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Foto Humanizar
La fuerza de los límites
Desde mi sillón
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Cuando escribo estas líneas, estamos en alerta nacional. Nunca había pasado. La accesibilidad universal es de tabiques para adentro.
¿Qué me mantiene anclada a la ilusión? Tras un primer momento de negarlo y de shock, comprendí que podía transformarlo en un huerto interior, con todas mis plantas favoritas.
Crear es como un árbol que debe alimentarse cada día, con mimo, con paciencia, con mucho esfuerzo a veces para que el agua llegue a la raíz; nutriéndolo de dentro hacia afuera. Como criar a un hijo, entraña de tu entraña, e ir viéndolo crecer.
En el centro del árbol, la familia. El tronco más robusto de los padres; las ramas paralelas y más largas de mis hermanos; sus retoñillos frescos, que alientan de color y de esperanza nuestro futuro. También hay que regarlo más dentro de nosotros, y echar en él raíces.
Y crecen otros árboles, arbustos, enredaderas, flores. Amigos, conocidos, todas las relaciones que hemos ido plantando nos dan sombra y cobijo en momentos difíciles.
El ailanto, el olivo, la palmera, el ciprés… representarían la sed espiritual. Fundamental saciarla en tiempos de sequía. “Yo soy la vid; vosotros los sarmientos" (Juan, 15, 5)
Escribe mi pareja: “Riega y cuida la paciencia, que de sus frutos tenemos que comer”.
María Pilar Martínez Barca
A nuestro alcance
Belleza integral
Parece una sirena, aunque es licenciada en Psicología. Miss Nanchital, su ciudad natal, aspira a ser la mujer más hermosa de Veracruz. Aprendió a pisar fuerte desde niña.
M. P. M.
Ana Gabriela Molina nació sin brazos. Del griego a, ‘sin’ + melos, ‘miembro’, amelia significa ‘falta de miembro’, normalmente originada en el cuarto mes de gestación.
“He hecho mi vida como cualquier otra persona; cuando me veo al espejo se ve una discapacidad física, pero tengo 24 años viviendo con ella y he aprendido a vivir mi vida como cualquiera”, afirma Gabriela. Y es que el espejo le devuelve una imagen perfecta y bellísima de sí misma.
Reconoce haber tenido tropiezos, e incluso zancadillas. Y muchos amigos. Sus vídeos dibujando o comiendo con los pies se han hecho virales. “Lucho mucho por la inclusión, que se tome a las personas por iguales, ya sea por su condición, alguna discapacidad o por su físico, y ese es mi propósito”. Su independencia le ha valido para graduarse de psicóloga.
Valora el apoyo familiar, y de su madre. “Falta, y creo que ahí es donde debemos seguir trabajando, más educación en casa, inculcar la igualad a la niñez”. Dos nuevos objetivos: alcanzar el título de Miss Veracruz y hacerse perito criminalista. “En el concurso pasaré por lo mismo. Me van a evaluar de la misma manera que a todas las demás, y la ganadora representará al nacional en el Miss México”. Belleza y voluntad no tienen límites.
Podéis verla en Facebook, Twitter, Instagram… y seguirla en Google.
Más corazón
Ley de vida digna
El Segundo Congreso Europeo de Vida Independiente (Valencia, octubre 2018), sacaba la Proposición de Ley orgánica reguladora de la asistencia personal (Ley de Vida Independiente de las personas con diversidad funcional).
Partiendo de nuestra Constitución de 1978, la Convención de la ONU (2006) y de la Ley de Dependencia, se elaboró el texto: “En consecuencia, podrá disponer de asistencia personal para sí misma, ejercitando el autocuidado, y también para atender a terceros con vínculo afectivo, incluso para poder ejercer la maternidad o paternidad” (art. 2.4).
Se centra en la Prestación para la Autogestión de la Vida Independiente, las Oficinas de Vida Independiente y la concesión de los apoyos técnicos y financieros necesarios.
Contacto: forodevidaindependiente@yahoogroups.com.
M. P. M.
(Humanizar, Nº 170 --Madrid, mayo-junio 2020--).
Nuevo empleo

Foto B. Alquézar / Heraldo
Expertos inmobiliarios hablan de “regreso al futuro” en el ámbito laboral. Aunque esa sensación seguro que la tiene cualquier trabajador que haya vuelto a su puesto o su oficina en estos días. Tras dos largos meses de teletrabajo, cuidado de los hijos, desocupación total o síndrome de domingo eterno, volver a la rutina ya no es lo mismo. Quizá nunca lo sea.
Tomarse la temperatura al llegar al trabajo. El compañero a dos metros de distancia. La mascarilla a mano siempre por si las moscas. Hidrogel cada 15 minutos… Por mucho que sigamos las normas sanitarias, imprescindibles, a mí que no me digan que esto es muy “normal”. Claro, solo en la fase pre vacuna. Y también me pregunto: mientras se prueba en ratones y humanos, se elige el mejor método de inmunidad, se decide entre este o aquel país, la aprueban gobiernos y farmacéuticas, se comercializa, ¿cuántos meses, años, lustros podrían transcurrir? Seguramente, más de una persona hoy en activo se jubilará sin haber obtenido la respuesta.
Y aun así, quienes trabajamos, teletrabajamos, creamos, escribimos, tenemos una suerte inmensa. Un alto porcentaje de los conciudadanos con los que cohabitábamos en un país “estándar”, de clase media, en un estado de bienestar que nos aseguraba el día a día, se ha quedado, colgado del alambre o del ERTE, de un Ingreso Mínimo Vital o en la cola del hambre.
Bienvenidas las casi 300 medidas de todos los partidos y agentes aragoneses. El consenso político pro Nissan. Los hospitales, públicos o privados, que creen cientos de trabajos. Hosteleros, camareros, comerciantes, el mundo de la cultura o del deporte, creativos, tendremos que reinventarnos. Pero hay muchos yacimientos aún por explotar.
Las residencias que subsistan han de precisar más personal: auxiliares, servicio de limpieza, terapeutas, psicólogos, médicos, enfermeras, animadores socioculturales. La asistencia personal se hace imprescindible para llevar una vida mínimamente saludable en tu propio entorno. A 15 alumnos por aula, más profesores; y más apoyo para chavales con necesidades especiales, en centros inclusivos o especializados. Fondos para investigación, fundamental.
Escribía: “Despedir el pasado de hace apenas un mes. / Anclarnos en el presente, a cal y canto. / Esperar el reverso del futuro”. Se nos ha expoliado la primavera. Que no nos roben el pan.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El Meridiano", viernes 4 de junio de 2020).
Para normalidad

Foto Rafael Gobantes / Heraldo
El prefijo para- “significa ’junto a’, ’semejante a’”, según el Diccionario de la lengua española de la RAE. Paranormal, “que no puede ser explicado por los conocimientos científicos actuales, y es objeto de estudio de la parapsicología”. Parapsicología, “estudio de los fenómenos y comportamientos psicológicos, como la telepatía, las premoniciones, la levitación, etc., de cuya naturaleza y efectos no ha dado hasta ahora cuenta la psicología científica”.
Fenómenos, conocimientos, comportamientos paralelos a los más habituales. Y una, desde su ignorancia más galopante cada día, se pregunta si esto de los virus de la covid no tendrá que ver con llevar sayo y abrigo más allá del 40 de mayo; con las bolas de fuego que se ven de madrugada; con yacimientos de oro descubiertos entre Saturno y Marte, antiguos valles fluviales y lagos en este último, o incluso universos paralelos en los que el tiempo parece ir hacia atrás.
No sé si bulos o no, circulan por las redes. Que algo está pasando es evidente, para que aparezcan focas en las playas, los buitres agujereen aviones militares, ataquen en escuadrón a un ternerillo frente al clan matriarcal de la vacada, o cangrejos exóticos desafíen a los nativos de Aragón. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, un curioso cocodrilo da la nota y se oculta, como algunos políticos.
Mucho tiene que ver esta pandemia con la biodiversidad. Higiene de los aires y las aguas, no tirar mascarillas ni guantes a parques y ríos, más espacios verdes. ¿Cuántos animales y bacterias quedan por infectarnos? ¿Cuántos experimentos? Y la cadena del ser, o del sinsentido, llega hasta las colas del hambre, o las “cortes de los milagros”. Que se anuncia una recesión a la economía del 45, o una vuelta al crack americano del 29.
Carmen Romeo, entrañable profesora del instituto Goya, hoy jubilada, escribía en su blog, “Letras desde Moncade”, su relato “De la peste al coronavirus”: “… se acercó un poco más a mí y me contó que cada vez que un cometa se acerca mucho a la Tierra, su cola deja grandes desgracias. (…) Y que justo antes de llegar el coronavirus pasó un cometa que tenía una cola. Como la estrella que guió a los Reyes Magos que venían de Oriente”.
¿Nueva normalidad? Mejor realidades paralelas. Al menos, mientras llega la vacuna, o la hecatombe, que nos dejen soñar.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El Meridiano", viernes 12 de junio de 2020).
A un paso

Foto José Miguel Marco / Heraldo. Terraza café Montal, plaza San Felipe (Zaragoza).
Las terrazas ya pueden ocuparse al 75%, las piscinas ampliarán su aforo la próxima semana; estamos deseando comer fuera, disfrutar los primeros espectáculos, planificar unas vacaciones hasta ahora inviables. Los casos de decesos y contagios son menores. ¿Cerca el final del túnel? El mundo no goza todavía de salud, y si unimos la psicosis anti vacuna de distintas esferas… “Un, dos, tres. / Un pasito pa’lante, María. / Un, dos, tres. / Un pasito pa’ atrás”. Richy Martin no es el único que lo ve.
Hasta lograr el antídoto, todo irá paso a paso. No soy especialista, pero tengo los ojos y oídos bien abiertos. Se habla de Dexametaxona y otros fármacos para afecciones respiratorias, de antivirales combinados, de aplicación de otras vacunas, de tratamientos con plasma y placenta. Y de la GAVI o Alianza para la Vacunación (“The Vaccine Alliance”), donde cooperan la OMS, Unicef, el Banco Mundial, empresas farmacéuticas y gobiernos. Mientras surjan repuntes como en Pekín, o en una industria cárnica alemana, hay que ir “Despacito. / Quiero respirar tu cuello despacito”, como canta el portorriqueño Luis Fonsi.
Hay muchas ganas de salir, también en lo económico. Los alemanes llegaron a Mallorca y Francia tiende puentes por Bielsa y el Portalet. A esta enfermedad colectiva que venimos arrastrando no puede unirse más miseria, falta de empleo, empresas que se van al garete o ertes para la eternidad. Necesitamos respirar, durante dos o tres meses, para seguir pensando y crear entre todos un futuro sin duda diferente. Seguirá acompañándonos el Dúo Dinámico: “Resistiré, para seguir viviendo, / soportaré los golpes y jamás me rendiré”.
Estamos tristes. Las mascarillas, necesarias e higiénicas, no nos permiten broncearnos, mirar con amplitud el horizonte ni la comunicación –menos entre los sordos, que no leen los labios–. Además, venimos soportando un duelo inmenso, ¡a las muertes se unen tantas pérdidas! Más aulas para alumnos. ¿Y las capacidades diferentes? Las residencias no pueden ser lo mismo: una triste antesala. A un paso de tirar la toalla me viene la canción de Diego Torres: “Saber que se puede querer que se pueda, / quitarse los miedos, sacarlos afuera, / pintarse la cara, color esperanza, / Tentar al futuro con el corazón”. Hemos de sobrevivir.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El Meridiano", viernes 19 de junio de 2020).
Hogueras

Foto Francisco Javier Martínez Barca
Anteayer celebrábamos San Juan. La noche de su víspera no hubo hogueras, pese a que el solsticio de verano llegase puntualmente a su cita, ajeno a toda enfermedad de la tierra. En el hemisferio boreal estamos más cercanos al sol. ¿Será por eso que comenzamos a sentirnos algo más seguros?
Las fiestas patronales sorianas, dedicadas al toro y a San Juan, lo mismo que San Fermín y San Lorenzo, tampoco se dan cita. No está el horno para muchos bollos ni hay más cera que la que arde. Y con todo, enseres y simbolismos relacionados con el fuego dan mucho de sí, más en tiempos en los que necesitan una buena antorcha.
El origen no siempre es claro, de epidemias y fogatas. Se dice que si tienen que ver, las segundas, con costumbres paganas y con Zoroastro, el profeta persa de los siglos VII y VI antes de Cristo. Extraña mezcla de creencias, desde la Torre del Silencio, donde son llevados los cadáveres de niños, mujeres y hombres, expuestos a los buitres y calcinados sus huesos por el Sol; al emblema del fuego y de la luz, centro de la entonces nueva religión, que disipa las tinieblas de la ignorancia. El Zaratustra nietzchiano –así habló Zaratustra–: muerte de Dios, voluntad de poder, eterno retorno de lo mismo, nihilismo.
Y está la otra raíz, Zacarías, padre de Juan Bautista, predecesor de Jesús. Cuentan que encendió una hoguera cuando nació el hijo y sanó de la mudez. Y el tronco común vuelve a echar mil ramas diversas: atraer buena suerte, echar malos espíritus, hacerse fértiles las mujeres que desean parir, saltar nueve olas seguidas, siete veces por encima de las brasas, escribir los deseos, quemar los monigotes como símbolo de todo lo viejo que queremos olvidar y superar. Y este año, o los dos años próximos, nos queda mucho por prender y renovar.
Está la luminaria como tributo de buena cosecha, en agosto, relacionada con la Virgen, San Roque y las rogativas por la peste. Y está la otra vertiente, la confabulación de brujas, simples mujeres del pueblo instruidas por la naturaleza, y sus ritos de fuego, sol y agua.
Ritos de sanación y de clarividencia social, como los del profeta cantor: “Y con la resaca a cuestas / vuelve el pobre a su pobreza, / vuelve el rico a su riqueza / y el señor cura a sus misas” (Joan Manuel Serrar). ¿Es la hoguera catártica, mientras dure, de esa otra pandemia que nos viene?
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", "El Meridiano", viernes 26 de junio de 2020).