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Sender, la guerra y la mujer

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Desde hace 110 años celebramos el Día Internacional de la Mujer en Europa. Tampoco hemos podido celebrarlo en las calles, como nuestra cincomarzada, a los 185 años de nuestro levantamiento frente al ejército carlista. Aunque no falte la fiesta, la memoria ni los grandes autores, Galdós o Valle-Inclán.
En un tiempo de pandemia, las desgracias humanas no están ausentes. Disfrutábamos a finales de febrero, en el teatro Principal, Réquiem por un campesino español, de Ramón J. Sender –en el 120 aniversario de su nacimiento–; bajo la magistral dirección de Marian Pueo y la sublime adaptación teatral de Alfonso Plou. El aforo permitido lleno, la admiración del público.
Me llegaba un escrito casi inédito del autor de Imán, Mr. Witt en el cantón o Crónicas del alba. El artículo se publica en El Telegrama del Rif –que ha cumplido 110 años de su creación–, el 6 de septiembre de 1923, siendo Ramón José sargento de complemento del Regimiento Ceriñola 42, en Kandussi (Melilla), donde estaría cuatro meses.
“Antes de llegar a Segangan, veíamos las alturas de San Juan de las Minas y tomábamos como punto de referencia un blocaus que existe en la cúspide del penacho más pronunciado. Calculamos el tiempo que tardaríamos en llegar a la base: una hora” (“Psicología de la marcha”, en la sección “Arabescos”).
Topónimos, anécdotas, descansos… “El momento más interesante es este en que la aguja carraspea sobre el disco antes de iniciar la música” (“El gramófono”). Diez Arabescos entre 1922 y 1924, tras el desastre de Annual del 21.
Coetáneo a la génesis de Imán (1930), que termina en copla de cuplé: “El corazón de las mujeres / y las trompetas de la Fama / al ver pasar a los soldados, / repiten siempre: ¡Viva España!”.
José Marqués, mi cortés informante, citado a su vez por Juan Domínguez Lasierra en algunas páginas de HERALDO DE ARAGÓN, deudores ambos del escritor de Chalamera. Y Viance, precursor y compañero literario de Paco el del Molino. “Trata de contar la tragedia de Marruecos como pudo verla un soldado cualquiera de los que conmigo compartieron la campaña (Iman, nota a la primera edición).
”Conquista de la dignidad, guerra y pandemia, ¿tienen algo en común?
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", lunes 8 de marzo de 2021).
¿Vida más allá?

Foto Twitter @pflis
Ya Stephen Hawking prefijo que el futuro de la humanidad estará fuera de la tierra. Y la Greta, intentando aminorar la tragedia del cambio climático, nos dejó sorprendidos estupefactos. Pero no podíamos sospechar que Nostradamus, ¿médico y astrólogo? (Michel de Nötre-Dame, 1503-1556, boticario de profesión) augurase en sus cuartetas crípticas la pandemia de 2020 en Pau, Verona, Vicenza y Zaragoza: “Y en el año de los gemelos / surgirá una reina (corona-virus) / desde el oriente / que extenderá su plaga/de los seres de la noche (murciélagos) / a la Tierra de las siete colinas (Italia) / transformando en polvo/a los hombres del crepúsculo (ancianos), / para culminar en la sombra de la ruina (crisis económica)”.
Fórmulas poético-exotéricas de un iluminado del XVI, no exentas de belleza, se mezclan, en mentes fatigadas por la pandemia, con otras en principio más científicas. ¿Habrá más olas? ¿Qué cepa no respetará vacuna alguna? Bill Gates anuncia una epidemia gripal devastadora como la de 1918. La doctora Del Val habla de insectos…
¿Ha llegado la hora de la diáspora? Perseverance amartiza en el cráter Jezero y abrimos los ojos y los oídos como platos. Vida microbiana a una distancia infinito-infinitesimal –tiempo y espacio se mezclan en mi mente relativa–, rocas y regolitos, ¿llevaría un río misterioso al lago del edén? El medio ambiente marciano ha podido conservar seguramente signos de vida afianzada hace miles de millones de años”.
Un vehículo o rover espacial toma fotos y sonidos de Marte, no solo de los siete minutos de emoción y terror a su llegada, sino también de la inversión magnética o rotura temporal que provocó miles de extinciones, como en la Tierra: “A los primeros seres humanos que tuvieron que vivir aquel momento les debió de parecer el fin de los días” (Alan Cooper). Muerte de los neandertales, arte figurativo en las cuevas, glaciares de Norteamérica, desaparición masiva de la fauna de Australia y Tasmania…
¿Hay vida más allá? ¿La hubo en un tiempo? La cara de la Luna sí conserva las huellas de los primeros astronautas. ¿Viajaremos al planeta rojo antes de la próxima pandemia, o asteroide? Mientras, que nos dejen soñando.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Áragón, "Tribuna", viernes 12 de marzo de 2021).
365 días

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Este martes cumplíamos un año. El tiempo suficiente para que un bebé apague su primera vela con ayuda de papá y mamá. O para recordar a nuestro ser querido ya con cierto consuelo, pasado el trago duro. Ahora es diferente.
La edición de La danza de la muerte, con Natalio Bayo, Cinco horas con Mario con Lola Herrera o El funeral de Concha Velasco, en el Teatro de las Esquinas, el homenaje a Trinidad Ruiz Marcellán en el 50 aniversario de Olifante, el ciclo de Introducción a la Música en el Auditorio, la habitual torreznada anual en el Centro Soriano antes de la Cincomarzada, o “La llamada a lo salvaje”, la última película, con el perrito Buck, en la Alaska de la fiebre del oro del XIX, y Harrison Ford de protagonista. Parece que ha pasado un milenio.
Todavía incrédulos, nos reuníamos en la cafetería del hotel Reina Petronila; o comentábamos con el fotógrafo Rafael Navarro y una compañera: “Poco más que un catarro”. El 15 de marzo fue mi última escapada, al Parque Grande –un señor con su cachorro– y a ver a mi pareja. Un bicho insospechado vació las calles, frías, fantasmagóricas, surrealistas.
La tristeza se adueñó de todos. Nombres de conocidos de a los que no podíamos despedirnos. Mis hermanos convivían con los niños y su teletrabajo. Mis padres de 87 años y yo, unidad familiar. Las relaciones restringidas, el Skype, las celebraciones religiosas al Streaming. ¿Era el inicio de Un mundo feliz del ya clásico Huxley?
Obviamos aniversarios como los de Baroja, los Bécquer o Delibes. La esperanza lidiaba con la distopía y teorías conspiranoides. Tras dos meses, volvía a encontrarme con mi pareja en un súper con mascarilla y guantes. Los hospitales seguían colapsados, enfermos hacinados por el suelo. Reestrenamos el noviazgo y tardamos un mes más en que entrase en casa de mis padres.
Mi silla percibió mayor limitación social. Aun así, disfrutamos de unas breves vacaciones y de tres nuevos libros: De la noche al Ángelus, En luna llena y En cuentos con Rosa, con Rosa Montero gracias a Facebook. No todo ha sido negativo. Ahora la esperanza es la vacuna. Ojalá los ancianos y los jóvenes no hayan perdido el paraíso en este largo año de pandemia.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón, "Tribuna", viernes 19 de marzo de 2021).
Tiempo de pasión

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Hoy, Domingo de Ramos, seguimos celebrando mucho más la sombra de la Cruz que el Hosanna a la vida. Y en este tiempo de pandemia, de ausencias sin duelo y “cortes de los milagros” del siglo XXI, van colándosenos por lo bajinis leyes en torno a la educación y la vida, o su reverso.
Hace apenas unos días se aprobaba, en el pleno del Congreso, la Ley Orgánica que despenaliza la Eutanasia, por 202 a 141 goles, digo, votos. En principio, para “padecimiento grave, crónico e imposibilitante o enfermedad grave e incurable, causantes de un sufrimiento intolerable”. Por “una sociedad más humana y más justa”, y en aras de un progreso que no ha de tener freno y marcha atrás.
Ser español y estar empadronado, mayor de dieciocho, estar enfermo, sentirse morir hasta el infinito o padecer una discapacidad sin solución de cura. ¿Cuántos de nosotros no ha sufrido alguna vez momentos especialmente bajos? ¿Quién no tiraría la toalla? ¿Todos los santos subidos a los altares no tuvieron en su vida tentaciones? Y el propio Jesucristo: “… aparta de mí este cáliz”.
No quiero mezclar churras con merina, pero en la misma esencia del ser humano está evitar el sufrimiento. ¿Cuántos pequeños en situación de violencia no desearían terminar? ¿Y ancianos en la más absoluta soledad? Todavía, muchos grandes dependientes no tienen quien les levante y lave dignamente cada día –aún se debate si Ramón Sampedro no sería uno de ellos–.
No es el mejor momento, en cualquier caso. Decidir en libertad e igualdad de oportunidades, sí. Pero cuando ha habido más de 50.000 diversos funcionales abandonados, tantos mayores a los que se denegaba un respirador… ¿Sacarse de la manga una ley de eutanasia a la carta y a domicilio?
Claro, hay un comité de expertos que puede estudiar cada caso durante tres meses –¡como si alguien fuese experto en mi vida!--. Se puede solicitar hasta cuatro veces. “¿Cuáles son los porcentajes de los fallecidos “por eutanasia” que fueron inducidos a pedirla?” (José Carlos Bermejo, director del Centro de Humanización de la Salud). ¿Dónde la asistencia personal? ¿Y los cuidados paliativos? Un atajo a la muerte, las cosas por su nombre. La verdad nos hará libres.
María Pilar Martínez Barca
(Heraldo de Aragón "Tribuna", domingo 28 de marzo de 2021).