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Más vida

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La semana pasada celebrábamos la Resurrección. ¿Vivió Matusalén 969 años? ¿Hipérbole literaria o cómputo según el calendario linar? ¿Tuvo Lázaro de Betania una segunda muerte como obispo y mártir de Chipre? El hijo de la viuda de Naim, la niña de Jairo… Todos ellos sin duda alcanzaron vida eterna en el Padre a través de la vida recobrada del Hijo.
Sin meterme en vericuetos teológicos –que doctores hay–, Jesús, el único ser humano de la Historia ajusticiado doblemente por flagelo y por crucifixión, es también el primero en descorrer la roca de la muerte e inundarnos, literal y físicamente a muchos, de un nuevo amanecer.
Respecto al más acá, medicina y tecnología han venido alargándonos unos cuantos años. Para 2030 se calcula hacia 1500 aragoneses centenarios –¿con ayuda a la Dependencia y una jubilación digna?–. A día de hoy una tercera parte, si bien han superado el siglo Marcela Zorroza Iglesias (108 años), Alfonsa Sánchez (107), Francisco Lumbreras Cuartero (106), Piedad Loriente (106) y Milagros Pérez Matute (105).
“Para llegar a esta edad hay que comer bien. Farinetas, judías, migas…”, afirma convencida Bienvenida Andrés Trasobares, que cumplía 107 primaveras días antes de Pascua. Nacía en Nigüela (Zaragoza), casi a la par de la botadura del Titanic. Su última superviviente presencial, la británica Millvina Dean, que moría a los 97 otoños sin poder apenas costearse la residencia.
“He trabajado lo que nadie sabe. Noche y día. Y ni he estado un día en cama. Un resfriado…”. Los colegios Luis Vives y Rosa Arjó la recuerdan, también la casa de Pedro Ramón y Cajal –hermano de Santiago–, en la calle Costa, y la Barcelona de aquellos años. ¿Algún gen religa a Bienvenida con Andresa Guerrero Ortiz (111), Galo Leoz Ortín –discípulo del Nobel– (110), Francisco Núñez, el “abuelo de España” (113) y Nabi Tajima (117 agostos)?
“Todo el mundo me ha querido mucho”. Dos matrimonios, tres hijas, de las que la cuidan dos, un montón de nietos y bisnietos. “He venido para que tengan vida, y vida en abundancia” (Jn. 10, 10). ¿El secreto de una gran pasión?
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 6 de abril de 2018).
Tres historias de a pie

Plaza Santo Domingo
Un señor con palomas y sin piernas. En la fuente se bañan gitanillos, niños de piel oscura y polacos. Han abierto una carnecería de rito musulmán. Un joven negro, de los de Poeta en Nueva York pero más aseado, echa su último denario en la cabina telefónica. Está rota.
–Algún día veréis algo muy gordo –dice mi tío, sentado en un banco de la plaza.
La tía ya no puede caminar, el Ebro queda lejos de sus ojos, y las agujas del reloj giran en sentido inverso, comenzando a marcar el camino de vuelta a la niñez. Cuando volví a mirarlos, ya no estaban.
Cada vez más ancianos, seguimos apoyándonos en viejos andadores. A la fuente no le quedan niños. La Noria me aproxima a su cielo.
(Enjambre. 36 relatos vividos en Aragón, Zaragoza, Editorial Comuniter, 2018).
Imagen y posverdad

Foto www.cnnespanol.cnn.com
En la era de la posverdad –“distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”–, una imagen vale más que mil palabras. Como toda la vida.
Este último domingo contemplábamos una escena de familia feliz: la abuela de la mano de las nietas, Leonor y Sofía, acompañadas de sus padres; también la otra hija con sus otros dos nietos, Froilán y Victoria Federica, que se inclina ante la soberana emérita. “Don Juan Carlos está bien, muy bien”. ¿Con qué impronta se queda el corazón?
Otro tema que ha chupado cámara es el de los papeles y títulos perdidos y los mensajes anónimos con datos oscuros. Vamos, que ni los archivos del Pentágono. Y es que los medios digitales –es decir, utilizados con el dedo– han superado con creces a los “mass media”. No sé dónde estará la luz, dicen que un certificado nunca se autodestruye. Pero los libros en papel se trituran al año de editados –claro, autores noveles, como ha confirmado Rosa Montero en alguna ocasión y he corroborado en carne propia–, ¿no podría desaparecer por arte de birlibirloque un diploma oficial? No hablamos de una licenciatura ni un doctorado.
Familia, instituciones de un país, educación… Lo ya execrable es manipular a menores sin derecho, ni reales ni siquiera soñados. Y masacrarlos –sacrificar en masa–, crimen de lesa humanidad. ¿Los rebeldes al régimen? ¿Rusia? ¿Israel y el americano? Se nos quedó la imagen en el alma: decenas, cientos de pequeños, como nuestros hijos, nietos y sobrinos, a los que se les enchufaban la manguera, porque se les abrasaban literalmente los ojos y se asfixiaban. Goteros, mascarillas, en un intento frenético de salvarlos entre una ruina y otra. ¿El retrato de un nuevo apocalipsis?
De la postmodernidad –todavía con t– a la posverdad no hemos avanzado. Veía por televisión una entrevista a Ouka Leele, fotógrafa y pintora. “Decidí retornar a la etapa más auténtica de mi vida, hasta los cinco años, y rodearme de niños”. ¿Les estamos robando, también, su paraíso íntimo?
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragon, "Tribuna", "Con DNI", viernes 13 de abril de 2018).
Nuestra vida, ese río

Foto rtve
“Nuestras vidas son los ríos / que van a dar en la mar, / (…) / allí los ríos caudales, / allí los otros medianos / y más chicos” (Jorge Manrique). Y es que la vida es cíclica a todas luces, mucho antes del siglo XV, pese al cambio climático. Justo el 10 de abril de 2000 –nació uno de mis sobrinos– caía en Zaragoza un diluvio como el del martes día 10, no veíamos tanta nieve en trece años, y en 2015 se desbordaba el Ebro.
En pueblos ribereños, Novillas, Pradilla, Cabañas de Ebro, Bquiñeni, la sangre no ha llegado al río, ni el río a los hogares; aunque vecinos con capacidades diferentes y de movilidad más reducida debieran de ser desalojados. Y algún residente de Monzalbarba trasladado hasta Sádaba, y de nuevo desubicado de su cotidianeidad. Y el miedo, por las veces pasadas, y lo incierto del futuro.
Disfrutamos, cubiertas las espaldas y un buen techo y pan para dormir tranquilos, contemplando cómo crecía el cauce, y los árboles más pequeños y sumergidos, como la mujer anfibia de “La forma del agua”. Aunque el Parque del Agua era jardín cerrado para todos, se suspendían maratones y los bomberos achicaban garajes y estancias bajeras de las familias más humildes.
Monrepós se hundía literalmente y bloqueaba el camino a Europa –el accidente en la vía alternativa solo registra daños materiales–. De Pastriz a Moveta, una nueva Venecia solo apta para góndolas. Cientos de reses muertas, miles de hectáreas malogradas para el agricultor, y el ecologismo que no casa con la realidad de a tierra. En estos quince años quince riadas, antes no.
Todo vuelve a su cauce, y en Alfocea el río no llegó a los tejados. Todo, excepto Manuel Lázaro, el pastor de Codos. O ese par de cadáveres aplastados por la roca corrida por la lluvia, entre Lérida y Huesca. “Recuerde el alma dormida, / avive el seso y despierte / contemplando / cómo se pasa la vida, / cómo se viene la muerte / tan callando”, cantó en las “Coplas por la muerte de su padre”. ¿Nos salva de la quema la muerte y la riada un vuelo a Chile? Diluvios, crecidas y poder siempre los hubo.
Ma0ría Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 20 de abril de 2018).
Capacidades diferentes

Foto Aránzazu Navarro/Heraldo
Parecen noticias contrapuestas. Por un lado, en Aragón, y Huesca en concreto, se respetan sentencias del TSJA de cubrir las reservas para alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo (Acneaes); por otro, se revocan cien plazas en la concertada. De una parte, entidades como Solcom (Asociación para la solidaridad comunitaria de las personas con diversidad funcional y la inclusión social) van logrando impulsar decretos de ley –Castilla La Mancha–, que regulen la inclusión educativa; de la otra, directores de centros especiales justifican las praxis incorrectas de las profesoras del Ramón y Cajal, en Madrid, a un niño autista de 8 años.
¿A qué carta nos quedamos? Que si fallo de protocolo y las familias no pidieron esas plazas, que si interés políticos o en los propios colegios… Santa Ana, San José de Calasanz, el Pompilano, Arcosur o San Jorge (Valdespartera II), Carmelitas, Agustinos, Salesianos… ¿Cuántas aulas con niñas y niños especiales?
En mi era, no precisamente antediluviana pero casi, los pequeños con discapacidad, física o intelectual, no íbamos a la escuela, y muchos no salían de sus casas. Y es cierto que colegios de curas y de monjas no estaban preparados, nadie nace aprendido, y menos en una época de supervivencia en la que hay que salir adelante como sea.
Santiago Ramón y Cajal no es nombre tendencioso y, sin embargo, en sus instituciones se dan también abusos –en todas partes cuecen habas–. No creo que Reír, llorar o enrabietarse sea motivo de que las profesoras traten a un niño a gritos o cachetadas. Y tampoco es justo que a “menores” de 3 a 21 se les meta en el mismo saco, y no en la comunidad.
Como me comentaba Luisa Gavasa en entrevista para Humanizar: “En mi tiempo a las personas con síndrome de Down se las ocultaba. He disfrutado con la grabación de “Campeones”. Pero aún falta”. ¿Alguien no especial? Einstein y Newton se dice que sufrían Asperger. ¿Conocemos la fuerza de Afile Evans, el bebé desconectado? A veces la riada trae también inclusión y sentido común, como en Pina de Ebro. No así en los políticos.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "Con DNI", viernes 27 de abril de 2018).