cascotes rotos, el drama cotidiano de dos pueblos que un día se creyeron uno. De un lado, refugios masacrados, cargas contra niños que intentaban salvarse escondidos, funcionarios a los que se persigue y se mata en su propia casa. Del otro, olvido, sanciones e ignominia de una cultura de milenios, la rusa, por pertenecer al otro bando –se salvan algunos autores clásicos–.

¿Cuándo al saber universal se le puso puertas? Claro, siempre que ha habido una guerra fratricida, por mucho que los gerifaltes y algunos combatientes no vean al hermano y sí al enemigo. Mientras, los menores, débiles, desvalidos, irán perdiendo todas sus referencias, llámense madre y padre, lugar de origen, cultura o dignidad.

Sucedió en la Alemania nazi, en la Unión Soviética, en las dictaduras latinoamericanas, en los regímenes totalitarios y retrógrados de los talibanes… Belchite, las ruinas de Palmira y tantos templos del arte y la literatura tragados por el odio serán simples ejemplos. Si lacerar el corazón de la piedra es en sí un magnicidio, ¿cuánto más el de carne?

“El director de la Filarmónica de Jersón, el músico ucraniano Yuri Kerpatenko, habría sido ejecutado por soldados rusos en su domicilio al negarse a colaborar con los ocupantes”. Se negó a dar un concierto en su ciudad, ocupada por las tropas rusas. Se volcó la comunidad artística internacional, Finlandia, Francia, Europa, pero nadie le devolvió la vida.

“La guerra está destruyendo bibliotecas, colegios, música, museos, ciencia, arte. Pero la guerra jamás va a destruir la cultura; ni los valores que representa; como tampoco la libertad y la dignidad de los seres humanos” (Felipe VI). Por apoyar globalmente los valores, no creo que nadie pulse el botón.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 6 de noviembre de 2022).

06/11/2022 22:19 pilmarbarca Enlace permanente. La columna dominical No hay comentarios. Comentar.

El nuevo apocalipsis

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Foto Unsplash / Heraldo

¿Qué haría extinguirse a los dinosaurios? Ni los gigantosaurios en el entorno de Dinópolis, ni los últimos restos fósiles hallados en Riodeva –cuadrúpedos de cola y cuello largos y cabeza pequeña–, aclaran mucho la cuestión. En 150 millones de años hemos tenido tiempo de adaptarnos, igual que las abejas con hocico de perro en regiones urbanitas de Australia.

Aprendimos a prolongar la duración del día, según el eje de la tierra y la órbita lunar; y a orientar nuestra sepultura hacia el solsticio de invierno y el reinado de la luz, frente a la etapa oscura de las inundaciones de verano (2000 a C, antiguo Egipto). Creamos artilugios para medir el tiempo, brújulas para navegar del otro lado de los mares, piedras filosofales para no morir.

Y cuando ya nos pensábamos casi dueños de la eterna juventud, señores de las tecnologías punta, amos de toda voluntad sobre la tierra… Se “produce un mayor riesgo de inseguridad alimentaria, transmisión de enfermedades infecciosas, afecciones relacionadas con las altas temperaturas, pobreza energética y muertes por exposición a la contaminación” (Cuenta atrás sobre la salud y el cambio climático: la salud a merced de los combustibles fósiles).

Grandes extensiones de nuestra casa madre se inundan literalmente se inundan, mientras otras se queman. Glaciares de los Pirineos, Monte Perdido o los Alerces en Argentina se derriten; colapsa el entorno, la cultura, la luz. Guerras devastadoras en una Europa de países hermanos, covid y otras pandemias…

“La idea de que estamos en la tercera guerra mundial no sería popular en ningún país y todo el mundo está intentando no mencionarlo”, afirma el historiador Yuri Felshtinsky. Chima se predispone, los revolucionarios iraníes fabrican los más sofisticados misiles hipersónicos, y las palomas zombis olvidaron la ramita de olivo bajo el ala.

¿Apocalypse Now? No nos volvamos ya del todo locos, como el coronel Kurtz en la famosa película, y confundamos Camboya con Vietnam, patología del poder con legítima defensa. No grandes microscopios que descubran minúsculas galaxias, sino pequeños gestos que humanicen. De lo contrario, y no precisamente a un golpe de cohete.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 13 de noviembre de 2022).

14/11/2022 00:31 pilmarbarca Enlace permanente. La columna dominical No hay comentarios. Comentar.

Cambio retro artístico

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Foto www.infobae.com

Se adhieren con pegamento a la obra “Latas de sopa Campbell”, de Andy Warhol, en la Galería Nacional de Camberra, Australia. Antes sería el cuadro “Masacre en Corea”, de Pablo Picasso, en un museo de Melbourne. “La última cena” de Leonardo da Vinci, en la Real Academia de las Artes en Londres. “Los girasoles” de Vincent van Gogh, en la londinense Galería Nacional, manchados de sopa. El ataque con puré de patatas a “Les moules”, de Claude Monet, en el Museo Barberini de Potsdam, cerca de Berlín. O “La joven de la perla”, de Johannes Vermeer, en el Mauritshuis de La Haya.

Entre nosotros, dos jóvenes pegados a los marcos de “La maja desnuda” y “La maja vestida”, de Francisco de Goya, en el Prado; y la pasada semana, la vitrina con una momia egipcia y una pared, en el Museo Egipcio, de Barcelona.¿Cómo ha podido confundir la generación de nuestros jóvenes la velocidad con el tocino?

Nadie queremos que los combustibles fósiles aceleren el calentamiento y destruyan el planeta. Que haya hambre, bienes mal repartidos e injusticia en el mundo. Que la sequía aumente y no llegue el agua para todos. Que lo más poderosos se gasten en viajes, alojamientos, lujos innecesarios, lo que nos correspondería al común de los mortales. Pero de ahí a hacernos veganos y prohibirnos el ternasco y el jamón…

Porque hay otra riqueza y otro alimento que no son específicamente materiales. Antes de la agricultura existía el arte rupestre, elemento mítico religioso que ayudaba a vivir. ¿Se olvida o se ignora que los egipcios rendían culto a la inmortalidad? ¿Que de las etapas más oscuras de la tierra salimos tantas veces gracias a la creatividad? No produzcamos de nuevo atroces monstruos por echar a dormir nuestra razón.

Los jóvenes artistas-activistas, que estas últimas semanas han dado en manchar, burlarse y destruir el arte clásico, deben desconocer que Van Gogh murió en la miseria, que los cuadros de Picasso sobrevivieron a la guerra y las majas de Goya a una Iglesia y cultura inquisitoriales y a las cruentas batallas de la Independencia.

Desvirtuar lo mejor de nuestro arte, por mucho que se haga por motivos humanitarios y salvadores, es convertir todo activismo en arte retro, no el “que está inspirado en modelos de otra época o evoca un tiempo pasado” (Diccionario de la lengua española), sino en retrógrado e inútil. ¿Cómo sobrevivir así a cualquier cambio?

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 20 de noviembre de 2022).

25/11/2022 22:47 pilmarbarca Enlace permanente. La columna dominical No hay comentarios. Comentar.

Viajes transfronterizos

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Foto Jesús Alba Enatarriaga

El 25% de los jóvenes entre 15 y 29 años se considera racista; la violencia de género es bastante más frecuente entre parejas de menor edad… ¿Hemos perdido las raíces?

Abraham, Moisés, David… el Antiguo Testamento es ya un cruce de culturas, de Babilonia a Egipto o Jerusalén. Y es que, planificando mi viaje a Tierra Santa, repasaba cómo peregrinos y autores de todas las épocas han dado testimonio de esa mezcolanza y a la vez enfrentamiento.

Desde el siglo XI, bajo el pontificado de Urbano II, los primeros cruzados intentaron conquistar las tierras que creían de Jesús de manos musulmanas, al grito de “¡Dios lo quiere!”. Al fervor religioso se uniría el interés social y personal, y entre los cientos de clérigos y caballeros que tomaron las armas y los arreos, destaca un curioso personaje: Pedro el Ermitaño.

Más habituales serían los peregrinos en los siglos XVI y XVII, como el cordobés Alonso Gómez de Figueroa, que dedica su Alcázar imperial al Gran Capitán. O el vallisoletano Pedro Tafur, que detalla en su crónica del Monte Sión y otros lugares santos: “…al un canto de la ciadat en la mayor altura, e allí están muchos lugares donde Nuestro Señor fizo mucha maravilla”. La obra Viajeros españoles a Tierra santa, siglos XVI y XVII desvela el doble aspecto del paisaje y la espiritualidad.

Por su parte, el corpus Urbs beata Hierusalem recopila las hazañas de aquellos nobles caballeros del Siglo de Oro, cuando triunfaban la Jerusalén libertada de Torcuato Tasso o el Orlando Furioso de Ludovico Ariosto. ¿Y acaso no influyó en la espiritualidad teresiana todo ese contexto cultural? San Francisco haciéndole pensar a Saladino, Ignacio de Loyola, o Carlos de Foucauld en los Lugares Santos, hacen virar la historia.

La tierra de Jesús, otomanos y hebreos, está llena de contradicciones y similitudes, guerra y admiración mutua. Y en este tiempo de intolerancias, que surja una peregrinación adaptadas a enfermos y  personas con diversidad funcional, como la de la Hospitalidad Jesús de Nazaret, es más que una experiencia religiosa. A la vuelta os  cuento.

María Pilar Martínez Barca

(Heraldo de Aragón, "Tribuna", domingo 27 de noviembre de 2022).

28/11/2022 00:06 pilmarbarca Enlace permanente. La columna dominical No hay comentarios. Comentar.


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