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Sin nombre propio

Foto: www.guiarepsol.com
Mariano Esquillor, Carmen Serna, Miguel Luesma Castán, Miguel Labordeta, nombres de amigos y maestros y de calles. Una inmensa alegría y un honor; y un motivo de justicia. Reconocimiento, respeto, gratitud, son palabras que brotan como savia cuando entramos en el Parque Grande y leemos la inscripción de José Antonio Labordeta.
Nuestra cultura hace tiempo que supera la altura de los bordillos de las aceras, como escribía sobre la Zaragoza gusanera de los años 50 José María Aguirre, amigo de Manuel Pinillos. Del primero, ni una triste inscripción; del segundo, una pequeña bocacalle en la calle Valle de Broto. No me imagino quitando su nombre al andador Publio Cordón, ni por memoria, olvido o cambio de estrategia. Igual que no visualizo una Barcelona sin la estatua de Colón.
Cambiar a General Sueiro –donde por cierto convivía, amaba y creaba Manolo Pinillos con su esposa Margarita–, un general franquista, por un profesor doctor e historiador de la talla de José María Lacarra, aun lo puedo entender. O elegir al Padre Arrupe, más aperturista en apariencia, frente al Cadernal Gomá; aunque este pondría los puntos en las íes a D. Francisco en materia de libertad de prensa y asociación. ¿Pero en qué pecaron Santiago Bernabéu, Maeztu o Manolete para borrar sus nombres de la historia?
“No ha empezado todavía, era un compromiso la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, que intuimos no se está cumpliendo al cien por ciento en el callejero madrileño. […] Pero este plan no está en marcha de forma organizada y estructurada, no existe todavía como un plan concreto”, leemos en la página web Versión Original del Ayuntamiento de Madrid.
A ver, doña Manuela. Salvador Dalí es un símbolo universal de la pintura, como Santiago Bernabéu lo es en deporte entendido como juego, y no tanto negocio. Manolete, una tradición que hunde sus raíces en la por mucho que le pese piel de toro. Y Ramiro de Maeztu, escritor del 98, comprometido con España y Europa, fue asesinado al inicio de la Guerra Civil en una de las muchas sacas del bando republicano. ¿Cómo valorará la ciudadanía su alzheimer prematuro?
Bienvenido José Luis Abós. Pero no despidamos a Felipe.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 31 de julio de 2015).
Cámara en ristre

Foto: Heraldo
Morir con las botas puestas. Hoy sería con el móvil, la tablet o el smarphone. Pero no tiremos la toalla. Se trata de seguir defendiendo los derechos humanos contra viento y marea y horrores inimaginables. Como Antonio Pampliega, caballero andante de la comunicación desde los rincones más conflictivos del planeta; o sus compañeros Ángel Sastre y José Manuel López, desaparecidos hace casi un mes.
Escribir la palabra “coraje” en español, francés y árabe, se considera un delito capital. En Siria especialmente, no se andan con chiquitas ni leyes mordaza estatales. La lista asciende a 119 víctimas, según Periodistas Sin Fronteras; 27 bestialmente asesinadas. Tres imágenes en 2014 –dos estadounidenses y un japonés–, con sus saris naranjas, se nos grabaron para siempre en la retina.
Todo comenzaría en 2013 con el grupo yihadista Daesh –acrónimo de Estado Islámico–. Alá y sus dictados son intocables. Se lo enseña a su hijo uno de los responsables en captar a niñas y adolescentes para la causa. Demasiado arraigado en el subconsciente colectivo.
Creemos que nunca va a llegar, que con uno millones de euros nos salvamos. Y olvidamos que Al Ándalus es un punto de mira. Y no somos conscientes de que la persecución se nos mete al salón de nuestra casa. Y de que la decapitación no es solo religiosa.
La tortura puede ser mucho más lenta todavía, como el gota a gota sobre el cráneo del reo en antiguos palacios señoriales. Como la manipulación del pensamiento que describe Primo Levi en campos de exterminio. El uso de cortar cabezas –talentos, antes que talantes– se halla hoy extendido en cualquier orden: político, civil, religioso… ¿Por qué ocultar mi fe y la forma de expresarla en libertad?
Que los tres periodistas secuestrados en Siria corran la suerte de otros compañeros españoles que han vuelto a contarlo. Aquí sí, alianza de creencias. Que la simpática “internauta” Isis Chan siga poniendo su granito, cortando y saboreando sus frescas rajas de melón.
Pero siguen cortándose cabezas: el fotoperiodista Rubén Espinosa, en México; el socialista Carmona; las de tantos niños inocentes. ¿Hasta cuándo la decapitación global? San Lorenzo no olvida su Campana.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 7 de agosto de 2015).
San Lorenzo

Foto: Jesús Alba
El 31 de julio, en pleno Prelaurentis, estábamos en la plaza López Allué, mientras las Mairalesas de los barrios se disponían a recibir sus bandas. Poco después, un concierto de Versión Española en beneficio de ASAPME (Asociación Aragonesa Pro Salud Mental). Este año, como los políticos, elegí Huesca como lugar de vacaciones.
Más allá de la fiesta, de la visita a la ermita de Loreto, de jóvenes y no jóvenes que vibran en actos civiles, religiosos, musicales, taurinos… y del nuevo Gin tonic laurentino, Huesca también existe y permanece en su encanto.
San Pedro el Viejo, con sus arcos románicos, su claustro y su capilla de San Bartolomé, otro decapitado de la Historia, especialista en expulsar demonios a través de los siglos. La Catedral, con su retablo gótico y su óculo central, de Damián Forment, el autor del retablo del Pilar. Y sus santos patronos, San Vicente –asistente del tartamudo San Valero– y San Lorenzo el de la parrilla.
Plazas recoletas, tesoros más o menos a la vista… Como la maqueta de Sancho de Larrosa, el más célebre copista del “scriptorium” oscense; o el Museo Pedagógico de Aragón. La escuela del siglo XIX no era tan diferente a la de la segunda mitad del siglo XX, cuando los mapas eran esquemáticos, nos creíamos señores de los negritos y del sistema de pesas y medidas, y una bombilla amarilla o no saberse el Credo producían un eclipse.
Algunos artistas y profesores brillaban con luz propia. Como Ramón Acín, sacado de su casa junto a la esposa una noche de agosto. La campana de Huesca, escena recreada por José Casado de Alisal en 1880 y hoy expuesta en el Ayuntamiento, no es solo una leyenda. Como no son solo memoria las Pajaritas de Acín en el parque Miguel Servet. La Historia se repite como un péndulo.
Recogida en sus calles empedradas y su silencio, en su bello casco histórico, la vida parece detenerse. Sin embargo, de la piedra de los primeros reyes, levantada sobre antiguas ruinas visigodas y olvidadas mezquitas, al excelente mural de Antonio Saura en el techo de la Diputación, se abre un abismo de luz en el ser humano. Aceras, edificios, transportes accesibles, incluso desde Huesca a Zaragoza.
Del verde de la albahaca al blanco de la nieve y la pureza, San Lorenzo nos vela.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 14 de agosto de 2015).
Ensalada china

Foto: www.lavozlibre.com
Agosto, buen tiempo para las ensaladas variopintas y los comercios chinos, que nunca cierran. Mes propicio también para las vacaciones y las chapuzas domésticas, o esas pequeñas adaptaciones que muchos precisamos para andar por casa o llevar mejor el día a día.
El CRMF (Centro de Rehabilitación para Personas con Discapacidad Física) de Albacete, dependiente del IMSERSO, viene ya ocho veranos celebrando el Encuentro de Recursos de Bajo Coste. Se trata de crear ayudas técnicas caseras con algo de imaginación. Jugar al tenis de mesa, abrir tu casa con un pulsador o fabricar una rampa portátil, por ejemplo.
Es sentido común, reciclaje y ahorro sostenible y de bolsillo. Y ahora me tocaba encontrar un cojín nuevo para mi silla de escribir al ordenador. Sí, hay sillas de oficina, pero sin frenos. Y sillas de ruedas para casa, eléctricas o autopropulsables. Y el no va más, cómodas sillitas ergonómicas, con ruedas y con frenos, para sentarte junto a la familia o en tu mesa de trabajo. Son solo de mil a tres mil euros –leen ustedes bien–.
Yo he optado siempre por algo más doméstico: una silla de anea, a mi altura, en la que sentarme sola. Y la almohada se había desgastado por el uso. Recorrí varios chinos, los clásicos todo a 100, sin tener éxito. Hasta que recordé una de las tiendas mejor abastecidas de Zaragoza, y allá que me fui, ruedas para qué os quiero.
Quería un cojín. ¿De espuma o de fibra?, me preguntó la dependienta –todo esto entre señas y lenguaje digital, es decir, señalando con el dedo–. Almohadas demasiado altas, de sofá. No me servían. Elegí combinar una colchoneta de asiento, con hiladillos por detrás, más el relleno de fibra de un segundo cojín.
Faltaba algo: unos hiladillos para sujetarlo a las patas delanteras. Me dirigí a otro chino del barrio. No hubo forma de hacerme entender: aquello de “cinta estrecha de hilo o seda” no lo conocía. Ayudada por otra persona que compraba en la tienda –casualidad, trabajaba con personas con diversidad funcional–, al final la chica me sacó una banda algo ancha de tela y una bobina de hilo.
Debimos tocarle el corazón: la china expresó su deseo de apuntarse como voluntaria. ¡Lo que da de sí una silla!
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 21 de agosto e 2015).
Políticos independientes

Foto: www.derechoshumanosya.org. Pablo Echenique / Pablo Soto.
Abrirían camino Francisco Vañó, diputado del Congreso por el PP, y Teresa Perales, diputada en las Cortes de Aragón por el PAR. Se adaptaron escaños, hemiciclos y conciencias. “Para subir a mi escaño tuvieron que poner el ‘Montapacos’ que ahora también utilizan otros diputados que tienen problemas de movilidad temporales”, recuerda divertido Paco.
En mi breve trayectoria personal y periodística, he tenido la suerte de encontrarme con políticos diversos. En la revista Humanizar entrevistaba a Juan Carlos Remiro –que el año anterior me entregaba el Premio Tiflos–, Director General de Discapacidad en el Ministerio de Sanidad entonces socialista. “El mundo de la discapacidad es tremendamente heterogéneo”, comentaba. Me respondía asimismo Chuso Raga, alcalde por el PSOE de Bonrepòs i Mirambell (Valencia), tretrapléjico desde los quince años: capacidad, sentido del humor y compromiso, buenas dotes de mando. O Ángela Bachiller, edil popular de Valladolid con síndrome de Down: “Algunas personas como yo están incapacitadas para el voto, porque sus familias lo han decidido así”.
Después de ese bagaje, las palabras de Pablo Echenique suenan curiosas: “La asistencia funcional es algo muy personal. En el caso de Bruselas, era una tontería que el parlamento contratase a tres personas por un trabajo que mi mujer hacía y exploramos la posibilidad de que fuese ella que hiciese de asistente personal”. O las de Pablo Soto, concejal de Ahora Madrid: “Para que yo pueda seguir, alguien me tiene que ayudar y la mejor persona para hacerlo es mi mujer”.
Han saltado chispas en el Movimiento de Vida Independiente –¿”asistencia funcional”?–; entre mujeres con diversidad funcional: “Se perpetúa la desigualdad estructural ancestral entre varones y mujeres, condenando al papel sumiso y esclavizante de "eternas cuidadoras" a sus esposas” (Soledad Arnau, feminista y presidenta de IPADEVI). Y en muchas madres: “…yo adoro a mi hijo, pero no adoro ser mas madre que nadie ni dedicar mas horas que nadie a hacer de asistenta personal”.
Sus señorías, señores ediles, si no asistencia, al menos que los nuevos centros de salud sean accesibles para las camillas.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 28 de agosto de 2015).